Desde entonces Oxfam inició un proceso de actividades de cooperación en el Ecuador y movilizó desde diferentes países de la región a expertos temáticos que se desplazaron hacia las zonas afectadas para realizar un diagnóstico que permitió la activación de fondos de emergencia, los mismos que han sido utilizados para solventar las primeras necesidades de la población.
Para ayudar no hay fronteras
El apoyo a los afectados por el sismo puso a prueba el nuevo modelo operativo Oxfam 2020, que establece acciones de trabajo conjunto entre las diferentes afiliadas para responder como “Un solo Oxfam”, demostrándose un proceso de colaboración positiva y estratégica que ha permitido llenar vacíos de capacidad y ha dado ejemplos concretos de la aportación como afiliados ejecutores y socios.
Las campañas públicas de recolección de fondos lanzadas en varios países de origen de las diferentes afiliadas a la Confederación Oxfam y las propuestas elaboradas y aprobadas por diferentes donantes internacionales, han permitido apoyar a las personas en necesidad de ayuda humanitaria para el restablecimiento de sus condiciones de vida, facilitando el acceso y ejercicio de los derechos fundamentales de las personas ante situaciones adversas.
Un esfuerzo de todos
Sin duda, la respuesta del Gobierno ecuatoriano ha sido fundamental. El acontecimiento ha permitido operar bajo un Sistema de Gestión de Riesgos, que se empieza a fortalecer a raíz de la Constitución del 2008, que lo incluye como un mandato constitucional y como parte del Régimen del Buen Vivir o Sumak Kawsay.
Considerando que el Estado tiene la obligación de responder ante situaciones adversas a través de sus diferentes instituciones públicas y gobiernos locales, Oxfam se unió a estas acciones apoyando a la población en la dotación de agua segura, saneamiento y promoción de higiene, logrando beneficiar hasta el momento a más de 77.000 personas ubicadas en diferentes comunidades de los poblados Muisne, Pedernales, Jama, San Vicente, Sucre y Portoviejo, en las provincias de Esmeraldas y Manabí.
Cabe destacar que para lograr las acciones programadas también ha sido necesaria la coordinación y acuerdos con socios locales y las mismas comunidades que han aportado para recuperarse luego de la catástrofe, aportando en la planificación y ejecución de acciones que permitieran canalizar los recursos de manera efectiva y eficiente.
Frases como “De pedernales no nos vamos, nos quedamos”, “Manta se levanta”, entre otras, han fomentado en la población un fuerte espíritu de resiliencia, optimismo y ganas de continuar en su proceso de recuperación y equilibrio de sus condiciones de vida.
Compartir la experiencia de ayudar
Luego de siete meses de arduo trabajo coordinado con los diferentes organismos de estado, gobiernos locales, organizaciones de la sociedad civil y la misma población afectada, creemos que es importante informar y rendir cuentas sobre las acciones que se han realizado, pero también, hacer un reconocimiento a todas aquellas personas del mundo que se han solidarizado con el pueblo ecuatoriano y que han permitido que la cooperación internacional apoye al Estado en el fortalecimiento de su capacidad de respuesta.
El Foro “Respuesta Humanitaria Ecuador: Retos, Aprendizajes y Propuestas durante la respuesta a la emergencia 16A”, fue creado como un espacio de información para la población en general, pero también tiene el objetivo de Intercambiar experiencias, aprendizajes y desafíos surgidos a partir de la respuesta a la emergencia en Ecuador, entre los distintos actores gubernamentales y de cooperación internacional que actuaron en el sector de agua y saneamiento en las provincias afectadas de Manabí y Esmeraldas.
Queremos enfatizar lo que ha significado la respuesta en términos de la experiencia adquirida, pero sobre todo, de los aprendizajes y desafíos que nos deja una intervención en un país donde la institucionalidad del Estado está presente, asumiendo la respuesta de manera responsable y dando apertura a la cooperación desde diferentes organismos nacionales e internacionales.
Uno de los aprendizajes que nos deja el terremoto del 16 de abril en Ecuador, es que aunque se haya incluido la reducción de riegos como un mandato constitucional y que exista una estructura de Sistema de Gestión de Riesgos, es necesario asegurar una mayor inversión en planes de contingencia que permitan contar con una sociedad más activa y sensibilizada para la construcción de ciudades más seguras y resilientes.
Nota publicada en Oxfam, reproducida en PCNPost con autorización
SOURCE: Oxfam
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