Armado con una grapadora anaranjada y decenas de trozos de arpillera en los que se enredan raíces verdes, Mike Kane se adentra en el pantano para recuperar la orquídea fantasma, una de las flores más raras del mundo.
Esta rara flor que alguna vez abundó en el parque nacional de los Everglades, en Florida, ahora está en peligro de extinción y, según expertos, solo quedan 2.000 ejemplares en ese estado estadounidense.
La orquídea fantasma (Dendrophylax lindenii) también crece en Cuba, pero se desconoce cuántas hay en esa isla.
El robo furtivo, los pesticidas y la urbanización – que reduce la presencia de insectos que polinizan la planta – son las mayores amenazas de la orquídea, señala Mike Kane, profesor de horticultura ambiental de la Universidad de Florida, en el norte del estado.
“Las estamos perdiendo”, dice Kane, que encabeza el primer proyecto de este tipo para repoblar los pantanos de orquídeas.
En su laboratorio, el académico y sus estudiantes cultivan orquídeas, con semillas genéticamente diversas, que dejan crecer durante unos años antes de buscarles un nuevo paradero, bajo la sombra de fresnos y cipreses, en el fondo del Refugio Nacional de Vida Silvestre de Panther, en el sur del estado.
En este lugar, “la gente no puede venir y robar la flores y no pueden perturbar nuestros experimentos”, explica James Coopman, uno de los estudiantes de posgrado del laboratorio de Kane.
Con cuidado para no dañar las raíces y bajo el aleteo de mariposas, los dos hombres se turnan para fijar con una grapadora las mallas a los troncos de los árboles, mientras, no muy lejos de allí, un silencioso caimán se asoma al sol.
La malla se descompondrá, pero las telarañas de raíces de las orquídeas se aferrarán a la corteza de los árboles con la esperanza de sobrevivir en su nuevo hogar.
“La rociamos levemente y luego ya estamos listos”, dice Coopman, que explica que la misma flor se encarga del resto.
Este año han plantado 160 orquídeas. El año pasado fueron 80. Cuando volvieron al lugar unas pocas semanas después de haberlas plantado se sorprendieron de ver que la mayoría de las orquídeas habían sobrevivido.
“Lo habían logrado. Fue increíble”, relata Kane.
En el laboratorio de Kane, también se consiguió hacer que las orquídeas fantasma florezcan en el correr de tres años. Un logro asombroso, ya que en su hábitat natural tardan al menos 16 años en comenzar a hacerlo, si es que florecen.
Blanco de ladrones:
La orquídea fantasma, blanco de robos furtivos, rosó la fama con el libro “El ladrón de orquídeas” y su versión cinematográfica, protagonizada por Nicolás Cage y Meryl Streep.
Su erótica apariencia, sus tonos blancos y la manera en que se mueve en el viento seducen a los amantes de las orquídeas.
Florece solo una vez al año, normalmente durante algunas semanas en junio o julio, y tiene un único polinizador, la mariposa nocturna Cocytius antaeus.
La orquídea fantasma es difícil de cultivar y aún más difícil de mantener viva, especialmente fuera de su hábitat natural.
Hoy casi se ha extinguido porque “años atrás, la gente se las llevaba fuera del bosque (…) y las trasladaba a otros lugares del país para ser plantadas en los hogares”, explica Carl Lewis, director del Jardín Botánico Tropical Fairchild en Miami.
Lewis encabeza el Million Orchid Project (proyecto un millón de orquídeas), otro proyecto de conservación con el fin de restablecer ocho tipos de orquídeas raras en cinco años, incluida la orquídea fantasma, en espacios urbanos del sur de Florida.
“Se han llevado a tantas, que ya casi no nos quedan ningunas. Nuestra meta es tener tantas de ellas en las calles para que la gente pueda apreciarlas, y que quien quiera robárselas, tendrá tantas alrededor suyo, que no tendrá sentido”, dice Lewis, quien clona orquídeas fantasma en su laboratorio.
Mucho más que una flor:
En otros rincones de los Everglades, el biólogo Mike Owen vigila a 120 de las 380 orquídeas fantasma que han sido observadas en el Parque estatal de conservación Fakahatchee Strand.
Explica que le gustan porque son las flores que “llevan las de perder” en la naturaleza.
Según Owen, estas magníficas flores enfrentan un futuro incierto. En los últimos 15 años, tuvo conocimiento de que nueve fueron robadas, otras dos decenas murieron por causas naturales.
Owen y sus colegas están elaborando una lista de todos los ejemplares que se conocen de la especie en la región, con la esperanza de que algún día gracias a estos datos se pueda decretar la protección federal de una especie en peligro de extinción, indica el biólogo.
Con este tipo de protección “las leyes son mucho más duras y las multas también”, explica.
Los científicos que buscan preservar esta rara orquídea dicen que se trata de algo más que una flor.
“Comprender cómo crecen, cómo reintroducirlas, es un fundamento muy importante para la conservación”, concluye. AFP
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