Policías federales detuvieron este martes al exalcalde de Iguala, José Luis Abarca, y su esposa, acusados de ordenar los ataques de septiembre contra estudiantes que acabaron con 43 desaparecidos, suscitando esperanzas de que ambos puedan aclarar la suerte de estos jóvenes. “Las investigaciones continúan avanzando de manera importante. Espero que en pocos próximos días podamos darles una información mayor y más profunda”, dijo el fiscal general, Jesús Murillo Karam, en un mensaje a medios en el que confirmó la captura de la pareja en un populoso barrio de Ciudad de México.
El gobierno ha detenido al menos a 59 personas por este crimen que ha levantado una indignación sin precedentes en los últimos años en México y motivado reclamos internacionales como los de la ONU y Estados Unidos. La presión, no obstante, se centra en dar con los 43 estudiantes que desaparecieron la noche del 26 de septiembre en Iguala (Guerrero, sur) tras ser víctimas de unos ataques a tiros por policías locales y sicarios del cártel narcotraficante Guerreros Unidos que también causaron seis muertos.
Antes de la conferencia, la fiscalía recibió a decenas de familiares y compañeros de los jóvenes, quienes exigen su aparición con vida. “Espero que esta detención contribuya al esclarecimiento de la investigación”, manifestó el presidente Enrique Peña Nieto, en referencia a la captura de la pareja, acusada de colocar el poder público de Iguala al servicio de los Guerreros Unidos. Un fuerte operativo de la policía federal irrumpió hacia las 02H30 del martes en una vivienda del barrio capitalino de Iztapalapa para atrapar a Abarca y su esposa María de los Ángeles Pineda “sin efectuar un solo disparo”, explicó Murillo Karam.
Equipos de inteligencia tenían ubicados tres inmuebles de Iztapalapa en los que sospechaban que podrían ocultarse. La policía también detuvo a la joven Noemí Berumen Rodríguez en otro punto de Iztapalapa acusada de ayudar a la pareja a esconderse.
“La pareja imperial”: Abarca y Pineda, bautizados en Iguala como “La pareja imperial” por su poder y ostentación, eran conocidos por vestir ropa cara y ataviarse de oro. En su corta carrera política, Abarca afincó un imperio joyero en Iguala, donde era un secreto a voces su tenebrosa relación con el crimen organizado. Después de su fuga se supo que el alcalde, elegido en 2012 por el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), fue investigado en varias ocasiones desde 2010 por presuntos nexos con la delincuencia organizada y que está acusado del homicidio de un líder campesino en 2013. Pineda, de su lado, es hermana de tres narcotraficantes y fue señalada por la fiscalía de ser la principal operadora de los Guerreros Unidos entre las autoridades de Iguala. Pineda aspiraba a suceder en 2015 a su esposo en esta importante alcaldía de la empobrecida y violenta región de Guerrero.
Fuente: AFP
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