Francia y Estados Unidos mostraron visiones divergentes sobre si el futuro acuerdo global sobre el clima debe ser vinculante, apenas dos semanas antes de la conferencia de París y a un año de las elecciones norteamericanas.
El acuerdo que se negociará en París a partir del 30 de noviembre para limitar las emisiones de gases con efecto invernadero potencialmente catastróficas para el planeta “seguramente no será un tratado” vinculante, dijo al Financial Times el secretario de Estado norteamericano John Kerry, desencadenando una reacción inmediata de Francia, país anfitrión de la conferencia sobre el clima COP21.
“El acuerdo será vinculante o no habrá acuerdo”, replicó desde Malta el presidente francés François Hollande, confortando una primera reacción de su canciller Laurent Fabius, que había hallado poco “feliz” la formulación de su homólogo norteamericano.
Las declaraciones de Kerry causaron revuelo entre los organizadores de la COP21, confrontados a la delicada tarea de generar consensos planetarios entre intereses tan divergentes como los de las pequeñas islas del Pacífico y potencias industriales como China.
En 1997, los países desarrollados alcanzaron un primer acuerdo conocido como Protocolo de Kioto que entró en vigor en 2005 y limitaba sus emisiones de gases contaminantes. Sin embargo, Estados Unidos nunca ratificó aquel tratado vinculante como lo hicieron desde entonces 187 Estados.
La ambición de alcanzar un acuerdo planetario –que incluya a los países en vías de desarrollo– se puso sobre la mesa en 2009 en Copenhague. Tras identificar la meta de limitar a 2ºC el calentamiento global y evaluar en 100.000 millones de dólares anuales el costo necesario para que los países pobres puedan afrontar el desafío, la negociación terminó en un rotundo fracaso por falta de acuerdo.
Acuerdo multilateral y política interna:
La conferencia de París será un segundo intento por lograrlo, en momentos en que muchos estudios lanzaron señales de alarma sobre lo que espera al planeta si no se toman medidas: más fenómenos extremos, desertificación, devastador incremento del nivel de los océanos, fenómenos migratorios masivos.
Para ello, cada país presentó antes de la COP21 las medidas que se propone implementar de cara a la meta de no superar los +2ºC.
Esos compromisos, incluyendo los adelantados por los dos principales emisores de gases –China y Estados Unidos– constituyen en sí una obligación, aunque de momento no se prevé un mecanismo global de verificación, como recordó Kerry al Financial Times.
Su homólogo francés buscó poner paños fríos a lo que parece ser una diferencia de enfoque. “Hablé ayer con mi amigo Kerry”, dijo Laurent Fabius. “Se puede discutir la naturaleza jurídica del acuerdo (…) sin embargo –dijo– el hecho de que cierto número de disposiciones deban tener un efecto práctico, resulta una evidencia”.
El cambio climático forma parte de los temas de la campaña electoral en Estados Unidos, donde el electorado republicano tradicionalmente es renuente a acuerdos multilaterales percibidos como contrarios a los intereses económicos norteamericanos.
Dos de los candidatos republicanos favoritos en las encuestas, Donald Trump y Marco Rubio, dijeron públicamente que ni siquiera creen que el cambio climático sea un fenómeno generado por la actividad humana. En ese contexto, el Gobierno demócrata de Barack Obama llega a la COP21 habiendo presentado sus compromisos de limitación de emisión de gases con efecto invernadero pero con la visible preocupación de no ofrecer un flanco electoralmente frágil a sus candidatos a la Casa Blanca.
Hollande dijo este jueves comprender que Estados Unidos “tenga problemas con su Congreso, es algo totalmente legítimo”. Pero el presidente francés, posible candidato a su reelección en 2017 y que hizo de un eventual éxito de la COP21 una cuestión prioritaria, insiste en que “es necesario dar al acuerdo de París, si se llega a un acuerdo, un carácter vinculante, en el sentido de que los compromisos que se adopten deberán ser cumplidos y respetados”.
Hollande llegó a evocar esta semana la posibilidad de crear un “Consejo de Seguridad medioambiental” encargado de verificar lo acordado en la COP21. AFP
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