Una nueva manera de combatir la pobreza

Por: Samuel Azout.

En Colombia hay algunas realidades que no podemos ocultar: 15 millones de personas bajo condiciones de pobreza, más de 4,5 millones bajo pobreza extrema (sin lo mínimo vital para la existencia), cuarto país más desigual del mundo (nos superan solo Sudáfrica, Zambia y Honduras), 45% de la población rural es pobre y la pobreza extrema rural es 3.5 veces la urbana.

La forma como tradicionalmente hemos combatido estos fenómenos es aplicando lo que se conoce como el ‘triangulo amoroso del desarrollo.’ Estamos organizados en tres sectores: el privado que genera la riqueza, la eficiencia y la innovación, el público que pone las reglas, diseña e implementa políticas, y hace el trabajo redistributivo, y el social o comunitario que pretende llenar los vacíos que dejan el Estado y el Mercado.

Sin embargo, los indicadores de pobreza, violencia, medio ambiente y desigualdad, nos demuestran que este sistema de tres sectores no está siendo suficientemente efectivo para saldar la deuda social, proteger el paneta y alcanzar unos niveles aceptables de convivencia pacífica. Las razones son muchas, entre ellas las siguientes: la empresa privada se dedica al interés de sus accionistas, no al interés general, las políticas publicas suelen atacar los síntomas y no embisten las verdaderas causas de los problemas, y las organizaciones sociales tienen poco acceso a recursos, no generan ingresos ni alcanzan la escala necesaria para generar nuevos equilibrios sociales. Como si esto fuera poco, la coordinación entre sectores es baja en la mayoría de las regiones, especialmente en el Caribe. Esto no deja de sorprender porque ya nadie duda que ni el Estado, ni el sector privado, ni las ONG’s son capaces de resolver los problemas por sí solos.

Entonces, cual es la solución? No sabemos exactamente, pero hemos empezado a experimentar una tercera vía. Se llama Capital Paciente (Inversión Social Rentable o Inversión de Impacto) y se basa en invertir recursos de filantropía y cooperación en soluciones de mercado para lograr profundo cambio social. Una de las organizaciones que están a la vanguardia de este revolucionario modelo es Acumen Fund. Acumen aporta soporte gerencial y capital a empresas de alto impacto social para que puedan crecer y ser rentables.

Los dineros que invierte Acumen no buscan obtener el mayor retorno financiero, sino mejorar el desempeño de las empresas para que ayudan a los más pobres a vivir con dignidad. Acumen invierte en empresas pequeñas donde el capital generalmente no llega. Las inversiones son principalmente en empresas de salud, educación, energía, agricultura, habitabilidad y servicios públicos. Las inversiones de Acumen han mejorado las vidas de más de 100 millones de personas en África, India y Pakistán.

La buena noticias es que Acumen llegó a Colombia y su primera inversión fue en la empresa Siembra Viva en Medellín. Siembre Viva vende frutas, verduras y otros alimentos limpios, saludables y frescos vía internet y despacha directamente a casa de los consumidores mejorándole en más de 20% los ingresos a pequeños agricultores. En los próximos años vendrán más inversiones con el aporte de US$ 4 millones que anunció la cooperación norteamericana – USAid – al fondo de inversiones para la paz de Acumen Colombia.

Un capital más consciente que cierre la brecha entre la filantropía y el mercado puede ayudar a superar los mayores retos de nuestros tiempos: la pobreza y la exclusión.


Imagen tomada de ACUMEN


 

SOURCE: ACUMEN

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