El aumento de las capacidades productivas para transformar un país

Por: Steven Ambrus.

Es raro que la llegada de una sola empresa a un país transforme el estado de cosas. Sin embargo, la decisión de BeamOne, una empresa de Estados Unidos, de comenzar a funcionar en Costa Rica en 2008 marca una excepción.

Los productores de dispositivos médicos necesitan la esterilización. La llegada de BeamOne para satisfacer esa necesidad de un grupo creciente de multinacionales en la industria de las ciencias biológicas significó una pequeña revolución en el sector que contribuyó a triplicar sus exportaciones hasta aproximadamente US$3.000 millones entre 2007 y 2017, e impulsarla al puesto número uno entre los exportadores del país, un desarrollo importante en un país conocido desde hace tiempo por la agricultura.

Eso, descrito en el informe del BID recientemente publicado, Building Capabilities for Productive Development  (La construcción de capacidades para el desarrollo productivo), significó un triunfo para la permanente evolución del país hacia exportaciones más basadas en conocimiento y de alto valor agregado. Además, significó una victoria para CINDE, la agencia encargada de promover la inversión en Costa Rica. Esta organización no gubernamental sin fines de lucro ayudó a traer el esterilizador de equipos médicos al país y ha contribuido a rehacer las capacidades productivas del país de maneras que establecen un ejemplo para otras organizaciones de desarrollo en la región.


capacidades productivas BID


Una organización con una misión

La historia comienza en los años ochenta, cuando un grupo de empresarios, junto con personas que habían trabajado en la elaboración de políticas públicas y en el mundo académico, fundó CINDE como una manera de contribuir a reconstruir la economía después de la crisis de la deuda. La organización no tenía un plan a largo plazo. En su lugar, probó docenas de diferentes iniciativas que iban desde mejorar la educación en lengua inglesa para el sector del turismo hasta facilitar la banca privada, y eventualmente se centró en atraer y ayudar a inversores extranjeros en el prometedor campo médico de alta tecnología.

La misión de CINDE era doble. Mantenía un estrecho contacto con las empresas extranjeras para ayudarlas a modernizar y ampliar sus operaciones en Costa Rica, utilizando su red de relaciones con el gobierno, el sector privado y las universidades para intervenir allí donde el sector necesitaba ayuda. Y procuraba atraer otras multinacionales que, en su opinión, podían ayudar al crecimiento del sector.

Superar barreras para la capacidad productiva

Esos roles hicieron a CINDE muy consciente a comienzos de la década del 2000 de una deficiencia mayor. Las empresas multinacionales en las zonas de libre comercio se frustraban porque se veían obligadas a enviar sus dispositivos médicos a Estados Unidos para ser esterilizados, una inconveniencia que generaba más costos de inventario y retrasaba las entregas. Así, CINDE puso manos a la obra para atraer una empresa de esterilización extranjera a Costa Rica.

Siete años después, en 2008, se estableció BeamOne (posteriormente adquirida por Synergy Health), seguida en 2010 por Sterigenics, otra empresa basada en Estados Unidos, lo que permitió el embalaje directo y los envíos desde Costa Rica y la creación de operaciones de logística y de marketing en el país. Se había superado una barrera y se creó un círculo virtuoso. Echaron raíces las economías de escala y una cadena de suministros más integrada, y el sector comenzó a crecer a un ritmo vertiginoso, de modo que actualmente hay 72 multinacionales presentes en el campo de las ciencias biológicas en Costa Rica, entre ellas 7 de las 20 empresas de dispositivos médicos más grandes del mundo, que dan empleo a más de 22.000 personas. Costa Rica, actualmente el segundo productor de dispositivos médicos más grande de América Latina, después de México, había dado un gran salto.

Por el camino, CINDE emprendió otras medidas que contribuyeron a acelerar el desarrollo del sector de dispositivos médicos y, a su vez, a hacer avanzar el país hacia una producción más basada en conocimiento y valor agregado. Por ejemplo, una regulación antigua obligaba a las empresas en las zonas de libre comercio a exportar cualquier producto que produjeran y luego a importarlo antes de venderlo a otra empresa en la cadena local de suministros.

El objetivo de la regulación era impedir a las empresas desviar productos de las zonas de libre comercio al mercado local con una ventaja competitiva desleal. Pero tenía poco sentido en el contexto de la industria del sector médico, cada vez más sofisticada. Por ello, CINDE negoció con el Servicio de Aduanas para cambiar la regulación con el fin de permitir a las empresas en la industria de dispositivos médicos vender directamente unas a otras en las zonas de libre comercio y acelerar la compleción y entrega del producto.

CINDE también jugó un papel en la creación —junto con la Universidad de Minnesota— de la primera maestría en dispositivos médicos de América Latina.

Enfrentándose a la trampa del ingreso medio

Jorge Cornick, un experto en desarrollo productivo en Costa Rica, opina que el rol de CINDE fue crucial para ayudar al país a superar las limitaciones del sector público, a aumentar la colaboración del sector público y el privado y a enfrentarse a la trampa del ingreso medio. Es un ejemplo, según relata en el estudio del BID, de cómo una organización altamente capaz, interesada en los asuntos públicos pero independiente, dispuesta a experimentar y buscar soluciones, puede ser crucial para ayudar a un país a avanzar en materia de capacidades.

Nadie sabe lo que depara el futuro. ¿Puede Costa Rica, con la ayuda de CINDE, hacer avanzar la industria del sector médico a una fase ulterior, donde las empresas no sólo produzcan y comercialicen dispositivos médicos sino también participen en la investigación y el desarrollo y se puedan diseñar nuevos productos? ¿Será capaz de desarrollar el capital humano en las ciencias biológicas, las ciencias de la computación y la ingeniería con las que se pueda llevar a cabo la transformación del país en un centro de alta tecnología?

Esto podría requerir todavía más progreso en capacidades públicas, pero las tendencias van en la dirección correcta.


Steven Ambrus trabajó como corresponsal de los medios masivos de comunicación de Estados Unidos y de Europa durante dos décadas en América Latina cubriendo política, educación, medio ambiente y otros temas. El trabaja actualmente en la unidad de comunicaciones y publicaciones del Departamento de Investigación del Banco Interamericano de Desarrollo BID.


Nota publicada en el blog “Ideas que cuentan” del Banco Interamericano de Desarrollo BID, reproducido en PCNPost con autorización.


Posts relacionados

Claro Cloud ha aumentado la capacidad productiva de más de 100 mil empresas en la región

La investigación científica necesita de las mujeres


 

SOURCE: Los Blogs del BID

Debes loguearte para poder agregar comentarios ingresa ahora