¿Cuáles son las causas y consecuencias de la desigualdad económica?, Vicente Royuela, doctor en economía de la Universidad de Barcelona y profesor asociado en economía aplicada de la misma institución, presentó un análisis sobre este tema que cada vez más preocupa a las sociedades contemporáneas, sobre todo por el impacto que puede tener sobre el crecimiento económico y el bienestar social.
Basándose en los índices de Gini, donde 0 corresponde la perfecta igualdad y 1 la completa desigualdad, Royuela expresó que en América Latina existen países con índices de desigualdad insoportables. Sin embargo, dijo que afortunadamente en muchos de estos países, incluido Colombia, está bajando la desigualdad de manera constante. En nuestro país este índice ha pasado de 0,58 en 2000 a 0,53 en 2015, aunque aún se encuentra lejos de 0,4, cifra que marca la salida de una desigualdad profunda.
Royuela exploró la desigualdad desde una dimensión que no se ha estudiado exhaustivamente: su aspecto regional. “¿Las desigualdad regionales importan? Sí. Mucha desigualdad está relacionada con el hecho de que yo haya nacido en Bogotá, Santa Marta, Medellín, Barranquilla o el Chocó. La desigualdad que observamos dentro de las ciudades es mucho más elevada y dramáticamente mucho más importante que la que se encuentra en los índices de países del mundo”, afirmó el economista.
Las regiones con ciudades más grandes, según Royuela, tienen una desigualdad más grande que regiones con ciudades pequeñas. Los procesos de migración a las ciudades, ajenos a cuestiones meramente económicas, son la causa de esto.
“En Colombia tenemos un ejemplo dramático por cuestiones de desplazamiento. Cuando las migraciones no tienen origen económico, va a haber un colapso en la ciudad de destino”, sostuvo Royuela, y afirmó que lo anterior requiere de soluciones como inversión en infraestructura, viviendas y salud.
El drama de la desigualdad se puede observar en muchas megaciudades de África, compuestas de grandes ‘favelas’. De acuerdo con Royuela, Europa no es ajena a procesos similares, como tampoco lo es a los problemas de corrupción que plagan a los países de Latinoamérica.
“Yo no creo que los colombianos sean menos corruptos que los alemanes. La diferencia es que en Alemania, en Noruega y Suecia tienen mecanismos para que las porquerías no les pasen del tobillo”, manifestó en referencia a cómo en estos países establecen controles rígidos para que la corrupción no afecte el buen funcionamiento del Estado.
Ahora bien, de acuerdo con el experto, no se trata de importar programas e instituciones que funcionaron en esos países para mantener a raya la corrupción. “Lo que tú tienes en otro entorno no lo vas a poder aplicar aquí, porque no tienes las mismas circunstancias”, expresó.
Para el español, una aproximación ideal en Colombia, es la propuesta por políticos que se ubican al centro del espectro político, como Sergio Fajardo, exalcalde de Medellín, quien propuso una política de “pocas manos y muchos ojos”.
“Yo no veo una manera perfecta de hacer estas cosas. Simplemente para evitar problemas, de potenciales situaciones de corrupción debe haber un proceso lo más transparente posible y alejar lo máximo a los potenciales beneficiarios en ayuda con respecto a la persona que finalmente tiene que tomar la decisión. Y creo que las soluciones tienen que ser con base a decisiones locales”, comentó.
Para alcanzar el 0,4 en el índice Gini, Colombia debe seguir con su proceso de desarrollo económico y humano. “Las políticas de fomento de la igualdad de oportunidades sobre todo en términos de educación son muy importantes”.
Agregó que en Colombia se tiene que aplicar una serie de medidas impositivas que permitan una redistribución de la renta, asegurando unos niveles básicos de subsistencia a la mayoría de la población “evidentemente relativos a cada región y entorno del país, pues este tipo de cuestiones suelen ser favorecedoras para la disminución”.
Prensa Cátedra Europa, Universidad del Norte
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