Por: Rubia Aktar.
Migré a Abu Dabi en 2011, en busca de una vida decente. Recién llegué, me di cuenta de que no era el empleo que me habían prometido. Durante seis meses, trabajé como empleada doméstica en casas de familia. El salario no alcanzaba, no había tiempo de descanso ni comodidades.
Finalmente, conseguí otro trabajo, donde pude aplicar mis conocimientos como fabricante de ropa, pero mi antiguo empleador tenía mi pasaporte y el tipo de visado que tenía era específicamente como trabajadora doméstica, algo de lo que no me había percatado al migrar.
Volví a Bangladesh con las manos vacías; no tenía ahorros y no sabía qué hacer.
Un día, conocí a una funcionaria de desarrollo comunitario que estaba trabajando con mujeres migrantes repatriadas. Dijo que podíamos solicitar una subvención para comenzar un negocio. Con su ayuda, junto a otras cuatro mujeres capacitadas como fabricantes de ropa, solicité una subvención y nuestra propuesta fue aceptada. Recibimos 50.000 takas (637 dólares estadounidenses) para comenzar nuestro negocio de costura y obtuvimos una licencia comercial del consejo de la aldea.
En la actualidad, gano lo suficiente para llegar a fin de mes y para ahorrar un poco de dinero todos los meses. Generamos una ganancia de 12.000 takas (aproximadamente 153 dólares estadounidenses) durante el primer año de nuestro negocio. Con más capital, queremos expandirnos.
Todavía sueño con viajar al exterior, pero si lo hago otra vez, me aseguraré de contar con la información correcta.”
Rubia Aktar, de 28 años, es dueña de una pequeña tienda de costura en Betila, en el distrito de Manikganj, Bangladesh, donde ONU Mujeres brindó capacitaciones para la reintegración económica y subvenciones para establecer cooperativas como parte del proyecto “La promoción de trabajo decente mediante políticas migratorias mejoradas y su aplicación en Bangladesh”, financiado por la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación.
Su trabajo está directamente relacionado con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 8, que se centra en la promoción del crecimiento económico inclusivo y en apoyar la productividad, la creación de empleos decentes, la capacidad empresarial y mejores condiciones para las micro, pequeñas y medianas empresas.
Nota publicada en ONU Mujeres, reproducida en PCNPost con autorización
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SOURCE: ONU Mujeres
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