Piñas con forma de granada, campesinos desplazados y claveles saliendo de fusiles: en Bogotá, el arte urbano refleja la guerra en Colombia, pero también las ansias de paz para acabar con un conflicto armado interno de medio siglo.
La posibilidad de que se selle un acuerdo entre el gobierno y las comunistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), principal guerrilla del país, ha inspirado a artistas callejeros, según contaron algunos de ellos bajo condición de anonimato.
Así, además de sus murales de colores desvaídos, DjLu, famoso por sus pictogramas pacifistas, salpica por el centro de la ciudad dibujos en blanco y negro de soldados disparando corazones o de una avispa con carabinas como antenas.
“Me interesaba emitir un mensaje que abriera mentes”, dice este profesor de artes plásticas de la Universidad Católica de Colombia, que se define como un “servidor de la paz” y cree que sus emoticonos son “directos y abordables” y que la calle es el mejor escaparate para difundirlos.
“No soy un tipo que ha sido desplazado por el conflicto, hay que tenerlo claro. Pero simplemente soy humano, y como humano creo que el conflicto es absurdo”, afirma, sobre la conflagración interna que se inició en los años 1960 como una sublevación campesina y ha desangrado a Colombia.
El grafiti vive desde hace años un auge en la capital colombiana, promovido por la alcaldía de Gustavo Petro (2012-15), un exguerrillero del disuelto M-19. Incluso, existe un recorrido turístico privado para conocer gigantescos murales en puntos emblemáticos de la ciudad del llamado arte urbano.
“Prefiero una paz chueca que una guerra perfecta”, sintetiza DjLu en relación a las pláticas del gobierno con las FARC en La Habana desde hace más de tres años.
Su espíritu refleja la esperanza de la mayoría de colombianos por un país sin conflicto armado, en el que además de las FARC han participado otras guerrillas, paramilitares y agentes del Estado, con el narcotráfico como trasfondo y un saldo de 220.000 muertos y seis millones de desplazados.
Desde el inicio de las conversaciones en Cuba, el apoyo de la ciudadanía al proceso de paz ha ido en aumento. Un 69% de los colombianos respaldaban en noviembre los diálogos, según el último sondeo de la consultora Gallup.
La “moda” de la paz:
Pero no todos los artistas del arte urbano de Bogotá hablan de paz de manera explícita. “El objetivo es (…) reivindicar la calle como un lugar de acción libre”, apunta por su parte Stinkfish, autor de retratos de grandes dimensiones. Según este artista, “la paz está de moda” en el “escenario turístico en el que se está convirtiendo Colombia”.
Toxicómano, otro de los históricos “rayadores” de la ciudad, también cree que “el solo hecho de pintar en la calle es un gesto político”. Convencido de que la sociedad necesita “abordar los temas importantes”, utiliza igualmente lemas como “No somos falsos, somos positivos”, en referencia a los “falsos positivos”, como se conoce a las ejecuciones extrajudiciales de civiles, a quienes los militares presentaban como guerrilleros muertos en combate para obtener promociones y beneficios.
En los kilómetros de carteles de Bogotá, los temas son tan distintos como los creadores, cada vez más diversificados e internacionales.
El australiano Christian Petersen vio un negocio en el creciente mundo grafitero y desde 2011 organiza un tour por el centro histórico, donde muestra obras que “expresan opiniones que no se escuchan en los medios tradicionales”. “Los visitantes disfrutan mucho este aspecto del tour. Aprenden sobre la historia sociopolítica y la situación actual de Colombia”, explica el también artista callejero.
El proceso de paz en La Habana, el que más ha avanzado en la historia de los diálogos con esa guerrilla, tiene como fecha límite de firma del acuerdo definitivo el próximo 23 de marzo. AFP
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