Por: Natalia Minayeva.
Cuando hace 20 años descubrí que era VIH-positiva, lo primero que pensé es que me iba a morir.
No había mucha información sobre el VIH, sólo rumores sin fundamento e información errónea. Y, lo que es peor, no había ningún respeto por las personas que vivían con el VIH.
Dos años después de mi diagnóstico acabé en la cárcel, en los llamados “barracones del sida”, un lugar donde envían a las reclusas que han contraído el VIH. Se nos apartaba de otras reclusas y éramos como muertas vivientes. El personal tenía miedo de hablar con nosotras. Incluso hoy en día, este comportamiento es habitual.
Mi vida dio un giro cuando conocí a Elena Bilokon, directora de la Red de Mujeres que Viven con el VIH en Kazajstán. Un día vino a la cárcel y nos explicó la labor que realizaba su red. Me ofreció un trabajo una vez consiguiera la libertad. Empecé como responsable de difusión. Estudié para convertirme en representante legal, me enseñaron temas de liderazgo y cómo hablar en público.
Ahora, como abogada de la calle *, ayudo a las reclusas y a mujeres que han salido de la cárcel. Las asesoro, las ayudo a reintegrarse en la sociedad y me pongo en contacto con organismos estatales relevantes en su nombre para que faciliten apoyo social. Derivamos a estas mujeres al centro para el sida y a centros de empleo, y las ayudamos a presentar solicitudes para optar a prestaciones. Soy una de las dos abogadas de la calle en nuestro país.
Este trabajo da sentido a mi vida. Me da fuerzas y tengo la posibilidad de ayudar a mujeres que están en una situación difícil, como yo lo estuve una vez”.
Natalia Minayeva, de 47 años de edad, participó en una capacitación del proyecto de ONU Mujeres Igualdad de Género en la respuesta ante el VIH y el sida que la ayudó a mejorar sus conocimientos y adquirir competencias de liderazgo y oratoria.
Ahora trabaja como abogada de la calle —que en Kazajstán significa representante legal— con la Red Euroasiática para la Reducción del Daño, que ayuda a mujeres con problemas legales y deriva a las consumidoras de drogas hacia la terapia de sustitución. Con su trabajo, la Sra. Minayeva contribuye al Objetivo de Desarrollo Sostenible 3, que se propone garantizar vidas saludables y promover el bienestar para todas y todos, así como a su meta de poner fin a la epidemia del sida.
*Abogada o abogado de la calle es un término utilizado en Kazajstán para aquellas personas representantes legales que están capacitadas para proporcionar algún tipo de coordinación jurídica, asesoramiento y apoyo a las y los sobrevivientes como acompañamiento en el tribunal y otros asuntos.
Nota publicada en ONU Mujeres, reproducida en PCNPost con autorización
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SOURCE: ONU Mujeres
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