Miles de ecologistas y responsables gubernamentales inauguraron en Johannesburgo, la capital sudafricana, una conferencia internacional para proteger a las especies más amenazadas y combatir flagelos como el tráfico de marfil, animales y plantas exóticos.
El comercio ilegal es el mayor desafío de la Convención sobre el comercio internacional de especies en peligro (CITES), el objeto de esta reunión de 12 días de duración.
“Empezamos la reunión más larga en los 43 años de historia de la CITES. Vamos a revisar el control del comercio de unas 500 especies de animales salvajes y plantas. Son prioritarios el elefante africano, el rinoceronte, el pangolín, el tiburón sedoso…”, explicó el secretario general de la convención, John Scanlon.
Este comercio ilegal de especies representa un negocio de unos 20.000 millones de dólares anuales, según CITES.
La reunión examinará si hay que endurecer, suavizar o simplemente no aplicar controles en el tráfico de algunas especies, incluidos ciertos tipos de maderas exóticas.
Scanlon alabó el alto nivel de apoyo político mostrado en todo el mundo para luchar contra un comercio que por su importancia es comparable al de las armas o las drogas.
“Los niveles de explotación de algunas especies son altos y su tráfico puede diezmar sus poblaciones, e incluso llevar a la extinción de algunas” de ellas, explicó el presidente sudafricano Jacob Zuma al abrir la conferencia.
“No estamos haciendo lo suficiente”, advirtió el jefe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP), Erik Solheim.
Un total de 183 países o entidades han suscrito el acuerdo CITES.
El marfil, el oro de los furtivos
Una coalición de 29 países africanos pide la interrupción total del comercio del marfil para acabar con la caza ilegal de elefantes, pero otros delegados consideran que eso sólo hará aumentar los precios.
Un reciente estudio reveló que la población del elefante de la sabana se ha desplomado un 30% en siete años.
El acuerdo CITES prohíbe el comercio del marfil de elefante, pero Namibia y Zimbabue han hecho una propuesta para que se autorice la venta de los decomisos actuales, para ayudar a las comunidades que coexisten con estos animales.
Los países firmantes de la CITES también prohibieron el comercio de cuernos de rinoceronte hace 40 años, pero la caza furtiva vuelve a experimentar un alza en Sudáfrica.
Unos 5.000 rinocerontes blancos, lo que representa el 25% de la población total, han sido sacrificados en los últimos ocho años, en su gran mayoría en Sudáfrica, que alberga el 80% de la población total de esta especie.
Sus cuernos, compuestos de queratina como las uñas humanas, son muy apreciados y buscados en Asia, en donde la medicina tradicional les atribuye virtudes terapéuticas y afrodisíacas. En el mercado negro, el kilo cotiza más caro que el oro, hasta 60.000 dólares.
Pero China está actuando para zanjar la demanda doméstica de marfil. “China ha dado pasos significativos para combatir el comercio ilegal de animales”, dijo Scanlon a los periodistas, añadiendo que el país había empezado a procesar a personas implicadas en el comercio ilegal y a reducir la demanda cerrando mercados minoristas.
Se esperan intensos debates sobre la protección del palo de rosa, los tiburones o los pangolines, mamíferos nocturnos con el cuerpo recubierto de escamas.
El tráfico de todas especies “se está produciendo a escala industrial, alentado por grupos criminales internacionales”, advirtió Scanlon. AFP
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