Irán y las grandes potencias cerraron el martes un acuerdo histórico que pone fin a 12 años de tensiones alrededor del programa nuclear iraní y abre una “nueva página” en las relaciones internacionales, si bien Israel lo calificó de “error histórico”.
Este acuerdo imposibilita prácticamente a Teherán la construcción de una bomba atómica y marca el inicio de una normalización de las relaciones internacionales en este país de 77 millones de habitantes rico en hidrocarburos.
Las calles de Teherán registraron el martes por la noche gritos de alegría de los iraníes que celebraban el compromiso tras la ruptura del ayuno del Ramadán. “Quizás”, la situación económica “va a cambiar, especialmente para los jóvenes”, espera Giti, de 42 años.
La Unión Europea, Naciones Unidas, Teherán o Londres celebraron un acuerdo “histórico”, mientras Moscú respiraba “aliviado” al término de un verdadero maratón diplomático.
Las 109 páginas del acuerdo limitan las ambiciones nucleares de Teherán a cambio de un levantamiento progresivo y reversible de las sanciones que ahogan su economía.
Este éxito diplomático, alcanzado tras dos años de duras negociaciones, cierra un asunto que envenenaba las relaciones internacionales desde 2003.
El desenlace llega cuando Oriente Medio se enfrenta a varios conflictos, en los que Irán está implicado.
París instó a Irán a aprovechar la ocasión para ayudar a poner fin al conflicto en Siria. En Damasco, el presidente Bashar al Asad felicitó a su aliado chiita iraní por su “gran victoria”.
Aunque Emiratos Árabes Unidos, un país sunita, estimó que este acuerdo podía abrir una “nueva página” en las relaciones entre los países del Golfo, instó a Teherán, en la línea de Arabia Saudí, a dejar de “interferir en los asuntos internos de países como Irak, Siria, Líbano y Yemen”.
En cambio, Israel denunció inmediatamente un “error histórico”. “Israel no está comprometido con el acuerdo con Irán (…) porque Irán sigue buscando nuestra destrucción. Siempre sabremos defendernos”, advirtió el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
‘Nueva dirección’:
Es la primera vez que un acuerdo a tan alto nivel se produce entre la República Islámica y Estados Unidos desde la ruptura de sus relaciones diplomáticas en 1980. “Este acuerdo nos da la posibilidad de ir en una nueva dirección”, declaró el presidente estadounidense, Barack Obama, quien precisó que este se basaba “en verificaciones” y no “en la confianza”.
Asimismo, Obama anunció una rueda de prensa el miércoles en Washington, donde el Congreso, controlado por los republicanos, podría obstaculizar la aplicación del acuerdo.
Hillary Clinton, aspirante a encabezar la candidatura demócrata a la Casa Blanca, aseguró que si era investida presidenta, Irán “nunca” se haría con la bomba atómica. “El mensaje para Irán debe ser claro y fuerte: nunca le permitiremos adquirir armas nucleares, no solo durante el período de este acuerdo; nunca”, declaró en un comunicado.
El final de las negociaciones representa un éxito para Hasan Rohani, para quien el acuerdo podría “eliminar poco a poco la desconfianza” entre los enemigos históricos.
Rohani, un presidente moderado, prometió que su país “nunca” se dotaría de la bomba atómica, mientras que el guía supremo Alí Jamenei elogió los “honestos y duros esfuerzos” de sus negociadores.
Acceso ‘limitado’:
El compromiso se alcanzó tras una última tanda de negociaciones de 18 días y da contenido real a los grandes principios acordados en Lausana en abril.
Teherán se compromete a reducir su capacidad nuclear (disminuirá las centrifugadoras de uranio, sus reservas de uranio enriquecido…) durante varios años y a permitir que los inspectores de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) realicen inspecciones en profundidad de sus instalaciones.
El objetivo es hacer casi imposible que Irán pueda fabricar la bomba atómica, permitiendo al mismo tiempo a Teherán, que niega haberlo intentado en ningún momento, su derecho a desarrollar una industria nuclear civil.
Una vez las instalaciones iraníes sean reducidas según los términos del acuerdo, hará falta un año para que Teherán vuelva a tener capacidad para fabricar la bomba atómica, frente a los tres meses actuales.
A cambio, las sanciones internacionales adoptadas desde 2006 por Estados Unidos, la Unión Europea y la ONU se levantarán progresivamente a partir de 2016, si la República Islámica cumple con sus compromisos.
En caso de violación del acuerdo, podrán ser establecidas de nuevo y esa reversibilidad durará 15 años. El embargo de armas continuará durante los próximos cinco años, salvo autorización específica del Consejo de Seguridad.
Y Teherán acepta un “acceso limitado” a los inspectores de la AIEA a algunos de sus enclaves militares.
Los inversionistas se dicen dispuestos a regresar a este país, que dispone de las cuartas reservas de petróleo en el mundo y la segundas de gas. Irán, miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), podrá exportar de nuevo su crudo.
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas debe aún validar el acuerdo. La embajadora estadounidense en Naciones Unidas, Samantha Power, anunció que Estados Unidos presentaría pronto un proyecto de resolución ante el Consejo de Seguridad para ratificar el acuerdo. (AFP)
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