Qué vergüenza me metí en política…!!!

Por: Francisco Manrique.

Para ayudar a un muy buen amigo y líder que me ha acompañado en el proyecto de Innovación x Educación = Paz y Desarrollo, quiero publicar un Post extra esta semana, con motivo a la elecciones del próximo domingo. Se trata de César Salamanca quien se ha lanzado para Edil de Suba. César ha impulsado el proyecto de la Pazicleta y ha demostrado un liderazgo impresionante. Le pedí que me contara su historia de su primera aventura, en el campo de la política local. Su narrativa es un mensaje que amerita el apoyo de mucha gente, pero también, una reflexión profunda con relación al papel de la política, en la sociedad colombiana. También, lo que está en juego en estas elecciones.


“Ocho años de liderazgo en emprendimiento e innovación, cinco años de servicio a la sociedad ayudando a rehabilitar jóvenes con problemas de adicción, decenas de eventos organizados de alto impacto, la creación de una herramienta pedagógica de innovación para la paz que hoy es usada por niños en 4 departamentos, contratos con grandes fundaciones de Colombia, reconocimientos nacionales e internacionales, becas en universidades públicas y privadas, miles de contactos por redes sociales, hijo de Dios, decano de una unidad académica universitaria, docente, facilitador de talleres, voluntario, ex militar y deportista. Un buen perfil, ¿no?

Un buen perfil de servidor, pero que no se ve reflejado en un tarjetón. Hoy estoy inscrito en un Partido Político que apoya a alguien que ya fue alcalde, y que como tal, me toca asumir las opiniones, y la responsabilidad de sus obras en el pasado, como el Transmilenio, los bolardos, y las ciclorrutas. Y a pesar de que son iniciativas que transformaron a Bogotá, a los ojos de algunos, por defender su nombre en las urnas: HOY TODO ES CULPA MÍA!!!.

¡Y qué culpa!, yo me metí en la arena movediza de la política local, para seguir sirviendo a la sociedad, y lo hice porque aún tengo la capacidad de soñar. Ya estoy participando con fé en la contienda, por lo tanto, decidí no renunciar a pesar de las increíbles dificultades que he encontrado en el camino. Para justificar el esfuerzo, he salido a buscar el voto de personas como usted. ¿Por qué?. Espero lo entienda con las experiencias que compartiré a continuación..

Hace unos 7 meses, en pleno Día de la Mujer, le dije a mi novia después de dar una conferencia en la Universidad Javeriana: “Mi amor, si Dios tiene un propósito conmigo en la política que lo haga luego, en este año no me voy a meter, prefiero dar conferencias y talleres, me gusta seguir yendo a muchos lugares del país a llevar mi sueño”.

Qué equivocado estaba, 6 días después, viernes 13 de marzo, llegó la Policía, con volquetas, maquinaria, y funcionarios de la Alcaldía de mi Localidad (Suba), para tumbar la reja de mi conjunto. Aunque usted no lo crea así sucedió. Como resultado de esta acción de fuerza, dejaron heridos, lanzaron gases lacrimógenos, y crearon una gran confusión en la comunidad. Yo soy egresado de la Universidad Nacional, tenía alguna experiencia similar, ya que periódicamente los gases y la Policía eran algo normal. ¡Pero en casa no!, qué dolor experimenté en ese momento.

Al siguiente día la voz de muchos vecinos pedían: “Necesitamos un edil”. No era una voz unánime. No faltó la voz de alguno que me dijera: “no queremos que usted sea el edil”. No obstante, más del 90% de mis vecinos se pusieron de acuerdo para apoyar la iniciativa de que yo los representara en nuestra localidad. Justo esa semana, recibí la llamada de varios partidos políticos, varios concejales y candidatos para proponerme acompañarlos.

Sin embargo, no sentía paz del todo, no me sentía tranquilo. Un par de meses más tarde, estaba sentado con un joven de buena trayectoria pública, que quería lanzarse al Concejo de Bogotá. Me convenció para que lo acompañara en la contienda política local. Decidimos hacer equipo para ir a buscar el aval político necesario, para poder yo llegar a ser Edil de Suba y él concejal de la ciudad.

