Décadas de éxito exportador llenan de confianza el sector del cava catalán para emprender una “segunda conquista del mundo”, con el objetivo de plantar cara en prestigio al rey de los vinos espumosos, el champán francés.
Desde la pequeña región vinícola del Penedés, un valle verdoso y ondulante a escasos kilómetros del mar Mediterráneo, estos vinos iniciaron hace tres décadas una expansión internacional apostando por una buena relación calidad-precio.
Si en 1980 se vendían diez millones de botellas al exterior, en 2014 se alcanzaron los 154,7 millones, superando por sexto año consecutivo las exportaciones del champán francés, que se quedó en 144,9 millones de botellas.
Pero de todas ellas, sólo ocho millones fueron de cavas reserva y gran reserva, las categorías que ahora quieren fomentar. “El cava inicia una segunda etapa. Conquistamos el mundo con los cavas estándar. Ahora vamos a conquistarlo de nuevo con los cavas de calidad superior”, dijo el presidente de la asociación de pymes del cava, Pere Guilera.
En su pequeña bodega familiar, ubicada en una antigua casa rural rodeada por sus campos de viñedos, Guilera elabora únicamente reservas y gran reservas, unas 30.000 botellas anuales de las que un 20% se venden al exterior.
Su producción requiere una selección meticulosa de la uva, una mezcla precisa de las cantidades y largas crianzas, de hasta 12 años, para conseguir “una riqueza gustativa y aromática, una burbuja fina y tesitura armónica” con un gusto “suave y ligeramente afrutado”.
Su precio son unos 20 euros, tres veces menos que los champanes de calidad similar. “Estamos ofreciendo calidad a precios muy bajos”, lamenta.
Aumento de precios:
Por ello, los viticultores catalanes emprendieron en los últimos años un reposicionamiento en el mercado aprovechando la fortaleza adquirida durante la crisis española que, lejos de perjudicar al sector, lo consolidó a nivel internacional.
Con el mercado nacional estancado, se centraron en la exportación, alcanzando en 2012 el récord de 161 millones de unidades vendidas. Este último año, sin embargo, bajaron a 154,7 millones.
¿El motivo? La gran caída de ventas en su primer mercado, Alemania (-24%), donde practicaron la mayor subida de precios.
“El cava todavía tiene camino por recorrer para mejorar su imagen de gama alta. Es un trabajo que estamos haciendo desde hace años y poco a poco va teniendo sus frutos.Es un problema de tiempo, inversión, imagen y puesta en escena”, reconoce Pedro Bonet, director de comunicación de Freixenet, líder mundial en vinos espumosos.
En los últimos años aumentaron las ventas de sus productos de alta gama, los “cuvées de prestige” como el Casa Sala o el Reserva Real, ganadores de numerosos premios en certámenes internacionales.
Su expansión pasa ahora por los mercados emergentes y, sobre todo, los asiáticos, “que valoran la calidad y están dispuestos a pagar un precio por ello”. Es el caso de Singapur, China o Japón, el quinto país comprador de cava pero el segundo de reservas y gran reservas.
Una imagen difícil de cambiar:
El país nipón es el principal cliente de las bodegas Oriol Rosell, que destina la mitad de sus 300.000 botellas de producción anual a la exportación. La mayoría de sus ventas son de gama baja, cavas jóvenes con solo doce meses de crianza.
“El cava sigue siendo un producto que, a nivel internacional, no se ve como un producto caro. Hay que buscar productos y mercados de calidad pero hoy en día sigue siendo más fácil vender cava más joven”, añade.”, explica el enólogo de la bodega, Salvi Moliner.
Para cambiar esta imagen, Guilera apuesta por promocionar estos productos en congresos y entre los prescriptores anglosajones y también impulsar el enoturismo en la zona, aprovechando su cercanía a una gran capital turística como Barcelona y ofreciendo a los visitantes sus mejores cosechas.
“Nuestros visitantes son nuestros grandes prescriptores. Los tratamos bien, van a su país, hablan del cava a sus amigos… No es una cosa muy rápida pero es más sostenible”, explica.
Su objetivo es ambicioso: conseguir en diez años que las ventas de reservas y gran reservas aumenten al 40% del total. “Requiere un gran esfuerzo colectivo pero es posible por la gran calidad de producto que tenemos. Estoy absolutamente convencido”. (AFP)
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