La lactancia materna desde la primera hora de vida: lo que beneficia y lo que perjudica

Por: Leah Selim

Esto es lo que hace falta para garantizar que las madres tengan un entorno favorable para una lactancia materna temprana y continuada.


lactancia materna UNICEF

UNICEF/UNI182998/Quintos


Tanto si el parto tiene lugar en una cabaña de un pueblo rural como si es en el hospital de una gran ciudad, dar el pecho a los recién nacidos en su primera hora de vida les proporciona la mejor oportunidad para sobrevivir, crecer sanos y desarrollar todo su potencial.

UNICEF y la OMS recomiendan la lactancia materna exclusiva durante los seis primeros meses de vida, empezando en la hora posterior al nacimiento. Mantener la lactancia materna exclusiva –sin incluir ningún otro alimento- durante los seis primeros meses favorece el desarrollo sensorial y cognitivo y protege a los bebés contra enfermedades infecciosas y crónicas.

Pero no puede esperarse que las madres lo hagan solas. Para que la lactancia materna pueda ser temprana y exclusiva, es necesario contar con la ayuda de hospitales y centros de maternidad, así como de los trabajadores de la salud, los gobiernos y las familias. Cuando se trata de promover la lactancia materna desde la primera hora de vida, esto es lo que beneficia y lo que perjudica:

Lo que beneficia: el contacto piel con piel inmediatamente después del parto

El contacto inmediato piel con piel ayuda a regular la temperatura corporal de los recién nacidos y los expone a bacterias beneficiosas que se encuentran en la piel de las madres. Estas bacterias buenas protegen a los bebés de enfermedades infecciosas y les ayudan a fortalecer sus sistemas inmunológicos.

El contacto piel con piel que empieza inmediatamente después del nacimiento y dura hasta que el bebé termina de amamantar por primera vez tiene muchos otros beneficios. Se ha demostrado que aumenta las probabilidades de que los bebés sigan amamantando, amplía la duración de la lactancia materna y también mejora las tasas de lactancia materna exclusiva.

Lo que perjudica: alimentos complementarios o líquidos para recién nacidos

En muchas partes del mundo es habitual dar a los recién nacidos líquidos o alimentos distintos a la leche materna en los primeros días de vida, a menudo por cuestiones relacionadas con normas culturales, prácticas familiares o políticas y procedimientos hospitalarios que no se basan en pruebas científicas. Esas prácticas varían según el país y pueden consistir, entre otras cosas, en deshacerse del calostro (la “primera leche” de la madre, rica en anticuerpos) o en que sea un médico o un familiar de edad más avanzada quien alimente al recién nacido con líquidos o alimentos específicos, como leche en fórmula, agua azucarada o miel. Estas prácticas pueden retrasar el primer y esencial contacto del bebé con su madre.

Tanto si el parto tiene lugar en una cabaña de un pueblo rural como si es en el hospital de una gran ciudad, dar el pecho a los recién nacidos en su primera hora de vida les proporciona la mejor oportunidad para sobrevivir, crecer sanos y desarrollar todo su potencial.

UNICEF y la OMS recomiendan la lactancia materna exclusiva durante los seis primeros meses de vida, empezando en la hora posterior al nacimiento. Mantener la lactancia materna exclusiva –sin incluir ningún otro alimento- durante los seis primeros meses favorece el desarrollo sensorial y cognitivo y protege a los bebés contra enfermedades infecciosas y crónicas.

Pero no puede esperarse que las madres lo hagan solas. Para que la lactancia materna pueda ser temprana y exclusiva, es necesario contar con la ayuda de hospitales y centros de maternidad, así como de los trabajadores de la salud, los gobiernos y las familias. Cuando se trata de promover la lactancia materna desde la primera hora de vida, esto es lo que beneficia y lo que perjudica:

Lo que beneficia: el contacto piel con piel inmediatamente después del parto

El contacto inmediato piel con piel ayuda a regular la temperatura corporal de los recién nacidos y los expone a bacterias beneficiosas que se encuentran en la piel de las madres. Estas bacterias buenas protegen a los bebés de enfermedades infecciosas y les ayudan a fortalecer sus sistemas inmunológicos.

