Pensamiento complejo para la expansión de la conciencia socioambiental

Por: Rodrigo Arce Rojas.

Introducción:

El universo está compuesto finalmente de materia/masa, energía, información y sentido y estas manifestaciones son intercambiables. Ello da sentido a la gran trama universal de que todo está interconectado y nosotros somos parte de esa gran red. Así cobra sentido cuando se reconoce las interacciones entre individuo-sociedad-especie humana; cuerpo-mente-fisiología-palabra-acción; cuerpo-sistema nervioso-ambiente; objeto-sujeto-alter ego; paradigmas-pensamientos-sentimientos-acciones, entre otras tantas manifestaciones de concurrencia, conectividad y acoplamiento.

Ello nos lleva a reconocer la complejidad humana como un ente (tecno) biopsicosocial (ambiental).  Implica entonces superar la visión reductivamente racionalista que hasta ahora nos ha dominado que no da cuenta de la compleja naturaleza del ser humano. Racionalista es mucho decir cuando tenemos grandes problemas que hemos creado y no sabemos o no queremos resolver. Sapiens es un apellido irónico si es que no reconocemos los demons que conviven en nosotros.


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El gran reto entonces es cómo hacer que las concurrencias de integración produzcan emergencias de paz y de sostenibilidad, es cómo hacer para que en el juego de bondad y de pulsiones triunfe la fraternidad universal ser humano-naturaleza-cosmos recuperando el gran sentido de totalidad y de unidad.

Todos somos integrantes de sistemas y como tal somos parte de interacciones tengamos o no conciencia de ello. Tenemos interacciones entre personas, e interacciones entre personas y la naturaleza y el cosmos; interacciones con el pasado (porque nuestra historia siempre está presente) e interacciones con el futuro (porque lo que hagamos o dejemos de hacer hoy repercutirá para las futuras generaciones). Somos parte la trama universal tanto a nivel micro o a nivel macro.

Por tanto, es importante reconocer que no estamos solos y que todos nuestros paradigmas, pensamientos, sentimientos y manifestaciones (acciones, discursos, narrativas, actitudes y comportamientos), querámoslo o no, siempre se interrelacionan. Depende de nosotros para que no dejemos que la flecha del tiempo disipe la energía y reine la desorganización, la desintegración o el desgaste. Pongamos información, sentido, imágenes y emociones para que la flecha del tiempo conduzca a la integración, a la construcción de una auténtica diseminación de sonrisas y de legítimo orgullo de contribución a un mundo mejor. Es en este contexto que podemos entender la importancia del pensamiento complejo para la expansión de la conciencia socioambiental.

El pensamiento complejo:

Pensar de manera compleja en buena cuenta quiere decir predisposición y capacidad para pensar y mirar más allá de lo evidente y de manera articulada. Pensamiento complejo es aquel pensamiento que tiene la capacidad de percibir, interpretar y explicar la realidad de una manera totalizadora, sistémica, integradora, crítica y estratégica de tal manera que se pueda cubrir todo el espectro de posibilidades.

Por lo tanto, el pensamiento complejo no se queda en lo conocido, en lo legitimado, lo positivizado, lo regulado, lo estandarizado; tampoco se queda en los promedios, las regularidades, las continuidades sino que tiene la capacidad de percibir, valorar e incorporar lo raro, lo extraño, lo imprevisto, lo súbito, las irregularidades, las discontinuidades, los quiebres, las fracturas, las bifurcaciones, las irrupciones, lo súbito, las emergencias, lo popular, lo local, lo emocional, lo intuitivo.

El pensamiento complejo es aquel que es capaz de pensar sobre su propio pensamiento, en tal sentido está abierto a la autocrítica y predispuesto a que aflore la fecunda actitud creativa e innovadora.

A diferencia del pensamiento que separa, fragmenta, atomiza, aísla el pensamiento complejo tiene en la articulación uno de sus atributos centrales. Es, por tanto, imbricado, entrelazado, entretejido, ecologizado. Su enfoque totalizador que valora la diversidad, pluralidad, heterogeneidad considera que todas las fuentes de conocimiento tienen su propia energía e información que es necesario gestionar. Así se articula diversidad formas de pensamiento, conocimientos y teorías. Pero no es una articulación cualquiera si no una que es crítica, reflexiva, ponderada y pertinente. Por ello el pensamiento complejo tiene la capacidad de unir a través de la asociación e implicación.

