Por: Andrés Quintero Olmos.
La Revista Semana (edición del 24 de enero de 2016) publicó un artículo llamado “Tolima Grande” donde se destaca cómo la justicia colombiana está hoy en manos de tolimenses. Cierto es que hoy cuatro grandes puestos de la justicia colombiana, como la Presidencia del Consejo de Estado, la Fiscalía General de la Nación, la Presidencia de la Corte Suprema y el Ministerio de Justicia, son ocupados por personas relacionadas o provenientes del departamento del Tolima. Pero esto no es lo sorprendente (noticia hubiese sido por ejemplo que fuesen oriundos de la costa Caribe o del Chocó).
Lo increíble es que estos altos funcionarios decidieran ilustrar este artículo con una foto completa del grupo de Ibagué en la cual, en su segundo plano, se puede observar un majestuoso cuadro en honor a la revolución bolchevique. Los cuatro hombres posan, alzan pecho y sonríen ante el flash de la cámara. La imagen se revela y la noticia aparece: Danilo Rojas, Eduardo Montealegre, Leonidas Bustos y Yesid Reyes junto a Lenin, Stalin y Trotsky.
La evidencia ideológica hubiese sido anecdótica si en la foto aparecieran unos estudiantes de quinto semestre, pero no lo es debido a las responsabilidades públicas de los protagonistas.
En primer lugar, el hecho de que altos representantes de la justicia publiciten tan expresamente una ideología desdibuja el equilibrio que debería tener ésta a la hora de tomar sus decisiones, y más si tomamos en cuenta que el país está –supuestamente- ad portas de querer desmovilizar y ajusticiar a una guerrilla marxista.
Tras este escenario, ¿cómo no suponer que el sector judicial de esta nación esté politizado o ideologizado? ¿Se podría uno imaginar semejante imagen publicada en similares condiciones en cualquier país serio? ¿Pudiese ser posible, por ejemplo, que los altos dignatarios de la justicia de Francia o Canadá posaran con este cuadro en su fondo?
En segundo lugar, retratarse al lado de Karl Marx siendo uno Presidente de la Corte Suprema podría ser éticamente cuestionable, pero posar junto a un dictador del calibre de Stalin es simplemente inaceptable. Pareciese que el Ministro de Justicia y sus amigos no supiesen que la ferocidad del régimen estalinista fue tal que muchos historiadores han comprobado que sus 6 millones de víctimas civiles deliberadas* sólo pueden ser comparables con las 11 millones de Hitler (para dimensionarlo recomiendo leer el escalofriante artículo de Timothy Snyder publicado en The New York Review of Books, “Hitler vs. Stalin: who was worse?”).
En fin, una justicia y unos futuros ajusticiados del proceso de La Habana compartiendo el mismo fondo de ideología y una imagen que parece describir una realidad latente.
*Víctimas civiles que por orden directa y precisa del régimen fueron asesinadas, no comprende muertes por guerra.
Imagen de página inicial del Slider tomada de revista SEMANA, foto de Guillermo Torres
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