Por: César Lorduy.
Desde mediados de 2014 cayeron de manera drástica los precios internacionales del petróleo a niveles que han comprometido significativamente los ingresos de Colombia y afectado la exploración y la producción de hidrocarburos.
Si a lo anterior se suma el latente riesgo de que se agoten las reservas de los recursos energéticos no renovables antes de que encontremos nuevas fuentes de los mismos, hay que ver con buenos ojos los esfuerzos de los ministerios de Minas, Comercio y Ambiente, y de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), para garantizarles a los colombianos la autosostenibilidad energética que hemos tenido.
Muchas son, y serán, las tareas para alcanzar lo anterior. Algunas de ellas ya se lograron, tales como: la regulación de la organización y el funcionamiento del Sistema General de Regalías; el establecimiento de los criterios y procedimientos para la exploración y explotación de hidrocarburos en yacimientos convencionales continentales y costa afuera; la flexibilización, en la actual coyuntura, del reglamento de contratación para exploración y explotación; la creación de zonas francas permanentes costa afuera para actividades de hidrocarburos; la reglamentación de las Unidades Ambientales Costeras, y el Pipe Hidrocarburifero que busca igualar las condiciones de las garantías para todos los contratos e incentivar el desarrollo costa afuera, a través de un ajuste en los contratos firmados antes de 2014.
En ese escenario, la ANH celebró en agosto de 2014 una nueva Ronda Colombia –la octava– con el propósito de ofertar nuevos bloques para exploración y explotación de hidrocarburos, adjudicándose en la cuenca de la Costa Caribe 5 bloques, para un total de 22, que según estudios citados por la ANH, tienen un potencial de recursos que podrían multiplicar por seis las reservas de crudo y triplicar las de gas. Un primer gran resultado ya lo obtuvo Petrobras, Ecopetrol y Repsol, al descubrir hidrocarburos en aguas profundas del Caribe colombiano en el Pozo Orca-1, Bloque Tayrona.
De manera que jugadores de talla mundial como Shell, Repsol, Ecopetrol, Anadarko, ExxonMobil, Statoil, Petrobras y otros realizarán en nuestro mar territorial las actividades para extraer el petróleo o el gas natural que allí encuentren. Esto moverá la economía regional de forma considerable, teniendo en cuenta que esas inversiones sumarán unos USD1.400 millones, cifra que podría incrementarse dependiendo de los resultados.
Esos jugadores requerirán hoteles, puertos, bodegas, barcazas, remolcadores, manejo de residuos, mano de obra súper calificada, servicios de aduana y suministro de toda clase de bienes, desde la comida hasta equipos de ferretería de alta complejidad, y lo necesario para atender las plataformas costa afuera. Pero, además, necesitarán una o varias áreas en el continente, como parte de la base o de la zona franca.
Por eso Barranquilla tiene una gran apuesta por delante: mostrar los méritos que tiene para ser la base offshore de todas esas operaciones. Con la Alcaldía a la cabeza, muy de la mano de la Andi, Probarranquilla y la Cámara de Comercio, debemos hacer una ronda para ofrecerles y proponerles a dichos inversionistas que se muevan y se queden en la ciudad.
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