Así articula la materia/masa con la energía, la información y el sentido; las múltiples dimensiones, escalas y temporalidades; los diferentes planos, niveles, jerarquías; los diversos enfoques, aproximaciones, lenguajes y métodos;  los diversos significados, sentidos y sentires; la mente con el cuerpo, el cuerpo con el espíritu; la razón con la emoción; la razón con la intuición; la sociedad y la naturaleza, la naturaleza y la cultura; la ciencia con la filosofía, con la ética, la estética, el arte, la literatura; la ciencia con la tecnología y con la técnica, la ciencia con la práctica; la ciencia con los saberes; la ingeniería con la poesía; las matemáticas con la poesía; valores con hechos, entre otras tantas dualidades que occidente ha generado. Atendiendo a principios de dialogicidad y recursividad el pensamiento  complejo también debería articularse  mejor con las ciencias de la complejidad.

El pensamiento complejo es una forma especial de interpretar la realidad que es multidimensional, multiescalar, multitemporal y profundamente entrelazado. El pensamiento complejo no alude sólo al cerebro sino a todo el cuerpo (sistema nervioso + cuerpo) y su relación con el ambiente, se puede decir también que abarca la acción como extensión de la palabra. El pensamiento complejo no es un proceso exclusivamente individual porque también es producto de la interacción con el otro. Ello no desconoce nuestro propio diálogo interno pero cuyos significados siempre son construidos en la interacción experiencia propia y entorno.

El atributo complejo del pensamiento complejo no quiere decir complicado. Simplemente quiere decir abrir la perspectiva, la mente, los sentidos y todo el cuerpo a nuevas formas de interpretar la realidad no quedándose en el mundo de lo conocido.

El pensamiento complejo es ubicuo, lo que no quiere decir que toda la realidad sea compleja. Lo podemos encontrar en el ámbito académico como estrategia de reflexión, investigación, conocimiento y propuesta. En el ámbito laboral como una actitud para buscar formas creativas e innovadoras de actuación. En el ámbito de la cotidianeidad cuando se convierte en una forma y estilo de vida de preguntar todo, reflexionarlo todo, cuestionarlo todo en busca de nuevas e infinitas posibilidades. También lo podemos encontrar en el ámbito metodológico cuando desarrollas una estrategia para interpretar la realidad compleja.

El pensamiento complejo como actitud ética-política es tremendamente transformador. Busca indeterminar la realidad e indisciplinar el conocimiento, las instituciones y los estatutos establecidos es una manera de romper los modelos hechos, los conceptos acabados, las formas institucionalizadas de poder. El cambio puede empezar a partir de la energía nuclear de una poderosa pregunta provocadora.

La articulación, la dialogicidad y las sinergias como fundamentos del pensamiento complejo:

No hay ninguna duda que las estrategias cognitivas y operativas de división, fragmentación, y atomización han dado grandes contribuciones a la humanidad. Pero hay que reconocer honestamente que dada la complejidad del mundo actual esas estrategias son absolutamente insuficientes e incluso hasta se vuelven inefectivas.

Seguir pensando y actuando que desde tu sector, desde tus funciones y competencias acotadas, desde tu disciplina, desde tus marcos epistémicos, teóricos, conceptuales, herramientas y procedimientos vas a resolver los problemas de tu campo y del mundo está desfasado. Parte de la realidad se puede abordar desde el marco de la teoría de sistemas y desde esta perspectiva todo sistema está dentro de otro sistema y por lo tanto no hay sistemas cerrados. Todo está  interconectado y pensar que desde un fragmento o segmento de un sistema vas a generar respuestas pertinentes es iluso. De ello estamos llenos de ejemplos y lo más evidente es que muchos de los grandes problemas, como por ejemplo el de la corrupción, siguen vivitos y prosperando.

