Por: Andrés Quintero Olmos.
La discriminación positiva (o acción afirmativa) consiste en adoptar medidas en favor de unas categorías de personas (por etnia, sexo, religión, etc.), que estimamos que han sido marginadas o discriminadas en algún momento. Es, por tanto, la adopción de un trato beneficioso hacia unos miembros categorizados con el objetivo de sonsacarlos de los criterios comunes.
El adjetivo “positivo” tiene como fin erradicar el carácter negativo de la diferenciación, ya que toda discriminación es a todas luces positiva para su beneficiario pero negativa para aquel que es excluido. En Colombia, las acciones afirmativas están previstas en el artículo 13 de la Constitución, destacando las políticas que maximizan la real y efectiva igualdad a favor de los grupos “desfavorecidos”.
La acción afirmativa viene de la teoría multiculturalista que consiste en identificar socialmente a las categorías de “dominados” que tendrían el derecho de beneficiarse de tratamientos ventajosos en compensación de la opresión vivida. El objetivo es descartar a la igualdad formal para llegar, con intervencionismo, a la igualdad material (o real). Son medidas diferenciadoras que evacuan la meritocracia y que contravienen a la estricta igualdad de los sujetos frente a la ley, con el fin de querer arreglar la natural desigualdad de los hombres e instaurar una simulada igualdad de oportunidades.
Todos podríamos estar de acuerdo con el hecho que limitados grupos de la población tengan más oportunidades que el resto, como los discapacitados, pero todo se pone más espinoso cuando la sociedad impone cuotas o mayores derechos a grandes grupos poblacionales.
¿Qué sucede cuando a las mujeres o a los afrodescendientes se les da mayor acceso al empleo?
Esta política podría revelarse ineficaz y engendrar efectos perversos. En vez de crear condiciones que restablezcan la igualdad, se crearía una situación de privilegio para aquellos que pensamos estar en menos capacidad de pasar por los filtros naturales del mercado. Se instala un sistema de “trampas”, algo asimilable al dopaje en el deporte. El riesgo es que aquel que no tenga suficiente conocimiento para lograr una función determinada no lo tendrá por milagro al día siguiente de su admisión preferencial y arrastrará en el futuro sus deficiencias, acrecentando el resentimiento propio o social.
Tales acciones afirmativas no podrían tener lugar en algunos sectores donde la ciencia prima: ¿quién estaría dispuesto a subirse a un avión con un piloto que obtuvo su diploma por discriminación positiva? ¿Quién se dejaría intervenir por un cirujano que tuvo acceso a la profesión por pertenecer a un grupo étnico específico? Otro riesgo de este desbalance es el aumento del comunitarismo y el abuso del derecho, puesto que los individuos son incentivados a inscribirse en un grupo definido para beneficiarse de sus prerrogativas.
En Colombia hemos llegado a tal nivel de ridiculez que los afrodescendientes no son representados en el Congreso por afrodescendientes sino por gente que se considera como tal para aprovecharse de sus derechos.
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