Por: Kevin Trublet.
En diez años, el bitcóin ha logrado hacerse un lugar en el mundo financiero y la escena mediática. Pero entender su funcionamiento no siempre es fácil para los profanos.
¿Qué es el bitcóin?
Se lo considera la primera y principal criptomoneda descentralizada, es decir una moneda totalmente virtual que utiliza la criptografía para garantizar la seguridad de las transacciones. Nacida tras la crisis financiera de 2008, promovía un ideal libertario y ambicionaba poner en jaque a las instituciones monetarias y financieras tradicionales.
Hay actualmente unos 17,3 millones de bitcoines en circulación pero la masa monetaria no deja de aumentar con la continua emisión de nuevas unidades.
Sin embargo, en el momento de su creación se fijó un techo y el número de bitcoines no podrá nunca superar los 21 millones.
Tras su creación en 2009, surgieron otras muchas criptomonedas y hoy en día existen más de 2.000, según la página web especializada coinmarketcap.
¿Cómo funciona?
El bitcóin es una criptomoneda descentralizada que no reposa en ninguna autoridad monetaria como ocurre con las divisas tradicionales, gestionadas por los bancos centrales.
Para garantizar la fiabilidad de las transacciones, el bitcóin utiliza la “blockchain”, o cadena de bloques, un registro compartido de forma permanente entre millones de usuarios.
Cada diez minutos aproximadamente se emite un nuevo bloque que integra el detalle de las últimas transacciones efectuadas. También incluye un “resumen” del bloque precedente, que consiste en una serie de caracteres obtenidos gracias a una función informática.
Si se modificase un bloque antiguo, también se alteraría su “resumen” implicando una modificación en el bloque siguiente y así sucesivamente. Por lo tanto, para falsear la cadena habría que modificar la totalidad de los bloques (más de 545.000) y convencer a la mayoría de usuarios que poseen una copia de la “blockchain” de que aceptasen la nueva versión. Una tarea en teoría imposible.
¿Cómo obtenerlo?
Hay dos maneras de obtener bitcoines. Históricamente había que efectuar lo que los programadores denominan “minería”, una serie de cálculos informáticos que daban lugar a una recompensa en bitcoines.
Para garantizar la estabilidad de la cadena de bloques se necesita que un cierto número de ordenadores posean las copias y estén conectados en red. Para comprobar su presencia, el sistema les planea un enigma informático que necesita un potente cálculo.
La máquina que resuelve el enigma gana el derecho a validar el nuevo bloque y recibe una recompensa en bitcoines por esta acción.
Pero con la disparada de su precio, el número de mineros creció y las probabilidades de ser el elegido se redujeron considerablemente. Hoy en día, para “minar” se requiere material de último grito y el gasto en electricidad generado por la operación pude superar con mucho la cantidad que se gana.
Alguien que quiera adquirir bitcoines también puede pasar por una plataforma de cambio y comprarlos utilizando monedas tradicionales. Los fondos quedan después en una cartera virtual protegida.
Pero el incremento de la piratería ha sembrado dudas sobre la seguridad de estas plataformas y se recomienda a los usuarios colocar los fondos en una cartera no conectada.
¿Qué se puede comprar con ellos?
Al principio, la criptomoneda se utilizaba mayoritariamente en el “dark net” (la cara oculta de internet cuyo contenido no figura en los buscadores clásicos) para comprar productos ilícitos como droga o armas.
Pero con el tiempo y su creciente renombre, varios restaurantes y comercios empezaron a aceptar los bitcoines, principalmente en las grandes ciudades. También entraron en el juego algunas web de comercio en línea, aunque varias empresas dieron después marcha atrás, como Valve, un distribuidor de videojuegos.
La volatilidad de esta criptomoneda sigue siendo un obstáculo para su adopción y muchos propietarios la utilizan con fines especulativos.
Otro importante obstáculo: el tiempo de validación de la transacción.
En función de la congestión del tráfico en la red, la confirmación de un pago puede tardar entre unos minutos y varias horas.
Incluso sus adeptos lo reconocen: estamos aún lejos de una adopción masiva del bitcóin como moneda de cambio y si eso ocurriera no sería antes de muchos años.
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