Catatumbo, feudo de grupos armados sin control total del Gobierno colombiano

La desaparición de los periodistas Diego D’ Pablos y Carlos Melo en la región colombiana del Catatumbo, donde cubrían el caso de la reportera española Salud Hernández-Mora, ha puesto de manifiesto la debilidad del Gobierno en la zona, feudo de guerrillas y otros grupos armados.

El Catatumbo, en el departamento de Norte de Santander, fronterizo con Venezuela, es una de las zonas más peligrosas de Colombia, siendo los cultivos de coca el principal elemento que contribuye a la inseguridad, además de la extorsión y el contrabando de gasolina, pues por su control se han enfrentado durante décadas los grupos armados del país.

Según el último informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc), entre 2013 y 2014 el Catatumbo contaba con un área productiva estimada de 7.658 hectáreas de coca, y durante ese periodo tuvo una capacidad de producción de 42.100 toneladas métricas de la planta.


Salud Hernandez-Mora

AFP PHOTO / GUILLERMO LEGARIA


Con semejante pastel en juego, en la región conviven actualmente cuatro estructuras del Ejército de Liberación Nacional (ELN), tres de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y un reducto del Ejército Popular de Liberación (EPL). Además de esas guerrillas, también operan dos bandas criminales de origen paramilitar, el Clan Úsuga y Los Rastrojos, explicó el analista del conflicto armado Ariel Ávila. “Mucha población allá vive de economías ilegales, porque no tienen otra alternativa”, describió el experto de la Fundación Paz y Reconciliación.

Ávila asegura que solo hay tres formas de ir al Catatumbo: “o lo acompaña a uno la comunidad, o uno va acompañado de un grupo armado ilegal o acompañado de la Fuerza Pública”.

“Se puede llegar a la cabecera urbana tranquilamente, pero de ahí para arriba sí es muy difícil. A (la vereda de) Filogringo, si usted no va con permiso de los actores ilegales usted no llega”, afirmó.

Precisamente Filogringo es el último destino conocido de Hernández, que llevaba semanas en la zona recabando información para un reportaje sobre cultivos ilícitos. Para encontrarla se puso en marcha un amplio despliegue militar y policial, sin que sin embargo se sepan, al menos oficialmente, detalles sobre el posible paradero de Hernández o si efectivamente se encuentra secuestrada.

No obstante, este refuerzo de fuerzas de seguridad no ha impedido que otros dos reporteros del canal RCN desaparecieran anoche en la misma zona cuando cubrían el caso de la reportera española, algo que ha acentuado aún más la percepción de que el área está fuera del control del Estado.

Según informaciones de la Defensoría del Pueblo, estos periodistas, al igual que tres más que recuperaron la libertad, “fueron despojados de sus equipos de trabajo como cámaras y teléfonos celulares”.

Los liberados, que son de Caracol Televisión, dijeron haber sido retenidos durante horas por personas que se identificaron como guerrilleros del ELN y que, aunque reconocieron no haber estado con sus colegas de RCN, “sí supieron que el ELN también los tenía en su poder”.

La reacción del gremio periodístico colombiano ha sido unánime y enérgica al condenar lo ocurrido, pedir la liberación de sus compañeros y resaltar lo peligroso que resulta trabajar en el Catatumbo, cuyos riesgos han vuelto a pasar a primer plano.

“El Catatumbo se convirtió en un territorio en el que los periodistas no podemos entrar sin sufrir agresiones”, dijo la directora del Canal Internacional de Noticias NTN24, Claudia Gurisatti, en tanto que el responsable de Noticias Caracol, Juan Roberto Vargas, aseguró que ha quedado “demostrado que esa zona es limitada para la prensa”.

Mientras, el Estado colombiano exhibe una cautela que el domingo se interpretó como lógica en las primeras horas de la ausencia de Salud Hernández pero que hoy, con dos nuevas desapariciones, desconcierta a numerosos sectores del país. A falta de que los comandantes del Ejército y de la Policía, enviados hoy por el presidente Juan Manuel Santos al Catatumbo, reporten resultados, los datos sobre la posible situación de los tres periodistas desaparecidos siguen llegando por los medios de comunicación.

La última pista aparente, publicada por la emisora Blu Radio, es una presunta comunicación del ELN que, aseguran, ha sido confirmada por “fuentes oficiales” y en la que se oye cómo guerrilleros de ese grupo armado hablan “de una periodista que tienen en su poder y están moviendo entre sus frentes”. EFE


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