Gestión de paisajes forestales sostenible mediante el abordaje de problemas de frontera

Por: Rodrigo Arce Rojas.

Pasar de una mirada de recurso hacia una mirada de paisaje es un cambio fundamental de paradigma.

La mirada de paisajes forestales alude a territorios con toda su riqueza sistémica en el que se reconoce la materia, la energía, la información y el sentido; con todo lo que ello implica en términos de energía biofísica y sociocultural en donde se conjugan pasado, presente y futuro y una explosión de vectores que convergen, divergen y se entretejen. Ello determinará procesos de cohesión o de repulsión que irán a favor o en contra de alternativas y posibilidades sustentables de vida.

Implica reconocer entonces que el centro no es recurso (cualquiera que esta sea) o el objeto de estudio o trabajo, en este caso estamos hablando de una centralidad totalizadora en el que todo el sistema importa y especialmente aquellos factores estratégicos que provocan la estabilidad o inestabilidad del sistema. De ahí la necesidad de abordar la gestión de los paisajes a partir del enfoque de problemas de frontera.


paisajes forestales bosques

Parque Capitano. North Vancouver, BC, Canadá. Foto: PCNPost, julio 13, 2016.


Llamamos problemas de frontera aquellas situaciones no deseadas que afectan la realidad y que se caracterizan porque no pueden ser abordados desde perspectivas disciplinarias y lineares.

Estos problemas complejos al presentar características no lineares requieren el concurso de equipos de trabajo interdisciplinarios y transdisciplinarios que son capaces no solo de juntar sus conocimientos, enfoques y métodos sino de reconstruirlos a la luz de las necesidades del problema en cuestión. Estos problemas pueden ser la expresión de muchos sistemas y subsistemas que se traslapan o están fuertemente intrincados por lo que se requiere nuevas formas de pensar y actuar para poder resolverlos apropiadamente.

En los paisajes forestales los problemas de frontera que podemos reconocer son: deforestación, desertificación, pérdida de biodiversidad, tráfico de vida silvestre, cambio climático, actividades extractivas ilegales (tala ilegal, minería ilegal), entre otros.

Estos problemas no pueden resolverse desde un ministerio, profesión o especialidad en particular. Asimismo, podemos reconocer que estos problemas no se dan de manera aislada sino que mantienen fuertes interrelaciones entre ellos. Las fronteras borrosas y permeables dan cuenta de su adscripción a sistemas mayores.

El abordaje de problemas fronteras implica reconocer que con nuestros paradigmas simplificantes y reduccionistas basadas en el análisis y la linealidad no podemos enfrentar la complejidad de los problemas en el que más que gran cantidad de variables se verifican interacciones de comportamiento variado y que escapan a los marcos lógicos convencionales.

Desde esa perspectiva abordar problemas complejos no significa quedarse en las relaciones de causa y efecto sino comprender el comportamientos de los sistemas con toda su riqueza y no quedarse únicamente con los promedios y regularidades. Ello implica prestar mucha más atención a lo inadvertido, a lo inesperado, a lo incierto.

En la vida cotidiana existen muchos factores que afectan el abordaje de los problemas de frontera que pasan por la formación universitaria, la estructura del Estado, las competencias y funciones, las misiones institucionales, la organización geográfica-política de las circunscripciones territoriales incluyendo poderes fácticos que buscan mantener el estado de las cosas para beneficio personal o de grupo.

Por ello el abordaje de problemas de frontera requiere pensamiento complejo en el que se reconocen diferentes formas de pensamiento como pensamiento crítico, pensamiento de síntesis, pensamiento autónomo, entre otros. Asimismo, es importante considerar las principales características de los sistemas complejos tales como conexión, interdependencia, diversidad, capacidad adaptativa y propiedades emergentes, entre otros.

Si el enfoque central de los problemas refiere a los comportamientos para resolver las tensiones internas de cambio y transformación de los sistemas entonces es importante reconocer la energía social del sistema y los patrones de reproducción del sistema.

Para ello es importante reconocer las cadenas de significación que inciden inconsciente o conscientemente sobre los sujetos en interacción. Es lo que Caravedo (2011) denomina el ADN social. Los problemas ambientales más que “ambientales” propiamente dicho son problemas relativos a la capacidad del ser humano de (re)encontrarse consigo mismo.

Por todo ello el abordaje de los problemas de frontera es un llamado a tocar las puertas interiores para reconocer la esencia de la relación sociedad-naturaleza, categorías además ficticias que nos inventamos para negar nuestra propia esencia y terminar digiriendo el mito que solo el mercado lo ordena todo.


Bibliografía revisada:

Caravedo, B. (2011). Energía social y liderazgo trasformador. A propósito del ADN de la sociedad peruana. Lima: Universidad del Pacífico.


 

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