Cansancio

Por: Andrés Quintero Olmos.

Las cínicas noticias de esta nación cansan. Prueba de ello es que vivimos en un país donde el Gobierno culpa a las mafias políticas de robarse el dinero público de los pobres niños de la Guajira que se mueren de hambre y de sed. Se olvida el Gobierno que él mismo ha avalado a esas mafias a través de sus alianzas politiqueras a la hora de su reelección, de los comicios locales y de su concomitante distribución de mermelada.

Vivimos en una tierra donde el Gobierno llama “austeridad inteligente” el cambio de cortinas del Palacio de Nariño por un monto cercano a los 600 millones de pesos, la compra de un avión suplementario adscrito a Presidencia por 22 millones de dólares y el viaje a Washington con 200 lagartos a bordo de dos aviones pagados por nuestros impuestos.

Vivimos en una patria donde el Gobierno se toma la foto en la inauguración de la refinería de Cartagena y exalta su labor en la construcción de aquella, pero se esconde cuando salen a la luz sus titánicos sobrecostos, echándole la culpa a la administración anterior.

Vivimos en una tierra donde Petro le quiere enseñar a Peñalosa cómo resolver los problemas de Bogotá y donde las FARC son nominadas al premio Nobel de la Paz; pretendiendo ellas darnos cátedras sobre posconflicto y pacificación nacional.

Vivimos en una nación donde el Ministro de Agricultura se queja de los descomunales precios de la mermelada en los supermercados y donde el fenómeno del niño es aprovechado por las termoeléctricas para cobrar un aumento tarifario, a espaldas de la módica suma de 14 billones de pesos que veníamos pagando por cargo de confiabilidad, justamente para prever estas situaciones.

Vivimos en una patria donde son enemigos de la paz la ONG Human Rights Watch, la Corte Penal Internacional, el New York Times y Marco Rubio por pedir textualmente que haya proporcionalidad entre los delitos cometidos y las penas en el marco de las negociaciones de La Habana.

Vivimos en un reino donde el periodismo debería vestir permanentemente de rodilleras para proteger sus hinojos ante la majestad de Santos y Tutina: “porque es un buen Presidente, porque es un buen Presidente, porque es un buen Presidente”, como caricaturizó Matador.

Es tal la ley del silencio frente a La Habana que no he visto el primer editorial en los grandes medios que exija al Gobierno algo tan fundamental como: “cárcel para los delitos de lesa humanidad”. Seguro algo tienen que ver los 2.3 billones de pesos gastados en publicidad por el Estado sólo entre 2012 y 2013, según cifras de la Contraloría. Y asimismo vivimos en una patria embobada donde en horario triple A, o “prime time”, hay más publicidad de las entidades gubernamentales que del sector privado.

En fin, este país procura fatiga y, por eso, durante este fin de semana oxigenaré mi cerebro pensando en lo bien que lo hizo Marcela García como Reina del Carnaval.


 

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