Por: Francisco Manrique
En días pasados tuve la oportunidad de escuchar a John Sudarsky, ex senador, empresario e investigador social, sobre los resultados de la nueva medición que se ha realizado del Capital Social en Colombia. Motivado por esta presentación, me puse a investigar y a hacer algunas reflexiones que unen este tema, con los retos que tenemos hacia adelante los colombianos como sociedad.
En el camino de buscar información, me encontré con el libro de Robert Putman: “Bettter together, restoring the American community”, en el cual describe varios ejemplos en los Estados Unidos donde se evidencia la gran importancia de la construcción del Capital Social en una comunidad. Y al igual que “Trust” de Francis Fukuyama, otro libro obligado sobre la materia, ambos autores demuestran la gran relevancia que tiene el tema para una sociedad.
Para darle un mejor contexto al lector, es importante entender que hay una tendencia de gran impacto en el mundo en el siglo XXI: la interdependencia. La tecnología y la facilidad del transporte, hace que los seres humanos estén cada vez más cercanos, porque la distancia dejó de ser una barrera. Pero además, vivimos en un sistema cada vez mas complejo e interconectado, donde lo que suceda en una región, puede tener rápidamente un alto impacto en otras partes del mundo. Los cambios climáticos, la crisis financiera, los actos terroristas, el EBOLA, son apenas algunos ejemplos que sustentan mi afirmación.
Y el problema con la interdependencia de hoy, es que su impacto va a ser aun mayor hacia adelante. Hoy somos 7000 millones de personas en el planeta, pero en pocos años, esta cifra llegará a 10.000 millones !!!. Es decir, cada vez habrá más gente, y por lo tanto, más posibilidades de conexión y de contacto.
En un entorno como el descrito, será cada vez mas importante el arte de la construcción de las relaciones productivas, donde el tener la capacidad de colaborar para lograr fines comunes, y enfrentar problemas complejos como los mencionados, será cada vez más una necesidad para la sociedad.
El concepto del “llanero solitario” , en un entorno de gran complejidad, será cada vez más riesgoso. La necesidad de lograr acuerdos, construir una visión común, encontrar formas para manejar las diferencias de manera no violenta, incluir a personas con puntos de vista distintos, experiencias y antecedentes muy diferentes, se convierte en un imperativo para cualquier comunidad que quiera progresar.
Dado que lo descrito hasta aquí es una tendencia creciente a nivel mundial, hay que entender como se puede enfrentar esta realidad de la mejor manera. Aquí nace la importancia del concepto de Capital Social. Veamos.
Una forma de ver qué significa el capital social está basado en el valor colectivo de las redes sociales y la inclinación que surge de estas redes, a realizar acciones en beneficio de sus miembros, y de acuerdo a unas reglas aceptadas de reciprocidad.
Robert Putman, es uno de los investigadores más reconocidos en esta materia. En uno de sus escritos, citados por Sudarsky, afirmaba: el capital social consiste en aquellas “características de la vida social, traducidas en la forma de normas de reciprocidad, redes, asociatividad, confianza y compromiso cívico que mejoran la eficacia de la sociedad facilitando la acción coordinada entre sus miembros”.
Aquí cabe resaltar varios aspectos del planteamiento de Putman. El primero de ellos se relaciona con la expectativa de la reciprocidad. Es decir, que una persona que es miembro de una comunidad donde hay un nivel alto de capital social, puede esperar acciones constructivas de otros en la medida en que es una norma, aceptada entre todos. En el Silicon Valley en California, existe el concepto de “pagar más adelante”, que traducido significa que, hoy yo hago algo por alguien, con la expectativa de que mas adelante habrá una retribución similar. Dar para después recibir, comportamiento que es bastante escaso en nuestro medio.
El segundo concepto que quiero resaltar es el de la confianza. Este es el pegante que permite construir capital social. Textualmente, Fukuyama define así el tema: “Confianza es la expectativa que surge en una comunidad con un comportamiento ordenado, honrado y de cooperación, basándose en normas compartidas por todos los miembros que la integran. Estas normas pueden referirse a cuestiones de “valor” profundo, como la naturaleza de Dios o la justicia, pero engloban también las normas deontológicas como las profesionales y códigos de comportamiento”.