El contacto piel con piel que empieza inmediatamente después del nacimiento y dura hasta que el bebé termina de amamantar por primera vez tiene muchos otros beneficios. Se ha demostrado que aumenta las probabilidades de que los bebés sigan amamantando, amplía la duración de la lactancia materna y también mejora las tasas de lactancia materna exclusiva.

Lo que perjudica: alimentos complementarios o líquidos para recién nacidos

En muchas partes del mundo es habitual dar a los recién nacidos líquidos o alimentos distintos a la leche materna en los primeros días de vida, a menudo por cuestiones relacionadas con normas culturales, prácticas familiares o políticas y procedimientos hospitalarios que no se basan en pruebas científicas. Esas prácticas varían según el país y pueden consistir, entre otras cosas, en deshacerse del calostro (la “primera leche” de la madre, rica en anticuerpos) o en que sea un médico o un familiar de edad más avanzada quien alimente al recién nacido con líquidos o alimentos específicos, como leche en fórmula, agua azucarada o miel. Estas prácticas pueden retrasar el primer y esencial contacto del bebé con su madre.

Beneficia: parteras con formación que ayuden en la lactancia materna

En Rwanda, el porcentaje de partos asistidos por parteras se incrementó más del doble de 2005 a 2014 y, como resultado, casi todos los partos que tuvieron lugar en centros de salud contaron con la asistencia de parteras con formación. Las tasas de inicio temprano de la lactancia materna también aumentaron considerablemente durante este periodo, un avance que se debió, en parte, a las nuevas políticas implantadas por el gobierno para promover la lactancia materna en los hospitales.

En la actualidad, en Rwanda hay 45.000 trabajadores de la salud de la comunidad que asesoran a las madres sobre prácticas de alimentación y partos seguros. Además, aunque la tasa de cesáreas aumentó casi el doble de 2010 a 2013, este salto no afectó al inicio temprano de la lactancia materna, lo cual pone de manifiesto el poder de profesionales de la salud bien cualificados.

Perjudica: prácticas obsoletas

Si bien las parteras con formación tienen el potencial de desempeñar un papel crucial para garantizar que las nuevas madres amamanten a sus bebés recién nacidos, algunas no siempre lo hacen. Cuando los trabajadores de la salud no están formados y en los centros se realizan prácticas obsoletas, como separar a los recién nacidos de sus madres sin justificación médica o darles otros líquidos o alimentos, las tasas de inicio temprano de la lactancia materna pueden verse perjudicadas.

Para el año 2014, en Viet Nam, casi todas las mujeres (94%) ya daban a luz en centros de salud, a diferencia del 64% que lo hacía en 2006. Pero, al mismo tiempo, hubo un descenso en las tasas del inicio temprano de la lactancia materna, que disminuyeron alrededor de un 40%. Como respuesta, el Ministro de Salud aprobó en 2016 unas directrices nacionales que subrayan la importancia del contacto piel con piel inmediatamente después del parto y promueven la lactancia materna en la primera hora de vida.

Darles a las madres la ayuda que necesitan para empezar a amamantar en la hora posterior al nacimiento del bebé proporciona enormes beneficios para la salud. Pero eso no es suficiente. Las madres deberían tener la libertad de seguir amamantando tanto tiempo como decidan. Es nuestra responsabilidad colectiva eliminar los obstáculos de la sociedad que hacen que la lactancia materna sea difícil.

Beneficia: licencia familiar remunerada

Las mujeres trabajadoras no deberían tener que decidir entre amamantar o trabajar. La Organización Internacional del Trabajo recomienda a los gobiernos otorgar a las mujeres el derecho a 18 semanas de licencia materna remunerada y asegurar que tengan el tiempo y el espacio que necesitan para poder seguir amamantando cuando regresan al trabajo. UNICEF recomienda seguir estas directrices como requisito mínimo.

Perjudica: lugares de trabajo sin políticas adaptadas a la lactancia materna

Cuando las mujeres regresan al trabajo, necesitan ayuda de sus empleadores para seguir amamantando. El derecho a amamantar en el lugar de trabajo es fundamental para las mujeres que desean continuar amamantando a sus hijos, al igual que es fundamental que cuenten con el tiempo y el espacio adecuados para amamantar, extraer leche o almacenarla.


Nota publicada en UNICEF para América Latina y el Caribe, reproducida en PCNPost con autorización.


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SOURCE: UNICEF

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