6 de mayo electoral

Por: Carlos Francisco Guevara Mann.

Según el Compendio electoral de la República de Panamá: “La primera vez que se ejerce el sufragio femenino es el 6 de mayo de 1945 en la elección de los diputados a la Segunda Asamblea Constituyente”. Esa información, como otros datos contenidos en dicho Compendio, es errónea.

La fecha correcta es el 5 de octubre de 1941. Conforme a la Constitución de ese año, tuvo lugar ese día la elección de representantes a los Ayuntamientos Provinciales. En virtud de la Ley 98 de 1941, las mujeres panameñas mayores de 21 años de edad que poseían “diploma universitario, vocacional, normal o de segunda enseñanza” pudieron emitir su voto (Art. 2).

De acuerdo con la profesora Yolanda Marco Serra, en 1941 “Las mujeres votaron por primera vez, algunas, en palabras de la prensa, ‘con visible entusiasmo’, otras intentaron votar y se les impidió (‘algunas porteras de escuelas trataron de votar’); según la prensa opositora, la población estaba indiferente y las elecciones estuvieron mal organizadas, siendo la principal noticia la participación electoral del elemento femenino” además del abstencionismo de la oposición, incluyendo al Partido Nacional Feminista (La Prensa, 15 de septiembre de 2013).

Las limitaciones al sufragio femenino fueron superadas posteriormente. El Decreto No. 12 de 1945, sobre la elección de la Convención Nacional Constituyente, estipuló que podría votar “toda persona varón o mujer en pleno goce de sus derechos y que haya cumplido 21 años” (Art. 2). Así pudieron las mujeres mayores de edad sufragar sin restricciones el 6 de mayo de 1945.

En los comicios efectuados en esa fecha (hace 70 años), participaron varios partidos políticos y candidatos independientes. Los seguidores de Arnulfo Arias, sin embargo, no tuvieron representación partidaria porque los golpistas de 1941 se habían apropiado del Partido Nacional Revolucionario, fundado por el Dr. Arias en 1935.

Este fenómeno se repitió tras la muerte de Arnulfo Arias (1988), cuando Noriega se robó el Partido Panameñista Auténtico. Pero al menos esa vez se pudo usar la papeleta del Partido Demócrata Cristiano (PDC, ahora Popular), el Movimiento Liberal Republicano Nacionalista (Molirena) o el Partido Liberal Auténtico (PLA) para votar por el panameñista Guillermo Endara Galimany.

Las elecciones de 1941 y 1945 revelan vicios del sistema electoral panameño evidentes desde la fundación de la República: exclusión y amedrentamiento de algunos sectores, desorganización y arbitrariedad de las autoridades. Estas y otras irregularidades, incluyendo la compra de votos y la alteración de resultados electorales alcanzarían, durante la dictadura de los militares y el PRD, niveles de impudicia jamás experimentados y se manifestarían, particularmente, en los comicios del 6 de mayo de 1984.

Treinta y un años atrás en esta fecha, el régimen castrense celebró elecciones para presidente y legisladores (o “legisladrones”, como se llamaba, popularmente, a los integrantes de la cámara legislativa). Siete candidatos participaron en la elección presidencial, incluyendo al Dr. Carlos Iván Zúñiga, valiente y probo dirigente civilista a cuyo Partido Acción Popular (Papo) se le restaron votos en cómputos chuecos realizados por un Tribunal Electoral supeditado a los cuarteles y penetrado entonces (como ahora) por el PRD.

La Alianza Democrática de Oposición (ADO), integrada por los partidos Panameñista Auténtico, Demócrata Cristiano y Molirena, y liderada por el Dr. Arnulfo Arias, obtuvo una mayoría de votos presidenciales. El Tribunal Electoral, sin embargo, proclamó ganador a Nicolás Ardito Barletta.

Ese mismo Tribunal expidió credenciales igualmente fraudulentas al menos a 15 individuos, quienes así accedieron a una curul en la Asamblea Legislativa. Indignado por la trampa, el Dr. César A. Quintero, renombrado constitucionalista y, en ese momento, magistrado electoral, renunció a su alto cargo.

Tres décadas más tarde, las elecciones siguen siendo problemáticas en Panamá, como lo demuestra el más reciente ejercicio (4 de mayo de 2014) y el Tribunal Electoral sigue entorpeciendo la democracia, como lo plantea su ineficacia en garantizar la libertad y pureza del sufragio y la propensión de sus dirigentes a designar compinches y parientes en la planilla de la organización (“por amor”, seguramente).

La gran diferencia entre ayer y hoy es el pacto nauseabundo entre el PRD y el Partido Panameñista (adversarios irreconciliables en 1984) para alcanzar una supuesta “gobernabilidad” mal entendida por mentes poco evolucionadas. Veamos cuánto más aguanta el pacto ante la voracidad incontrolable del PRD.


© Blogs Uninorte, 2015


(Columna publicada en La Prensa, Panamá, el 6 de mayo de 2015).


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