“No comemos bien, no vivimos bien”

Por: Alexis Maschiarelli.

3,7 millones de haitianos necesitan asistencia alimentaria urgente.

“No nos quedaba nada”, comentó Dianise Vixama, de 24 años. “Hay días que no sé qué comerán mis hijos, pero hoy me siento feliz de tener comida para compartir con mi familia”.

Hay temor en los ojos de Dianise. La joven madre de dos niños cocinará esta noche. Su esposo, un trabajador agrícola informal, le ayuda a empacar el arroz, los guisantes y el aceite vegetal que les durará un mes. En el complejo escolar de la aldea de Chansolme, docenas de personas también se preparan para irse a casa, llevando la comida a la espalda o, para quienes viven más lejos, en burros o motocicletas. Este es el departamento de Nord-Ouest, la zona con mayor inseguridad alimentaria de Haití, y hoy el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (WFP) ha organizado una distribución de emergencia.

Millones de haitianos se han visto gravemente afectados por el aumento de los precios, la devaluación de la moneda local y la caída de la producción agrícola. Uno de cada tres de ellos, o sea 3,7 millones de personas, necesita asistencia alimentaria urgente, incluyendo 1 millón que requiere “asistencia de emergencia”, según un estudio nacional realizado en agosto por la Coordinadora Nacional para la Seguridad Alimentaria (CNSA, una agencia del gobierno) con el apoyo del WFP y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Desde que WFP comenzó a expandir su operación para proporcionar asistencia alimentaria de emergencia a 700.000 personas, algunas, como Dianise, están recibiendo alimentos, mientras que la mayoría recibe efectivo que pueden usar para comprar alimentos en los mercados y comercios locales.

“Junto a nuestros socios estamos haciendo todo lo posible para llegar a un número mayor de personas vulnerables con asistencia de emergencia”, dijo Miguel Barreto, Director Regional del WFP para América Latina y el Caribe, quien se encuentra visitando Haití. En tan solo una semana en noviembre, WFP logró distribuir el equivalente de US$1 millón en moneda local a unas 13.000 familias en tres departamentos.

Desde septiembre, los bloqueos de carreteras causados por las protestas restringieron aún más el acceso a los alimentos para las personas vulnerables, ya que impidieron que los alimentos y los clientes llegaran a los mercados.

“No vivimos bien, no comemos bien, y ni siquiera podemos movernos normalmente debido al caos en el país”, señala Osena Previlon, quien cultiva frutas y verduras en su pequeño terreno a las afueras de Gonaives, la ciudad más grande en el departamento de Artibonite en Haití. “Solíamos vender lo que cosechábamos en nuestros campos, pero ahora no podemos”.


WFP alimentos alimentación

Los bloqueos de carreteras hacen aún más difícil el acceso de los haitianos a los alimentos. En la imagen aparece Leny, de 2 años, y sobrina de Osena. Foto: WFP/Alexis Masciarelli


El país está paralizado

Osena indica que pocos compradores desafían la inseguridad y los bloqueos de carreteras para llegar al mercado de Plateau en Gonaives, el mercado principal para gran parte del norte de Haití, en donde ahora vende sus productos.

“El país está paralizado. No nos está haciendo bien porque nuestros productos terminan pudriéndose”, agrega. Osena participa en un programa del WFP a través del cual se compran frutas y verduras frescas a productores como ella para las comidas escolares. Pero como algunas escuelas aún siguen cerradas, los ingresos de Osena siguen mermando.

“Pagué las mensualidades escolares de mis hijos, pero no pueden ir a clases”, dice. “El proyecto con la escuela se ha detenido. Nuestro corazón está destrozado”.

El programa de alimentación escolar del WFP normalmente proporciona comidas a 300.000 niños anualmente en 1.200 escuelas de todo el país. Se la considera la red de seguridad alimentaria más grande de Haití. Sin embargo, solo el 60% de las escuelas han reabierto desde que comenzaron los disturbios hace tres meses.

“A pesar de estos desafíos, estamos comprometidos en garantizar la continuidad de nuestra asistencia. Es reconfortante ver que las escuelas reabren, que los niños van a sus clases, y que les podemos proporcionar una comida caliente. Para las familias pobres, a menudo esta es la única comida que comen en todo el día”, dijo Barreto después de visitar una escuela recientemente reabierta cerca de Gonaives.


Nota publicada en WFP – Programa Mundial de Alimentos, reproducida en PCNPost con autorización.


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SOURCE: Programa Mundial de Alimentos

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