Abordando la gobernanza forestal desde la perspectiva de la complejidad

Por: Rodrigo Arce Rojas.

Existen muchas formas de definir la gobernanza. Para Bárcena (2012) la “gobernanza” de los recursos naturales se refiere al conjunto de políticas soberanas de los países sobre la propiedad de los recursos naturales, y la apropiación y distribución de las ganancias por la explotación de esos recursos, para maximizar su contribución al desarrollo.

Esto requiere de políticas públicas que involucran aspectos institucionales, regulatorios, fiscales, de planificación estratégica, de gestión y manejo de conflictos socio-ambientales. No obstante, la forma más entendible de definir la gobernanza es la que presentan Petkova, et al. (2011) quienes señalan que la gobernanza forestal se refiere a quién toma decisiones, cómo se toman las decisiones, tipos de decisiones que se toman y características de las decisiones con relación a los bosques.

Al centrar la gobernanza en las personas, que son los que finalmente toman las decisiones, se configura un sistema social en el que es importante entender su dinámica basado en el comportamiento de las personas. Ello a su vez nos conduce al reconocimiento de sistemas sociales complejos y la necesidad de abordarlo desde la perspectiva de la complejidad.

Lo “forestal” es una gran área o campo que se caracteriza por su complejidad. Refiere a la complejidad de la persona humana, complejidad de los diversos grupos que lo constituyen y la complejidad del entorno. Todo ello sumado a la propia complejidad de los ecosistemas forestales.


diálogo ambiente gobernanza forestal

Parque Capitano. North Vancouver, BC, Canadá. Foto: PCNPost, julio 13, 2016.


Complejidad entendida no solo como una gran cantidad de variables (que pasan a constituirse en datos) sino porque fundamentalmente se verifican interacciones, interferencias, interdependencias producto de la presencia de fenómenos no lineares de comportamiento que son muy sensibles a las condiciones iniciales, son altamente impredecibles y dan pie a propiedades emergentes.

Según Law y Mol (2002), hay complejidad si las cosas se relacionan, pero no se suman, si acontecimientos ocurren, pero no en un proceso en tiempo lineal, si fenómenos comparten espacio pero no pueden ser asignados a unas coordenadas tridimensionales únicas. Por su parte Rodríguez (2008) menciona que hablar de complejidad significa tratar con composiciones y colectivos de formas y tamaños que difícilmente encajan con las rígidas taxonomías y formas de representación de lo social que ha utilizado históricamente el pensamiento social.

Señalan Smyle et al. (2016) que la trayectoria del sector forestal en muchas partes del mundo es decepcionante. La extracción no sostenible, la explotación ilegal de madera y del comercio de productos forestales, la corrupción y la consecución de intereses creados, son solamente algunos de los males que desafían los esfuerzos regulatorios y que aún hoy dan origen a la deforestación y a la degradación forestal con demasiada frecuencia. En este contexto, los enfoques convencionales de abordaje de la gestión forestal fuertemente disciplinarios, lineares y deterministas basados en causas-efectos han mostrado sus límites.

La interacción sociedad humana-ambiente tiene propiedades emergentes que no pueden ser abordadas desde el punto de vista puramente social o ecológico. Las propiedades emergentes de tal interacción puede ser abordadas y descritas de mejor manera con una aproximación de redes complejas (Amaral & Ottino, 2007), en comparación con otras aproximaciones enfocadas en el nivel de individuo o de población, sin considerar la interacción entre sus elementos a describir (Munguía-Rosas et al. 2013).

Rayner et al. (2010) al revisar las relaciones entre complejidad y gobernanza forestal reconocen que la gobernanza forestal internacional es compleja y fragmentada. Señalan que muchos de los problemas críticos de los bosques son intersectoriales y que no pueden resolverse solo desde una perspectiva de administración forestal desde lo forestal para lo forestal. Mencionan que los problemas complejos forestales necesitan enfoques sinérgicos implicando una amplia gama de instrumentos políticos. Por ello plantean que el reto de la gobernanza forestal es pasar de una propuesta sobre los bosques hacia el concepto de ‘bosques’[paisajes], que abarca la complejidad intersectorial e interinstitucional y que es necesario una mejor comprensión de los intereses de los actores, sus ideas e incentivos en entornos complejos.