No entraré en detalles de cómo se consigue un aval, de cuánto se puja en oración y en esfuerzo para quien no tenía una experiencia política anterior. A lo largo del proceso los comentarios típicos eran: “usted ya no tiene aval, pero si espera un poco de pronto si es posible, o no se sabe hasta el último día”. El proceso de lograr un aval es como montar en una montaña rusa, para un novato en la política local.

Al fin, después de unas semanas que parecieron siglos, me dieron aval junto a otras 10 personas. Por ley, 4 de ellas tenían que ser mujeres, dos de las cuales ya eran ediles de nuestra localidad. Los otro cinco ya habían sido candidatos en contiendas anteriores. Le aclaro al lector que hay un problema para quien quiere ser elegido en estos cargos: solo una persona de cada cinco, tiene alguna idea sobre lo qué hace un edil, o sabe de dónde a dónde va la Localidad 11 que corresponde a Suba. Muy pocos saben que los ediles vigilan y priorizan los dineros locales !!!.

Con estos antecedentes, empieza un camino personal que quiero compartir con el lector. Durante estos 75 días en que he estado metido en este torbellino, he aprendido mucho de la sociedad. He titulado esta experiencia el decálogo de “un candidato primíparo, soñador y de opinión”.

El mejor escudo, es la sinceridad financiera: Se dice hoy que en Suba, con menos de $50 millones, no se gana una campaña para Edil (Para el Concejo la apuesta arranca en $1.000 millones, eso dicen). Mi encuentro como novato con esta realidad fue el siguiente. No había pasado un mes de campaña, cuando en la sala de una casita de un “líder” que moviliza muchos votos en la Localidad, sin ninguna clase de vergüenza le escuché decirme la primera de muchas peticiones de este estilo: “Deme $1.5 millones y le armo una reunión, le consigo 300 votos, y le dejo poner un pendón en mi casa”. A pesar de estas experiencias, he recibido el apoyo de varios líderes de forma gratuita, gente que ama su comunidad y ejerce alguna actividad en beneficio de su territorio.

Yo tomé la decisión de hacer una rifa de una bicicleta con la cual me blindé de estas peticiones. Para resumir este episodio, el “líder” de marras, a quien no le acepté su oferta, me llamó dos días más tarde, y a gritos me dijo: “usted se siente sobrado de votos, ahora si va a ver cómo es la política en Suba”. A los pocos días encontré en la pared de su casa el pendón de un candidato del cual me había hablado mal toda la noche cuando nos conocimos. Yo ya sabía cuánto había costado ese pendón de mi competidor !!!!!.

Se confunde tomar posición con armar pelea: Como aficionado a la bicicleta, tengo contacto con líderes ciclistas de Bogotá. Aprovechando uno de estos grupos, traté de organizar encuentros con la comunidad de un barrio que se opuso 100% a la implementación de un “bicicarril”, en el Batán. Esta era un caso emblemático que había generado un gran conflicto en esta comunidad.

Cuando me invitaron a hablar en una reunión, sentí que mi misión era la de ayudar a bajar los ánimos de quienes se oponían, quería contribuir a acercar a los amigos y a los opositores de la iniciativa. ¿Qué obtuve? Que algunos líderes ciclistas me observaran como persona que no tomó una posición clara en el tema. No entendieron lo que quise hacer, razón por la cual, creo que no contaré con su apoyo.

Como promotor de la Pazicleta, aclaro que seguiré montando en bici y en paz. La buena noticia es que la bicicleta hoy es un campo inspirador, muy amplio que me ha servido para conocer gente muy interesante. En el curso de mi campaña, visitando vecinos me encontré con Don Cristóbal Pérez, campeón de la Vuelta Colombia 1982, quien me ofreció su apoyo y con el cual tenemos grandes proyectos en los cuales trabajar.