En otras palabras, la confianza se fundamenta en la expectativa de que la otra persona se va a comportar de acuerdo a unas normas compartidas entre las partes. En mi blog anterior explique el tema de la Ética. Ahora que estoy hablando de la confianza, hay una clara relación entre los dos. Finalmente, la Ética entendida como el marco de valores y de normas que ayudan a forjar el carácter de un individuo, es la base fundamental para la construcción de la confianza. Y este concepto es crítico en el desarrollo del capital social.
Otro elemento que vale la pena resaltar en la definición de Putman, es el de las redes. Partiendo de la confianza, es posible tejer una red de relaciones para lograr unos propósitos compartidos por parte de los miembros de una comunidad. Hoy en día la tecnología es un gran habilitador para este fin, que es otro elemento vital en la construcción de capital social.
Y finalmente, Putman trae el concepto de compromiso cívico. Este se traduce normalmente, no solo en el voto, sino en la disposición a participar voluntariamente en diferentes iniciativas que afectan en bien común. De nuevo, en sitios como San Diego, se encuentran muchas personas dispuestas a devolverle a su comunidad como reconocimiento de que han sido beneficiarios de ella. Esto implica tener una visión mucho más amplia que va más allá de sus propios intereses, para entender que se requiere su participación para la construcción y sostenibilidad de iniciativas ambiciosas que beneficien a todos.
El concepto del voluntariado es la mejor forma de expresión de esta visión de aporte colectivo. Curiosamente se ve mucho más en los grupos que se forman para ayudar en procesos de auto construcción en barrios populares. Es mucho más difícil que la gente done voluntariamente parte de su tiempo en grupos de altos ingresos. Sin embargo, son estos grupos donde mas se hacen críticas pero hay muy poca disposición para arremangarse y ayudar a cambiar la realidad. Como lo muestra Sudarsky en su informe, es muy preocupante la tendencia decreciente del interés de la gente en Colombia, en participar en acciones voluntarias.
El problema con esta situación,como lo he explicado, es que la creciente complejidad requiere cada vez mas de acciones colaborativas, especialmente cuando se tratan de construir instituciones sofisticadas que buscan beneficiar a una comunidad en general, así como a sus miembros a nivel individual. Pero para esto se requiere una mentalidad especial: primero dar para después recibir, como lo demuestra el caso mencionado del Silicon Valley y el de San Diego California.
Por las razones anteriores, es muy importante entender que, el desarrollo de capital social, agrega muchísimo valor a quienes forman parte de la red de relaciones que se tejen en una comunidad, inclusive a quienes interactúan con ella desde el exterior. Esto sucede a través de diferentes canales que cambian la mentalidad del ” Yo” al de ” Nosotros”: flujos de información, redes de colaboración para lograr acciones colectivas,
Ejemplos de capital social se pueden ver en muchos espacios. Cuando en una comunidad unida se comercia sobre la base de la palabra del otro, quien se compromete a cumplir lo ofrecido. Otros ejemplos: cuando un grupo de vecinos acepta estar pendientes de la propiedad de uno de ellos mientras este está ausente, o cuando un grupo de empresarios donan de buen agrado su tiempo, participando activamente en diferentes espacios para apoyar un proyecto colectivo. En nuestro medio hay ejemplos interesantes como “los colectivos” que se forman alrededor del arte y de la música, o el de los grupos de apoyo para víctimas de una enfermedad o de un desastre.
Como se puede observar, el tema es vital para la construcción de la nueva narrativa que colombia necesita, en especial si quiere tener fundamentos sólidos para que florezca una cultura de innovacion sustentada en normas éticas que valoran la confianza, la colaboración, la inclusión, la diversidad y el riesgo. Todos estos valores, que definen normas de comportamiento, están presentes en las investigaciones realizadas hechas por expertos sobre capital social, como los ya citados.
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