Por: Andrés Quintero Olmos

La gran variedad de fuentes culturales que adquirió Álvaro Gómez Hurtado mostraba la diversidad de sus inquietudes intelectuales. Gómez Hurtado iluminó durante muchas décadas a la democracia colombiana en todas sus nobles vertientes: como político, constituyente, diplomático, abogado, periodista, ideólogo, escritor y catedrático.

Álvaro, el periodista, fue redactor, caricaturista, subdirector y director del diario El Siglo donde denunció continuamente la infiltración de los grupos ilegales dentro del establecimiento nacional.

Álvaro, el político, quien fue en varias oportunidades Concejal, logró a sus 25 años ser representante y a sus 32 ser senador. Asimismo, en tres ocasiones fue candidato a la Presidencia de la República, la última vez fundando el Movimiento de Salvación Nacional.

Álvaro, el Diplomático, que fue Embajador de Colombia ante los Estados de Suiza, Italia y Estados Unidos, entre otras muchas representaciones internacionales.

Y Álvaro, el secuestrado por el M-19 en 1988, que tuvo la grandeza de perdonar a este grupo ilegal, siendo Presidente de la Constituyente de la Constitución del 91.

Como todos los grandes, alcanzó a pronosticar su muerte a través de estas palabras: “Ser abatido por ráfagas de ametralladora como parecía ser mi suerte, no debía considerarse como un infortunio singular, quizás no era un bel morir pero en las actuales circunstancias del país, una muerte así podía ser un sacrificio útil, sino la creación de un símbolo que convocara un movimiento de restauración nacional”.

Hoy, tras 19 años de insoportable impunidad, y con la voluntad oscura de no querer reconocer como lesa humanidad su magnicidio, el Estado parece querer ensombrecer la democracia al esperar pasivamente que prescriba su crimen. Su natural contradictor político y amigo de infancia, Alfonso López Michelsen, expresó la trascendencia nacional de su personalidad ante la noticia de su muerte: “mi asombro de que semejante suceso monstruoso haya tenido ocurrencia sin que nadie lo hubiera sospechado para haber aunado esfuerzos con el propósito de conjurar un acontecimiento que seguirá pesando sobre nuestras conciencias democráticas por el resto de nuestras vidas”.

No en vano 4 expresidentes de la República -de 5 vivos-, excluyendo a Samper, solicitaron a la Fiscalía General de la Nación que recalifique el homicidio de Gómez Hurtado en crimen de lesa humanidad.

Asombra que el actual Fiscal Montealegre tenga el tupé de declarar como de lesa humanidad a crímenes como el de la periodista Jineth Bedoya o el del líder Luis Carlos Galán, entre otros, y no hacer simétricamente lo mismo en relación al magnicidio de Gómez Hurtado.

Parece evidente afirmar que la Fiscalía General de la Nación, después de haber cambiado 17 veces de Fiscal en los últimos 19 años de investigación, ha querido torpedear el caso, queriendo proteger a las personas y los intereses que están detrás de la verdad, que no son ni más ni menos los del proceso 8 mil.

Siempre vencerán las decisiones de los poderosos, pero la historia dejará constancia que algunos estuvimos solicitando lo justo.

@QuinteroOlmos