Trabajar por fe permite ver diversidad: Quien me conoce sabe que soy un hombre de fe, no de religiones. Tengo una fuerte creencia en que Dios nos creó y nos dio un gran propósito para la vida a todos. Mi posición en esta materia ha producido diversas reacciones de la gente, que no dejan de ser sorprendentes por su diversidad:

“No vamos a votar por usted porque la política es del diablo y a nosotras nos prohíben votar”

“Si usted no se casa por ésta iglesia es un infiel y no cuente con nuestros votos”

“Siento que Dios si te llamó a gobernar, veo que tu carrera está en ascenso y que crecerás en el mundo político, Dios está contigo”, con abrazo incluido.

Obvio, no puedo obligar a nadie a creer en nada, mi papel es dejar ver con mi vida los frutos que Dios pone en nosotros. Estoy en contra de incitar peleas por temas religiosos. También debo aclarar, que no veo a los creyentes, independiente de su fé, como votos ciegos, fáciles de engañar, que son utilizados por algunos políticos que levantan sus manos en las tarimas eclesiales, donde los invitan a hablar.

El atropello histórico puede más que la “amistad”: llevo casi 3 años sirviendo a unas madres solteras de la Localidad de Suba. Al contarles que estaba en campaña para ser edil, me miraron con desprecio y se alejaron de mi. Por respeto a su posición, decidí esperar el fin de las elecciones, para hablar con ellas y entender su reacción. Dados los abusos históricos de los políticos, puedo intuir que ésta se debe a los engaños, atropellos e incumplimiento de los políticos locales. Es un resentimiento legítimo pero muy grave para quien busca honestamente darle un sentido de servicio a la política y no servirse de ella para sus fines personales.

Rata y ladrón (Formando Carácter): Estaba caminando por un importante barrio de Suba cuando gritos y frases groseras interrumpieron una conversación que estaba teniendo: “Ustedes son unas ratas, solo quieren robar”, a lo que contesté: “Es mi primera vez en política y no soy un ladrón”. El agresor sin escuchar mi respuesta me respondió que no le hablara, ni me acercara, y se fue gritando como un energúmeno.

Reponiéndome del ataque tan agresivo, me di cuenta que se necesita tener piel de cocodrilo, para aguantar los madrazos de la gente, que se sienten atropellados por las prácticas politiqueras y los escándalos que han envuelto a los políticos locales. Hoy me sonrío ante el madrazo que recibí, pero 75 días en campaña por primera vez, me ha dado una visión y una comprensión del triste estado de la actividad política en Colombia.

¿Compra de votos o ayuda real?: Caminé por un barrio que antes no conocía, allí hice lo que más me gusta, entrar a las casas a charlar con la gente. En una de estas viviendas, conocí un caso muy impactante: una mamá de 40 años con 5 hijos, 4 de ellos adictos sin terminar el bachillerato. Al abrazarla rompió en llanto, y su reacción le dio un sentido a lo que me había impulsado a lanzarme a la política local. Su reacción, que me hizo olvidar los obstáculos que tiene que enfrentar una persona como yo, que solo quiere servir a su comunidad.

Su caso me aterrizó a la realidad: hay mucha gente en situaciones muy complejas que necesitan la ayuda de personas que las entiendan y las representen. Nunca olvidaré sus ojos ni su dolor al decirme: “Ahora salgo a buscar en el parque a mis hijos para ver si comen algo, a pesar de que no tenemos con que”.

Malas costumbres: Conocí a un personaje sincero, risueño y bonachón que me dijo: “Pelao usted está muy joven, bacano su cuento, pero el día de las elecciones, es un día que yo aprovecho para recoger 200 mil pesos de los diferentes candidatos, ya que a todos les ofrezco mi voto. Lo divertido es que al final no voto”. Otra frase que me inquietó fue la de un periodista: “Ojo con la Tía Tula”. Al pedirle explicación me expresó: “en los últimos 15 días salen los corruptos con maletas llenas de dinero para torcer a los líderes de la comunidad, ojo!!!.”.

