"Este es un Estado de caza y las armas de fuego son populares en la mayoría de las casas"
A simple vista puede parecer que armas, joyas y guitarras no tienen mucho en común, pero en Estados Unidos es fácil encontrar todos estos objetos juntos en la misma tienda.
Al menos así es en Roseburg, Oregón, donde el jueves un joven armado de 26 años mató a nueve personas en un campus universitario, la última masacre de este tipo en el país que ha reabierto el debate sobre el control de armas.
Un día después, la tienda está abarrotada de hombres y mujeres de todas las edades viendo qué comprar, algunos con pistolas a la vista en sus cinturones.
“El estado de Oregón y el condado de Douglas (que corresponde a Roseburg) es un área de gran concentración de armas”, dijo Dave, el gerente de la tienda, que se negó a dar su apellido. Consultado sobre qué era lo habitual en esta zona rural, explicó que algunas personas tienen una sola arma, pero que otras tienen hasta 50.
Además de la tienda de Dave, en esta ciudad de apenas 21.000 habitantes hay al menos otros cinco lugares para comprar armas. Algunos las usan para cazar en los bosques, otros las coleccionan y otros las utilizan para practicar su puntería.
En una rueda de prensa el viernes, el alguacil de Douglas, John Hanlin, no pareció sorprendido de que el atacante del Umpqua Community College poseyera un arsenal de armas. Las autoridades informaron que recuperaron 13 armas pertenecientes al agresor, incluyendo seis en la Universidad.
“Este es un Estado de caza y las armas de fuego son populares en la mayoría de las casas”, explicó.
“El control de armas NO es la respuesta”:
Desde el tiroteo, Hanlin se ha mostrado como un ferviente oponente del control de armas. Ya había dejado claro su punto de vista en una carta dirigida al vicepresidente Joe Biden en enero de 2013.
La misiva fue escrita unas semanas después de la masacre en la escuela Sandy Hook, en Connecticut (noreste), donde murieron 20 niños. “El control de armas NO es la respuesta para prevenir crímenes atroces como los tiroteos en las escuelas”, escribió como reacción a los esfuerzos del presidente Barack Obama para aprobar una ley sobre el control de armas. Hanlin le dijo al vicepresidente que como alguacil, ni él ni sus adjuntos implementarían ninguna ley de control de armas aprobada por la administración Obama.
Y no está solo.
Visiblemente enfadado, el gerente de la tienda dijo que los intentos de Obama de controlar las armas eran “totalmente estúpidos”.
Para él, la masacre se podría haber evitado si las armas estuvieran permitidas por motivos de seguridad en los centros educativos o si se les dieran a los profesores, propiamente entrenados para usarlas. “¿Crees que todos estos chicos, desde que Obama es presidente, habrían ido a la escuela y disparado a todo el mundo si supieran que cada profesor tiene una (arma)?
Cuestión de salud mental:
En Roseburg muchos están de acuerdo.
Sentado en un café, a tan sólo unos minutos de la escena donde se produjo el ataque el jueves, Rick Wilkinson cree que si todos llevaran un arma, las masacres nunca sucederían. “Es una estratagema para desarmarnos, eso es todo”, explicó.
En una mesa cercana, Stephanie Longtin afirmó que un control más estricto de las armas no marcaría una gran diferencia. “Estoy de acuerdo con que podría ayudar algo, pero no veo cómo podría parar las cosas llegados a este punto”.
El alcalde de Roseburg, Larry Rich, aboga por un enfoque más integral, que incluya un mejor tratamiento para las personas con problemas mentales. “Miremos nuestra legislación de control de armas, pero también echemos un vistazo a la realidad de aquellos que necesitan ayuda psicológica. ¿Qué estamos haciendo para dársela?” Y añadió que muchas veces se trataba de gente que intentaba llamar la atención.
“Ven lo que pasa con el atacante, éste consigue su historia impresa en todos los periódicos, así que tienes a personas que piensan: ‘necesito llamar la atención’, así que quieren ser imitadores”, explicó.
“Creo que es hora de parar eso”. AFP
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