Por: Eisha Mohammed.
Antes hacía un gran esfuerzo para trabajar en los campos, pero ahora voy a mi oficina, el taller comunitario de energía solar. Al llegar, primero dispongo las herramientas y luego empiezo a reparar las lámparas y otros equipos.
Estar sentada y reparar los equipos de energía solar es un excelente trabajo para mí y lo hago muy bien. Aunque tengo una discapacidad, viajé más allá de nuestra aldea y de la ciudad más cercana (Mtwara), incluso a otro país, la India, donde estudié ingeniería en el Barefoot College. Aunque al principio fue duro, con el tiempo adquirí las destrezas necesarias y ahora puedo usar esos conocimientos para ayudar a mi aldea.
A veces las personas no quieren pagarme el trabajo que hago. Todavía hay personas en la aldea que no respetan nuestro trabajo. Aunque mi esposo me reconoce como ingeniera, al principio muchos hombres no lo hacían. Pero ahora muchos de ellos están felices porque no sólo instalamos los equipos solares —que llevan luz y electricidad a sus hogares— sino que cuando se rompen, los reparamos.
Eisha Mohammed, de 41 años, es una ingeniera solar que vive y trabaja en Mjimwema, una remota aldea en el sur de Tanzania. Recibió seis meses de capacitación para ser ingeniera solar en el Barefoot College de India, el cual recibe apoyo de ONU Mujeres y el Gobierno de India. El trabajo de Eisha hace eco del Objetivo de Desarrollo Sostenible 7, que se centra en garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todas las personas, mientras que el ODS 17 busca fortalecer la cooperación Sur-Sur para la capacitación y el acceso a la tecnología.
Nota publicada en ONU Mujeres, reproducida en PCNPost con autorización
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SOURCE: ONU Mujeres
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