Los docentes necesitan formación sobre la inclusión

Por: Anna Cristina D’Addio y Daniel April, equipo del Informe GEM

Son muchos los factores que intervienen en el diseño de un sistema educativo verdaderamente inclusivo. Algunos determinan la forma en que se establecen los sistemas educativos, como las leyes y políticas o los mecanismos de gobernanza y financiación. Otros operan dentro de los muros de la escuela. Los docentes desempeñan un papel fundamental en la acogida y la enseñanza de todos los estudiantes, independientemente de sus antecedentes, sus capacidades y su identidad. Necesitan competencias específicas para adaptar la enseñanza a las diversas necesidades de los alumnos -una competencia que es sumamente necesaria durante los períodos de cierre de las escuelas-, pero necesitan apoyo y formación para saber cómo hacerlo.


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En el Día Mundial de los Docentes, el nuevo documento de política “Enseñanza inclusiva: preparar a los docentes para enseñar a todos los estudiantes”, preparado por el Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo (Informe GEM) y del Equipo Internacional sobre Docentes para Educación 2030 (TFF), examina los programas de formación docente, abordando cuestiones de planificación, ejecución, supervisión y evaluación, y los mecanismos de apoyo establecidos para ayudar a los docentes a fomentar la inclusión. La mayoría de los ejemplos provienen del nuevo sitio web del Informe GEM Profiles Enhancing Education Reviews (PEER por sus siglas en inglés), que contiene perfiles comparables de leyes y políticas de los países sobre cuestiones fundamentales para facilitar el diálogo entre pares entre y al interior de países y regiones.

Sólo unos 4 de cada 10 países abordan la formación docente en sus leyes y políticas. La cobertura más alta se encuentra en América Latina y el Caribe.

La formación de los docentes para la inclusión no debería ser una asignatura especializada

El documento de política muestra que el ideal de la formación docente para la inclusión rara vez se materializa. A menudo se enseña a los docentes la inclusión de lado, en lugar de como un principio central de toda la formación que reciben.

Muchos países tienden a centrarse en grupos específicos. Por ejemplo, en un examen de la formación de docentes en la Argentina, Etiopía, Ghana, la República Democrática Popular Lao y Zanzíbar (República Unida de Tanzania) se comprobó que la capacitación para la inclusión se centraba principalmente en los estudiantes con discapacidad, a pesar de los esfuerzos que se estaban realizando para construir comunidades y culturas escolares inclusivas.

Algunos países abarcan ciertos grupos sus programas de capacitación y formación docente. Austria, Singapur, Sudáfrica y la provincia de Nueva Brunswick en Canadá, por ejemplo, incorporan la capacitación sobre la educación inclusiva para la discapacidad en un sistema más amplio de formación de maestros.

Nueva Brunswick, quien ha sido pionero en la promoción de la educación inclusiva durante más de tres decenios, introdujo oportunidades de capacitación para maestros a fin de apoyar a los estudiantes con trastornos del espectro autista en una política amplia de educación inclusiva.

Otros países incluyen el género y las identidades de género todos los programas de formación docente. En Chile, el Ministerio de Educación ha establecido en las aulas la capacitación sobre género, discriminación, escuelas inclusivas, sexualidad y diversidad sexual para los maestros de todo el país y ha elaborado orientaciones prácticas para los maestros y recomendaciones de capacitación para la inclusión de las comunidades LGBTI. En Colombia, Mauricio, Nepal y Uganda, la perspectiva de género y las identidades de género es un componente transversal de las directrices de política para la formación de docentes.

El idioma y la educación multilingüe también son factores que influyen en la formación de los maestros en varios países, entre ellos la política de educación inclusiva de Botsuana y el Plan Nacional de Educación Intercultural Bilingüe del Perú.

Sin embargo, es sumamente raro que los países incorporen la formación de docentes en materia de inclusión y que abarquen a todos los educandos que corren el riesgo de ser excluidos, y no sólo a uno u otro grupo en particular. Hacerlo supondría un alejamiento de las categorizaciones, que a menudo dan lugar a la estigmatización, la marginación y la exclusión. Es una iniciativa notablemente deficiente, dada la importancia que se da a no dejar a nadie atrás desde 2015.

La colaboración y los intercambios profesionales entre docentes fomentan la inclusión

Hay múltiples ejemplos de países que han visto el beneficio de apoyar diferentes formas de colaboración de los docentes para la inclusión. Nueva Brunswick (Canadá) y Namibia promueven las comunidades de aprendizaje, mientras que en Irlanda se utiliza la enseñanza en equipo. Esos enfoques pueden ayudar a los docentes a desempeñarse mejor y a gestionar el cambio de manera más eficaz, una habilidad fundamental para los tiempos tempestuosos de hoy en día. También permiten el desarrollo de nuevos líderes.

La cooperación entre los docentes dentro de las escuelas y entre las mismas también es importante para apoyarlos a abordar los desafíos de la diversidad. Muchos países alientan la cooperación entre las escuelas ordinarias y las especiales, que puede ser útil cuando se pasa de la segregación a la inclusión, como en Etiopía, Kazajstán, Keniay Viet Nam. En China, Maldivas y Nigeria se utilizan centros de recursos que distribuyen recursos centralizados, incluidos maestros especializados, a diferentes escuelas.

Los maestros auxiliares, los directores de escuela y los coordinadores de educación de distrito o temáticos desempeñan un papel crucial de apoyo a los profesores y a su desarrollo profesional. Por ejemplo, en Kiribati, trece coordinadores de educación prestan apoyo a los maestros y directores de escuela, que han recibido una formación avanzada sobre los principios de la educación inclusiva. En Namibia, se despliegan terapeutas ocupacionales, logopedas, trabajadores sociales y audiólogos para asesorar a los maestros de escuelas rurales y remotas.

Para garantizar que la inclusión sea el núcleo de la formación de los maestros:

  1. Las leyes y políticas de educación deben comunicar una visión clara de la formación de los docentes para la inclusión.
  2. Los sistemas de formación docente pre-servicio y en servicio deben examinarse y revisarse para garantizar que los principios de la educación inclusiva se incorporen plenamente. La inclusión para todos debería ser un elemento básico de la formación general docente pre-servicio impartiendo valores inclusivos y no un curso especializado opcional que ayuda a algunos docentes a prepararse para enseñar a algunos grupos específicos.
  3. Los sistemas de formación de docentes deben ofrecer un equilibrio más eficaz entre el aprendizaje basado en la teoría y la práctica. Es preciso dar prioridad a la formación entre pares y a los intercambios profesionales, por ejemplo, mediante comunidades de aprendizaje, centros de recursos, conexiones entre escuelas ordinarias y especiales, tutorías y enseñanza en equipo.
  4. Los maestros auxiliares, los directores de escuela y los coordinadores de educación temática o de distrito deben estar igualmente bien preparados para ayudar a los maestros a cumplir su misión de enseñanza inclusiva.
  5. Es necesario que los gobiernos hagan partícipes a los maestros, los padres y las organizaciones comunitarias en la mejora de las normas, las competencias y los programas de educación de los maestros.
  6. Es necesario incorporar una cultura de supervisión y evaluación en los programas de formación de docentes.

Nota publicada en el Blog de la Educación Mundial de la UNESCO, reproducida en PCNPost con autorización


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SOURCE: Blogs de la Educación Mundial

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