El Concejo en Bogotá a espaldas del mundo

Por: Francisco Manrique.

El  Concejo de Bogotá, sería el último lugar del mundo donde les recomendaría a mis nietos, para ir a aprender de buenas prácticas en el ejercicio del proceso democrático. En cambio, para aprender de las malas prácticas, este cuerpo representativo si es un excelente ejemplo que hay que visitar, si se quieren  entender muchos de los problemas que hoy afectan a nuestra ciudad.

En épocas muy recientes, el Concejo no operó como órgano de control político de las pasadas administraciones, especialmente en el periodo de Moreno. El costo que pagamos todos los ciudadanos fue monumental. En esa ocasión, el Ali Baba criollo, contó con la complicidad de “honorables concejales” para integrar su cuadrilla de cuarenta ladrones. Se armó un contubernio entre todos, el Personero y el Contralor, para saquear las arcas públicas de la cuidad.

Hace cuatro años, cuando se tramitaba el Plan de Desarrollo del ex alcalde  Petro, fui invitado por la hoy Representante a la Cámara Angélica Lozano, para hacerles una presentación a sus colegas del Concejo, sobre el papel de la Innovación, en el desarrollo de las ciudades en el mundo. Cuando estaba tomando la palabra, con asombro vi, que muchos de los concejales presentes, se levantaron de sus puestos y se dirigieron hacia la puerta sin escuchar mi presentación.

Muy indignado, tomé el micrófono, y me dirigí al Presidente de la sesión, para pedirle que me excusara de seguir adelante, porque para mí era evidente que me había equivocado de auditorio. El comportamiento de “los honorables concejales” me mostraba que, temas como la Innovación y el futuro, no eran del interés de estos políticos. Regañados por la Mesa Directiva, se sentaron para escuchar lo que no les convenía oír: Bogotá es una ciudad cuyo Concejo ha estado de espaldas de la realidad mundial.

Para los “representantes del pueblo”,  era más atractivo  pensar en sacar una buena tajada del erario público, que aprender de temas nuevos que les permitiera contribuir a una discusión seria, sobre aspectos vitales para el presente y el futuro de Bogota.

Y moviendo la película a la actualidad, en estos días tuve la oportunidad de volver al Concejo , como Presidente que soy del Concejo de Connect Bogotá, para acompañar a representantes de la Cámara de Comercio, y la ANDI, con el fin de aportar con unos análisis juiciosos, a la discusión del nuevo Plan de Desarrollo presentado por la nueva Administración de la ciudad.

En esta oportunidad, los temas de Ciencia Tecnologia e Innovación- (CTI)- los hemos integrado a un trabajo conjunto con estas instituciones, como parte de una visión ambiciosa para el desarrollo económico de nuestra región. Es un trabajo que busca la focalización en cinco temas de especialización inteligente, donde el conocimiento es el motor fundamental. Este era la ponencia que presentó el Dr. Jorge M Díaz, Vicepresidente de Gobernanza de la CCB, a nombre de las instituciones que hemos trabajado en el.

Ingenuamente, pensé que la experiencia por la cual había pasado yo hace cuatro años, iba a ser diferente en esta ocasión. Pues bien, fue peor. Mientras el Dr. Díaz hacia su exposición, el recinto del Concejo parecía una plaza de mercado. Entraban y salían personas de todos los colores, pintas y sabores. Los concejales que estaban en el recinto, o conversaban en corrillos de tres o cuatro, o se entretenían con sus celulares y computadores. Otros, simplemente se pararon a conversar en los pasillos laterales o se salieron. Nadie le estaba parando atención al expositor.

Yo me pregunto, para qué tienen estas sesiones plenarias en el Concejo, si hay un absoluto irrespeto por lo que tienen que decir los que intervienen en ellas. Y ofende aún más, cuando quienes lo hacen , han sido invitados para ayudar con sus puntos de vista y sus propuestas, a mejorar la calidad de los debates, y de las decisiones que se toman en su seno.

Cuando le hice la observación de lo que había sucedido a un concejal, con quien hablé al finalizar la presentación del Dr. Díaz, su respuesta me dejó aún más molesto y desconcertado: “Dr. Manrique, así ha sido y así será siempre. El verdadero trabajo se hace en reuniones privadas, donde se mueven los acuerdos”. Es decir, las plenarias de este tipo de cuerpos colegiados, piezas claves de cualquier democracia, no son sino unos espacios de circo, donde se evidencia las peores costumbres de la clase política tradicional, y donde el respeto y la transparencia, brillan por su ausencia.

Lamentablemente, pude observar el mismo comportamiento  en estas dos oportunidades en el Concejo de Bogotá: la absoluta falta de interés de nuestros políticos, por entender las dinámicas globales y su impacto en nuestra ciudad. Esto dificulta mucho entender el papel que puede jugar CTI, en el desarrollo de Bogotá.

Los Concejales Diego Molano y Jorge Torres, del Centro Democrático, y del Partido Verde, sí entendieron muy bien la importancia de nuestra contribución y nos manifestaron su apoyo. El primero de ellos, así lo manifestó abiertamente en su presentación ante sus colegas del Concejo. Para los demás concejales “presentes”, como sucedió hace cuatro años,  es claro que no merecen su atención temas que son vitales para el desarrollo en otras mega ciudades del mundo

Para rematar, este tema tampoco parece ser de los afectos del Alcalde Peñalosa. A pesar de poner el conocimiento como base del desarrollo en uno de los capítulos de su Plan para los próximos cuatro años, ni el contenido, ni el presupuesto muestran que es un tema vital para su administración. De hecho, es notable que el desarrollo económico de Bogota, vuelva a tener  un tratamiento de tercera, como sucedió en las pasadas administraciones de la ciudad.

El mundo sigue cambiando a velocidades cada vez más grandes, mientras nuestra clase dirigente política, camina de espaldas a esta realidad. En estas condiciones, podremos tener mejoras en la infraestructura física de Bogotá, pero en la infraestructura mental, que es crítica para competir en un mundo cada vez más globalizado, la brecha seguirá aumentando muy rápidamente con un inmenso impacto en la competitividad de una ciudad como la nuestra.

Mientras tanto en Medellín si entendieron y se creyeron el cuento. Al igual que otras ciudades más avanzadas en el mundo, en esta ciudad se están preparando cada vez más, para ser un referente internacional que va ha atraer talento e inversión, con el CTI como motor de su desarrollo.

Se cuenta con el respaldo de los políticos locales y del sector privado, quienes con sus acciones y su presupuesto, muestran una gran coherencia y alineación alrededor de una visión de ciudad, donde el conocimiento si juega de verdad un papel fundamental para su desarrollo.


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