El Gran Reto de Barranquilla

Por: Samuel Azout.

​El Índice de Progreso Social (IPS) es una herramienta que permite medir el desempeño de las ciudades en tres dimensiones fundamentales: Necesidades Básicas (agua, nutrición, salud, vivienda, seguridad), Bienestar (salud, comunicaciones, acceso a conocimientos básicos, sostenibilidad ambiental), y Oportunidades (acceso a educación superior, derechos personales, tolerancia y respeto).

El IPS es muy útil porque propone una visión integral del bienestar y facilita la evaluación de impacto de programas sociales, elementos fundamentales para mejorar la vida de la gente, en particular de los más desfavorecidos. Además, este índice nos reduce la dependencia en el crecimiento económico como indicador de preferencia, el cual “es notoriamente silencioso en cuanto a quién recibe qué,” como señala el Nobel Angus Deaton.


Barranquilla

Foto: Jdvillalobos – Trabajo propio, Dominio público. Wikimedia Commons, 2008.


En el reciente informe de Progreso Social, Barranquilla ocupó un decepcionante séptimo lugar (60.1: nivel medio bajo) entre las 10 ciudades más importantes de Colombia. La acompaña en ese penoso nivel la ciudad de Ibagué (61.6). Barranquilla e Ibagué son superadas por ciudades de mucho mejor desempeño: Manizales (75.5), Bucaramanga (72.9), Medellín (72.6), Bogotá (70.3), y Pereira (66.6). Por debajo de Barranquilla en los últimos lugares del ranking están Cali (54.3), Cartagena (53.6) y Valledupar (52.2).

Barranquilla registra bajo desempeño (9º lugar entre 10 ciudades) en la dimensión de Fundamentos de Bienestar, particularmente en sostenibilidad ambiental (transporte público) y comunicaciones. En relación a otras ciudades, la capital del Atlántico también presenta desventajas importantes en la dimensión de Necesidades Humanas Básicas (7º lugar), que incluye factores como cuidados médicos, vivienda y servicios públicos. La ciudad se ubica mejor en la dimensión de Oportunidades (5º lugar). Dentro de esta dimensión el puntaje fue alto en derechos personales, pero las cifras reflejaron baja tolerancia e inclusión y pocas oportunidades de acceso a educación superior.

​Todos sabemos del gran potencial que tiene Barranquilla en virtud de su gente extraordinaria, su riqueza cultural, su población joven y su extraordinaria posición geográfica. Nadie duda que la ciudad podría emerger como un centro de negocios de clase mundial con énfasis en logística y transporte multimodal, dando lugar a crecimiento económico sin precedentes; más aún si se le suma el perfeccionamiento de una industria cultural y turística alrededor del Carnaval de Barranquilla, Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.

Pero aún si se lograran avances en lo económico, el gran reto de Barranquilla seguirá siendo el desarrollo social. Debemos trabajar por un crecimiento que incluya a aquellos históricamente olvidados. Para mejorar la vida de la gente se requieren gobiernos limpios y transparentes, buenas políticas públicas, adecuada articulación inter sectorial y una clara visión de futuro.

Las ciudades que avanzan positivamente en desarrollo son solo aquellas que logran construir una sólida estrategia de largo plazo y una alianza armoniosa entre los sectores público, social y privado para realizarla. Para la muestra: Medellín, Bucaramanga y Manizales.

Es mucho el trabajo que tenemos por delante en Barranquilla, Valledupar y Cartagena para dejar atrás el atraso y entrar al grupo de ciudades prósperas. Mientras tanto, de acuerdo al IPS, la realidad es un indecoroso subdesarrollo, y para los ciudadanos más desposeídos un panorama de violación de derechos e inmovilidad social.


 

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