Por: Andrés Quintero Olmos.
A continuación reproduzco algunos extractos del libro “La sociedad civil para la paz” de Jaime Araujo, ex Magistrado de la Corte Constitucional, con el objetivo de presentar una docta opinión, en cuanto al inminente plebiscito, desde la óptica de un hombre racionalmente kantiano y de izquierda:
“Aun aceptando, la premisa de que ninguna obra humana es perfecta; también es cierto que existen obras humanas menos imperfectas, y es verdad, que la paz que nos propone Santos, es excesivamente imperfecta. El derecho a la paz (…) no es un regalo del gobierno Santos ni de las FARC; y es un derecho mucho más amplio que la cesación parcial de un conflicto armado (…) Quienes votan afirmativamente el plebiscito, votan por esta “paz”, excesivamente imperfecta con violencia social, política y económica sobre el pueblo colombiano.
(…) Ahora, que han querido blindar, la dictadura civil del gobierno de turno, acudiendo a las normas de derecho internacional, sería bueno que los negociadores de La Habana, tanto del gobierno como de las FARC, repasarán la más importante de todas las normas, la declaración universal de los derechos humanos (…) para que entiendan que la verdadera garantía de la paz; la paz menos imperfecta, con justicia social es la que respeta los derechos humanos.
(…) También quieren engañarnos, quienes afirman, que si el plebiscito es derrotado, necesariamente gana la guerra y debemos continuarla; esto no es cierto, aunque se pierda el plebiscito, podemos perseverar en la búsqueda de la paz; podríamos tener una paz menos imperfecta;
(…) Quienes defendemos la paz con justicia social (…) estamos acostumbrados a que se nos calumnie, denosté y ataque con igual saña, por la derecha, el centro y la izquierda. Se afirma por nuestros detractores, que no entendemos la política, que nuestra posición ética es un obstáculo para la paz y que en el mejor de los casos esa “reflexión moral es abstracta”. (…) Lo primero que debemos recordar, es que el hombre es el único ser de la naturaleza que puede realizar acciones morales, que somos seres morales con voluntad libre y que la obligación moral deriva de la razón.
(…) La conciencia moral dice: no mentirás, no engañarás, no serás corrupto, no matarás, defenderás los derechos humanos, (…); estos mandatos son absolutamente válidos en todas las circunstancias (…) Nada gano con decir que yo soy incorruptible, si en cada coyuntura yo me corrompo: hoy exceptúo la regla con la excusa del dinero que me dieron; o del puesto que me dieron, o de la mermelada; o del contrato que me darán. (…) En realidad no soy honesto, cuando critico la corrupción de los demás, pero justifico la (mía)
(…) Quienes vemos y queremos una paz menos imperfecta asumimos nuestras responsabilidades sin mentira y sin engaño; les decimos a los maquiavélicos, incluido el gobierno, que quiere engañarnos sobre el plebiscito (…) que dejen su moral flexible, distinta para cada caso (…) Que sepan los enmermelados, de derecha, centro o “izquierda” que tenemos valores y valor, pero no tenemos precio…”
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