¿Quién ganaría el mundial de la salud?

Por: Andrea Proaño y Gianluca Cafagna.

Comienza el conteo regresivo para la Final del Mundial, que sigue siendo el evento deportivo más visto en el mundo. Su efecto se hace sentir cada 4 años, uniendo a países enteros alrededor de un sueño común y creando una sensación de emoción generalizada. Incluso hay quienes aseguran que el torneo eleva los niveles de felicidad de los ciudadanos y contribuye a la disminución de tasas de violencia y suicidio. Pero cuando cesan los encuentros entre los ídolos del fútbol y callan las hinchadas al volver a casa, todo vuelve a la ‘normalidad’ en los países. Los problemas sociales no desaparecen y la inspiración en la cancha no necesariamente se traslada al ámbito de las políticas públicas.

El Banco Interamericano de Desarrollo lanzó recientemente un portal interactivo que explora un escenario ficticio con datos actuales (y reales) y plantea la creación de un Mundial del Desarrollo. Analiza la situación en cada uno de los 32 países clasificados a Rusia 2018 para intentar responder esta pregunta, ¿quién quedaría campeón si la competencia fuera sobre indicadores de desarrollo? La propuesta es innovadora y permite analizar dónde estamos y qué nos falta por hacer en cuestiones que afectan al bienestar de las personas. Motivados por la idea, quisimos profundizar aún más en esta interrogante para encontrar la respuesta a quién ganaría el Mundial de acceso y calidad de la salud.


El puntaje en salud de cada país en la fase de grupos


Para el hipotético Mundial de la salud, seguimos el Índice de Acceso y Calidad en Salud del Instituto para las Métricas y Evaluaciones en Salud (IHME, por sus siglas en inglés), que se basa en causas de muerte que hubieran sido prevenibles en la presencia de un sistema de salud efectivo en términos de acceso y calidad, y factores de riesgo.

El análisis del IHME utiliza datos estimados del Estudio sobre la Carga Mundial de Enfermedades, Lesiones y Factores de Riesgo (GBD, por sus siglas en inglés) en 195 países y territorios. En una escala de 0 a 100, siendo 100 el mejor puntaje, el Índice ubica a los países según su capacidad de brindar acceso a servicios de salud con la mejor calidad posible. En base a ello, la realidad de las victorias y derrotas en el Mundial de Fútbol distan mucho de los que serían los resultados en el hipotético Mundial de la salud.

La fase de grupos no favorecería demasiado a los países de la región, con excepción de Uruguay. Rusia y Egipto alcanzarían puntajes inferiores al de Uruguay (72), permitiendo a la “celeste” quedar segundo en su grupo. Costa Rica, aunque presenta el mejor puntaje (72.9) de todos los países de América Latina y el Caribe que clasificaron, no lograría matricularse a la siguiente etapa al caer derrotada ante Suiza (91.8) y Serbia (75.4). Argentina y Colombia quedarían terceros en sus respectivos grupos, mientras Brasil y México caerían ante todos sus rivales, terminando últimos.

En el mundo hispanohablante, solo España tendría oportunidades de clasificar a la etapa de cuartos de final, ubicándose en quinto lugar entre las 32 naciones participantes, con un puntaje de 89.6 en acceso y calidad de la salud. Esta posición global, sin embargo, no le alcanzaría para meterse a la semifinal.

Y el campeón es…

mundial de la salud BIDNingún país de América Latina se clasificó a las semifinales en Rusia. Tampoco lo hubieran hecho en el Mundial de acceso y calidad de la salud. En base a los puntajes del Índice, los grandes finalistas habrían sido Australia (89.8), Islandia (93.6), Suiza (91.8) y Suecia (90.5), coronando Campeón del Mundo a la tierra de los vikingos. Al otro lado de la tabla, entre las posiciones 24 a la 28 de 32 países, quedarían Perú, Argentina, Colombia, Brasil, Panamá y México; es decir, casi todos los países de la región que lograron clasificarse.

¿Por qué las finales mundiales, en fútbol y en el desarrollo, siguen jugándose entre los llamados gigantes europeos mientras América Latina y el Caribe se va quedando afuera?

En fútbol, creemos que hace falta principalmente un poco de suerte.

En salud, lamentablemente la suerte no es suficiente. Si bien la región ha logrado avances importantes hacia la cobertura sanitaria universal, que se han traducido en mejores resultados de salud – por ejemplo, la esperanza de vida ha aumentado 4 años desde el 2000, pasando de 71 a 75 años –  la calidad de la atención está todavía lejos de la que ofrecen hoy las selecciones semifinalistas en lo que fuera el mundial de la salud. Mejorar la cobertura y el acceso a los servicios de salud es importante, pero su impacto disminuye si no se cuenta con infraestructura, equipamiento y personal de salud adecuado; es decir, si la calidad de la atención no es suficiente.



Este ejercicio hipotético tiene el propósito de hacernos reflexionar sobre lo que podemos hacer para alcanzar un mejor puntaje de acceso y calidad a la salud en la región. El Mundial del Desarrollo no sucede cada 4 años ni deja una Copa simbólica; se juega a diario y tiene un efecto real sobre nuestras poblaciones. Tomar acción no siempre es sencillo y puede parecer una tarea titánica.

Ante ese escenario, haríamos bien en recordar que Islandia, nuestro campeón hipotético, jamás había clasificado antes a un Mundial de Fútbol. ¿No será también posible que nuestros países, dando todo en la cancha (el terreno de las decisiones), planificando cada pase (políticas públicas) y jugando con integridad (juego limpio y tarjeta roja al mal desempeño) puedan lograr resultados no imaginados pero favorables al bienestar de las personas?


Andrea Proaño Calderon es consultora en comunicaciones para la División de Protección Social y Salud del Banco Interamericano de Desarrollo.

Gianluca Cafagna es Oficial Profesional Asociado en la División de Protección Social y Salud en el Banco Interamericano de Desarrollo. 


Nota publicada en el blog “Gente saludable” del Banco Interamericano de Desarrollo BID, reproducido en PCNPost con autorización.


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SOURCE: Los Blogs del BID

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