¿Y después de la Habana qué?

Por: Francisco Manrique. 

Después de regresar de un viaje maravilloso por varios países del Asia (Bután una joya para visitar – Parte IBután una joya para visitar – Parte IIBangkok y Kuala Lumpur ejemplos para Bogotá), me encuentro con la noticia del acuerdo con las FARC. Se había logrado diseñar una fórmula para abordar el punto más álgido de la agenda, relacionado con la aplicación de justicia a los integrantes de ese grupo guerrillero. La noticia fue divulgada a nivel internacional y ha sido recibida como un avance muy importante en este tortuoso proceso en la Habana, que ya cumple tres años.

Un aspecto importantísimo de lo divulgado la semana pasada en la Habana, es que hay un plazo definido para finalizar los acuerdos. Este punto era crítico para salvar el proceso, ya que seguir alargándolo indefinidamente, le estaba dando municiones muy gruesas a los opositores del mismo. La paciencia de la opinión pública se estaba agotando rápidamente, haciendo cada vez más difícil su refrendación posterior.

Los artículos que se han publicado y los comentarios que se ha suscitado en los diferentes medios, muestran una tendencia más positiva hacia el proceso. Evidentemente están los comentarios de quienes se han opuesto siguiendo la línea de Uribe, pero también se reconoce que no se había avanzado tan lejos, en los intentos anteriores con las FARC.

Hay muchos riesgos todavía y variables por despejar. De hecho los próximos seis meses van a requerir de un esfuerzo muy grande por parte de los negociadores, para afinar la pluma y despejar los detalles que cimienten el acuerdo final. También hay unos obstáculos grandes que no está claro, cómo se van a superar. El más crítico en mi concepto tiene que ver con la refrendación de lo acordado, por parte de la sociedad colombiana.

A medida que se acerca el fin de esta historia, se vuelve más urgente preparar a la sociedad colombiana para lo que viene. Es prioritario orientar la imaginación de la gente, hacia lo que es posible lograr. Abriendo una conversación de futuro, donde los componentes dejen de ser el miedo y la parálisis, y nos atrevamos a pensar en grande, para aprovechar las oportunidades que se nos pueden presentar.

Al escribir el párrafo anterior, me acorde de la película Invictus. En ella, el actor Morgan Freeman interpreta a Nelson Mandela cuando iniciaba su presidencia en Sur África, y demostraba su genialidad para ejercer el liderazgo. En una escena que recuerdo, por su pertinencia para el momento actual en Colombia, Mandela le dice a su interlocutor: “el pasado es el pasado, es hora de ponernos a trabajar por el futuro”. Este es un mensaje que nos invita a la esperanza.

Hasta ahora Santos y su Gobierno, han estado absorbidos por el proceso de la Habana, así lo reconocía su hermano Enrique, en una entrevista que le hicieron, en estos días. Sin embargo, esa obsesión por lograr un acuerdo, le ha hecho cometer al Presidente varios errores, que no le han permitido obtener el respaldo de una parte importante de la población. No deja de ser muy preocupante el resultado de las encuestas hechas por El Tiempo, donde hay una mayoría superior al 60% que no están de acuerdo, o que no creen en el proceso.

En otros Posts anteriores relacionados con este tema y el liderazgo de Santos durante estos tres años, he mencionado que lo que ha faltado, no es solo haber tenido una mejor comunicación. Lo que ha fallado en mi concepto, es que ha faltado una propuesta de visión de futuro de lo que podríamos lograr, si superamos seis décadas de violencia y sangre.

Y como estoy convencido de que estos temas tienen hoy más vigencia que hace un año, y lo tendrán aún más en el futuro, quiero recordar lo que escribí en marzo del año pasado sobre este tema. Una visión de futuro debe:

1-Ser formulada por líderes, quienes escuchan y exploran el mundo para incorporarla de manera coherente y convincente.

2-Compartida con la comunidad, y esta debe estar de acuerdo para darle el apoyo necesario. Si se logra, se habrá creado una comunidad con visión de futuro. Esto genera un sentido de dirección, y con estos acuerdos, el proceso de toma de decisiones se mejora sustancialmente, porque se evaluarán en función de los objetivos compartidos.

3-Amplia y detallada. No bastan las generalidades. Es necesario que quede claro el que, el como, el cuando y el porqué, para que cada miembro de la comunidad encuentre su lugar en esa visión compartida de futuro. Debe saber como va a contribuir y a participar hacia adelante.

4-Positiva y alentadora. Debe tener alcance, debe desafiar a todos a superar los obstáculos más allá de nosotros mismos, y debe de justificar el esfuerzo individual y colectivo.

Pero además, es importante tener presente el papel de los valores en la formulación de una visión positiva del futuro. Estos deben de ser los que determinan la rectitud de los objetivos propuestos. Sin este marco de referencia, la visión puede ser inmoral y poco ética. Este fue el caso de Hitler, con su visión de un pueblo ario superior, no contaminado por otras etnias. El resultado fue el holocausto que significó la muerte de millones de personas. Sin embargo, los valores no determinan el camino: ” sólo una visión positiva de futuro define tu destino”, recordando a Joe Barker en su película sobre el tema.

Se firma el acuerdo con las FARC en marzo del 2016. Excelente ¿pero que sigue?. ¿Hacia dónde debemos ir los colombianos para aprovechar esta oportunidad histórica? ¿Qué posibilidades se nos abren que nos permitan soñar en grande? ¿No debemos de aprovechar este momento para imaginarnos como sociedad con la capacidad de dar un salto cuántico, que nos ponga como referente en América Latina y en el mundo?.

Para concluir este blog: todos podemos contribuir a definir nuestro destino, con la fuerza de nuestra visión. El desafío está en encontrar un propósito superior que nos guíe hacia adelante. Esto nos permite dejar de ser observadores y críticos, para pasar a ser actores activos, porque Imaginar el futuro es el primer paso para crear nuevas realidades.

Pero recordemos: “una visión de futuro sin acción es simplemente un sueño; una acción sin visión de futuro carece de sentido; una visión de futuro puesta en práctica puede cambiar el mundo”.

En mi blog: “Somos la noticia del The Economist en el 2025 !!!“, yo propuse algunos elementos que deben de fundamentar el nuevo capítulo de la historia que deberíamos aspirar a escribir para nuestro país. Uno de ellos es el de darle espacio a las nuevas generaciones en esta apuesta de país. ¿Qué no es posible?. Los invito a ver el programa de la Voz Kid en Caracol y éste vídeo que me llegó al corazón:

De todas maneras, si el 23 de marzo tenemos la noticia de que se ha firmado un acuerdo con las FARC, al siguiente día más vale que tengamos claro para donde vamos a ir como país. ¿Seguimos como vamos dividíos y enlutando el territorio, o aprovechamos la oportunidad para escribir un nuevo capítulo de nuestra historia nacional?


 

Debes loguearte para poder agregar comentarios ingresa ahora