Un enfoque de gobernanza forestal por tanto remite inmediatamente a un enfoque de sistemas complejos en el que hay reconocer nítidamente todas las partes interconectadas e interdependientes que en buen romance quiere decir todos los actores, todos los intereses, todos los procesos y todos los temas. Visiones reduccionistas de concepción de lo forestal que privilegian solo lo productivo o solo la protección no dan cuenta de la complejidad de los fenómenos del sistema.

Pero como todo buen sistema, que siempre está inscrito en otro sistema, implica también reconocer las profundas interacciones con el entorno que no se reduce a lo forestal como se entiende convencionalmente. En esta suerte de diálogo entre sistemas que se traslapan también es importante reconocer los sistemas que favorecen o afectan la gestión sostenible de los bosques.  Ya no es posible seguir manteniendo una posición de isla de la profesión, del gremio o incluso del llamado “(sub) sector forestal”.

Por todo ello son de suma importancia los procesos de participación y diálogo intercultural tanto en el proceso de elaboración, como en la implementación y monitoreo de las políticas públicas forestales. Mecanismos claros de transparencia, rendición de cuentas y lucha contra la corrupción son señales del diálogo de buena fe. Se requiere desplegar un ambiente colaborativo de involucramiento en la gestión forestal para que todos los actores involucrados participen en los procesos de administración pública efectiva y sientan que no solo son co-constructores de las políticas públicas forestales sino también co-responsables en la gestión forestal sostenible, en el cumplimiento de las leyes y acuerdos.

Es importante avanzar hacia verdaderos esquemas de sostenibilidad forestal en donde los principios de equidad y justicia sean el fundamento del ejercicio de derechos de todos los actores y que no existan sectores invisibilizados, subestimados o incluso perjudicados, todo ello en nombre del Estado de Derecho cuyo marco epistemológico no estaba considerando a los actores de menor poder político.

Para avanzar en una perspectiva inclusiva hay que tener la capacidad de no quedarse únicamente en las generalidades o en los promedios. Las sobregeneralizaciones del marco normativo han terminado dañando a actores específicos y a mujeres. Hay que tener la suficiente sensibilidad para detectar las irregularidades, las fluctuaciones, los quiebres, las bifurcaciones, las discontinuidades que se presentan en el sistema forestal.

La gestión de sistemas complejos implica reconocer la necesidad de generar climas de diálogo y colaboración para construir significados compartidos con sentido de sostenibilidad. No solo hablamos que tan eficiente somos como “productores forestales” o como “protectores de bosques” sino cómo establecemos procesos dialógicos en donde los opuestos se encuentran, se complementan, se sinergizan.

En esta perspectiva sistémica no solo hablamos de la calidad de ciudadanos forestales sino también de la calidad de ciudadanos planetarios y eso implica mirar más allá del recurso. De ahí la importancia de los enfoques de gestión de paisajes forestales sostenibles donde importa tanto la ciencia como el saber local, la ingeniería como la poesía, las certidumbres como la intuición y la imaginación creadora. Más que pensar en que nos domine el caos lo que se trata es de reconocer ese orden que no queremos ver, más que temer a las inestabilidades lo importante es reconocer el juego entre estabilidad e inestabilidad que produce proceso adaptativos y evolucionarios.

Es la maravillosa complejidad que nos permite re-encontrarnos con nuestra esencia. De eso se trata.


Bibliografía citada:

Amaral, L. & Ottino, J. (2007). Augmenting the framework for the study of complex systems. Eur J Phys, 38:147-162.

Bárcena, A. (2012). Gobernanza de los Recursos Naturales en América Latina y El Caribe. Seminario Gobernanza de los Recursos Naturales en ALC 24 de abril de 2012. Comisión Económica para América Latina y el Caribe.

Law, John & Mol, Annemarie (2002). Complexities. Social Studies of Knowledge Practices. Durham, NC: Duke University Press.

Munguía-Rosas, Miguel A., Montiel, Salvador, & Castillo, María T. (2013). Redes, Ecología y Ciencias Sociales: las redes complejas en Ecología Humana. Ecología austral, 23(2), 135-142. Recuperado en 14 de octubre de 2016.


 

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