Descolocada por el meteórico ascenso del partido antiliberal Podemos, aliado del griego Syriza, la izquierda tradicional española busca una renovación urgente que ha llevado al estallido en la región de Madrid del Partido Socialista y de la coalición ecolo-comunista Izquierda Unida.
A menos de cuatro meses de las elecciones regionales, la dirección socialista anunció este miércoles la suspensión de su equipo en Madrid, encabezado por Tomás Gómez, salpicado por casos de corrupción pese a no estar imputado. Estos escándalos “han provocado un deterioro grave de la imágen pública del PSOE, además de inestabilidad orgánica” en el partido, afirmó su secretario de organización, César Luena, para explicar la destitución.
Elegido secretario general en julio para renovar un PSOE descompuesto desde su aplastante derrota en las legislativas de 2011 por el conservador Partido Popular (PP), Pedro Sánchez, un profesor de economía de 42 años hasta hace poco desconocido, dio este golpe de autoridad en un momento crítico.
Con elecciones regionales en marzo en Andalucía -bastión histórico de los socialistas en el sur-, regionales y municipales en mayo en buena parte del país y legislativas a nivel nacional a finales de año, los sondeos sitúan a Podemos en primera o segunda posición, por delante de los socialistas. “El partido socialista está en auténtica descomposición”, considera el analista político José Antonio Zarzalejos, exdirector del diario conservador ABC. “El precipitante de esta crisis puede ser la competencia que plantea Podemos pero el problema el PSOE lo tiene dentro”, añade.
El filósofo Josep Ramoneda coincide: “para la renovación del PSOE no es suficiente un cambio en la cúpula directiva”, hay que eliminar “los pequeños núcleos más preocupados por mantener el poder que por ganar elecciones”.
Desilusión con la izquierda:
En un país con casi 24% de desempleados, asfixiado por seis años de una crisis económica que muchos achacan a la mala gestión del anterior gobierno socialista, “el PSOE está en tierra de nadie en la escena pública española”, considera Ramoneda. Su política “se ha acercado demasiado a la derecha, ha decepcionado a los suyos y se le ha reducido el espacio de representación”, agrega.
El riesgo: que sus votantes desencantados opten por Podemos, pequeña formación antiliberal nacida en enero de 2014 que rechaza las políticas de austeridad, se opone a las élites y denuncia la corrupción, una de las principales preocupaciones de los españoles. “Podemos surge precisamente porque hay una desilusión extraordinaria en relación con la izquierda en España”, considera Zarzalejos.
La crisis de los socialistas se suma a otra abierta la semana pasada, también en la región de Madrid, en la pequeña coalición ecolo-comunista Izquierda Unida, cuya candidata a las elecciones regionales, Tania Sánchez, dejó el partido, con su equipo, tras la negativa de algunos dirigentes a converger con Podemos.
El cambio que piden muchos españoles “es ahora o nunca”, afirmó la jóven política lamentando “que haya dirigentes que no crean que estamos ante un momento decisivo”.
Formada en 1986 de la unión del Partido Comunista con otras formaciones, a los miembros de “Izquierda Unida lo que les ha pasado es que se han quedado antiguos de golpe”, considera Ramoneda. “Ya tenían un lenguaje antiguo, no conseguían extenderse, y con la aparición de Podemos se han convertido en algo definitivamente superado”, agrega.
En el PSOE, Gómez atribuyó su destitución a un intento de Sánchez por fortalecer su debilitado liderazgo, en alusión aparente, sin citarla, a la líder de los socialistas andaluces y presidenta de esa gran región, Susana Díaz.
Carismática y popular, Díaz lleva meses criticando las estrategias de Sánchez y, aunque descartó presentarse ella misma a las legislativas, dudó de su idoneidad como candidato para arrebatar el poder al conservador Mariano Rajoy.
En una España dominada desde el fin de la dictadura franquista (1939-1975) por el bipartidismo de PP y PSOE, que desde el retorno de la democracia se alternan en el poder, “Podemos ha cambiado el marco del juego”, subraya Ramoneda. “En este momento hay una reacción contra un sistema que está agotado y el PSOE no está entre las soluciones posibles a esta situación, sino que forma parte del núcleo duro del ‘establishment'”, agrega. (AFP)
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