Cambios ambientales que afectan al plancton del Mediterráneo hacen adelgazar y achicarse a anchoas y sardinas, dos especies que ocupan un importante lugar en la cadena alimenticia, según un estudio presentado el sábado en el sur de Francia.
En 10 años, de 2005 a 2015, la biomasa de anchoas y sardinas se dividió por tres en el Mediterráneo. Globalmente, no disminuyó el número de peces, sino su tamaño. Las sardinas pasaron de 15 a 11 centímetros: Claire Saraux, coordinadora del proyecto EcoPelGol, e investigadora del Instituto Francés de Investigación para la Explotación del Mar (IFREMER).
Así, se pasó de 200.000 toneladas de sardinas a menos de 67.000.
El proyecto EcoPelGol, que asocia a científicos con pescadores, analizó desde fines de 2012 hasta fines de 2015 las fluctuaciones de los bancos de estos peces en el Golfo de León, frente a las costas de Francia.
Según los científicos, los culpables de esta reducción de tamaño de sardinas y anchoas no son los atunes rojos depredadores ni un agente patógeno, sino “un cambio del plancton con el que se alimentan, el cual es menos energético que antes”, puntualizó Saraux.
“Esta pérdida de calidad se debe a cambios medioambientales de tres tipos: temperatura, caudal de los ríos y contaminación”, agregó.
Según Saraux, estos cambios preocupan a los pescadores franceses, ya que 50% del pescado del Mediterráneo son sardinas y anchoas, pero no hay mercado para vender pescados pequeños y flacos.
Las sardinas y las anchoas forman parte de los peces pelágicos, que viven en zonas alejadas de la costa, y ocupan un importante lugar en la cadena alimenticia. AFP
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