Recuperar el sentido de sistemas, de interconexiones y dinámicas no lineales significa reconocer que se requiere romper fronteras de todo tipo y atreverse hacer las cosas más allá de los feudos de poder o de comodidad a los que nos habíamos acostumbrado. Para que surjan respuestas creativas e innovadoras es imperativo tener la vocación de indeterminar e indisciplinar la realidad. Se requiere capacidad de desafiar, retar, transgredir y alterar para recuperar el sentido del entramado y entrelazamiento del cual formamos parte. Esto vale para la gestión, para la educación, para la vida misma. De ahí el sentido profundo de la articulación y religancia como actos genuinos de metamorfosis, trasformación o revolución.

La articulación es fundamental para la construcción de sociedades sustentables. De ahí la pertinencia de enfoques socioambientales que vayan más allá de enfoques sectoriales y parciales.

La naturaleza del pensamiento complejo:

El pensamiento complejo no es solo un proceso cognitivo sino que moviliza todo el ser, por lo tanto requiere otros marcos epistemológicos, otras formas de  concebir, pensar, sentir y manifestarse para valorar las diversidades y pluralidades. Implica la plasticidad y flexibilidad para moverse ente el orden y el desorden, entre lo tangible e intangible, entre las certezas y las incertidumbres. Todo ello para contribuir en la transformación de la realidad de manera creativa e innovadora y ser capaz de afrontar los problemas de frontera, que son aquellos que no pueden asumirse desde perspectivas disciplinarias reduccionistas, disyuntivas, mutilantes, lineales, deterministas y estáticas.

Actitudes para el pensamiento complejo:

Una de las aristas del pensamiento complejo tiene que ver con la actitud. Para desarrollar pensamiento complejo se requiere las siguientes actitudes: observación y escucha activa; apertura mental; capacidad para enfrentar lo desconocido, lo no conocido, lo raro, lo extraño, lo singular, lo borroso, la incertidumbre; flexibilidad, tolerancia,  respeto; capacidad para problematizar, indagar, investigar, sospechar; capacidad para preguntar, cuestionar; capacidad crítica; capacidad para provocar, indeterminar, desequilibrar, indisciplinar; capacidad para argumentar; capacidad para dialogar, discutir, debatir; capacidad para articular, religar y sinergizar; capacidad para soñar futuros posibles y deseables.

En la medida que desarrollemos pensamiento complejo seremos capaces de salir de la trampa de las ideologías acabadas que nos han vendido y que seguimos disciplinadamente y “felices” porque nos hacen pensar que eso es lo mejor. Mejor para los grupos dominantes y conservadores pero no necesariamente mejor para nosotros. En este sentido, el pensamiento complejo se convierte en una opción transformadora y liberadora.

Por un pensamiento complejo alternativo a un pensar domesticado:

Es muy cómodo pensar que ya todo está pensado o simplemente ser pensado por otros como ser hablado por otros. Pensar que ya todo está pensado te da comodidad, seguridad y equilibrio psicológico. Pensar que ya no hay nada más que pensar porque ya lo hicieron los grandes pensadores te aleja de la incómoda incertidumbre, de las irregularidades, de las incomprensiones. Es más fácil pertenecer al grupo que piensa en común.

Pensar que hay mucho que (re)pensar te vuelve incómodo, perturbador, desestabilizante, desestructurador, hereje iconoclasta. Es cuanto el acto de pensar se vuelve genuina resistencia y abriga un espíritu transformador, creativo e innovador.

Somos el límite de nuestros pensamientos, si expandimos nuestra conciencia, sentimientos y emociones, entonces tendremos otras perspectivas y podremos ver nuevas posibilidades que ya están agotadas en pensamientos supuestamente acabados, por más que se vistan de jerarquía del poder y la arrogancia de la ciencia, de la política o la economía. En ese contexto pensar lo que no ha sido pensado, mirar lo que no ha sido mirado y sentir lo que no ha sido sentido expande nuestro mundo más allá de la media, de lo establecido, de lo normalizado, estandarizado o instituido. Hay hermanos y hermanas, mucho que (re)pensar.


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