“No, porque Soy líder social, emprendedora, y soy seria, en política no”: conocí a una persona que pensé que me podía ayudar. Su reacción me recordaba la mía años atrás. Me contestó sin titubear : ¿Por qué debo de ayudarlo a usted?. Gracias a Dios he hecho un gran número de actividades que me han llevado a pararme en tarimas, presentarme ante auditorios muy diversos. He sido entrevistado aquí y allá por lo que he hecho con mi proyecto Pazicleta, pero nunca había tenido la experiencia de estar en una campaña.

Se acuesta siendo Edil, y el lunes en el reconteo amanece quemado: la parte más amarga de la realidad del proceso de las elecciones, es encontrase con ella. Alguien me preguntó que si ya me había inscrito en el Hospital Simón Bolívar. Al preguntarle el porque, la respuesta fue desconcertante. ” Porque allí está el pabellón de los quemados. Aún si usted gana el domingo, se puede quemar en el reconteo de votos, y el lunes se encontrar que no ganó. Esa es una práctica que me la confirmaron cuatro ex candidatos en la localidad de Suba.

La respuesta de esta señora me hizo reflexionar. La verdad, en Colombia el que se mete a poner su nombre en un tarjetón, es un loco que deja la comodidad atrás, especialmente si no cuenta con la ayuda de la “Tía Tula” y no deja sus principios bien guardados ,antes de salir en campaña a conseguir que la gente le ponga atención y luego vote por uno.

¿Probablemente no me entienda el lector?. Yo ya tomé la decisión de lanzarme en esta ocasión. Pero porque mis principios siguen intactos, así como la razón por la cual lo hice, al tener mi nombre en un tarjetón, me gané el derecho a recibir insultos, excusas, peticiones indebidas, con la salvedad de algunos vecinos, creyentes, jóvenes, y amigos, quienes todavía creen en que es posible el ejercicio de la política de una manera diferente, y están dispuestos a apoyarme con su voto.

No se quede quieto:¡ayúdeme por favor!. Hago parte de un equipo de personas que no aceptan que para hacer política se necesita de la Tía Tula y del TLC -(Teja-Ladrillo-Concreto, o, Tamal-Lechona-Cerveza)- como los vehículos para lograrlo.

Estoy pidiendo ayuda, tengo el número 83 de Cambio Radical a la JAL de SUBA, acompañado por el #20 de Cambio Radical para el Concejo, un joven amigo que también es un primíparo en las urnas y le ha tocado incluso peor que a mí. Ayúdenos, pellizque a alguien de Suba (Que inicia en la calle 100 con Autopista Norte hasta chía) y dígale que vote por el 83, sé que si quedo electo usted recibirá un escrito similar de agradecimiento. Apóyeme, no se rinda, no se resigne a que nada va a cambiar. Bogotá necesita gente que esté dispuesta a devolverle la dignidad a la acción política, que es esencial en una sociedad que se dice democrática. En Bogotá SI SE PUEDE CAMBIAR.

¿Sabe por qué atendí la invitación del Dr Francisco Manrique para compartir mi experiencia como político novato?. Quiero poner mi grano de arena para que no se escuche en la familia o entre los amigos, el comentario: “Qué vergüenza el pelao se nos metió en política” Quiero pellizcar a la gente y voy a empezar quienes lean el Blog del Ciudadano Global. ¿Me ayudan?.”


El testimonio de César es muy impactante. En Colombia se necesita urgentemente enaltecer la política como el ejercicio de servir a la comunidad y no a servirse de ella para el lucro personal. Es necesario apoyar a jóvenes como César, que tienen esta visión, para que colectivamente puedan hacer la diferencia. Por la urgencia que esto tiene, creo que esta tarea está a la misma altura de importancia, que la de devolverle la majestad a la Justicia. Si se lograrán estos cambios, el concepto de la paz y la convivencia florecería en nuestra sociedad.

Vote por César Salamanca – Cambio Radical 83 a la JAL de Suba

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