¿Para donde salieron los pobres en Colombia?

Por: David Arturo García.

El más reciente informe del DANE revela que durante el año 2014, setecientos ochenta y cuatro mil colombianos salieron de la pobreza monetaria. Este avance si bien es significativo, toca ser observado con mucho cuidado y entendido con los aspectos conceptuales debidos, ya que se tienen algunas concepciones erróneas sobre la medición de pobreza y pobreza extrema (algunas veces considerada indigencia).

La pobreza monetaria en Colombia es entendida como la capacidad de suficiencia de ingresos; si una persona gana al menos de $6.947 pesos diarios o lo equivalente a $211.807 pesos mensuales es considerado pobre en términos monetarios. Si bien esta cifra es irrisoria para algunos de nosotros, el valor monetario corresponde a lo que un colombiano promedio necesita para un consumo mínimo vital que le garantice subsistencia. La persona que sus ingresos sean mucho menores, y que no garanticen el consumo de los mínimos calóricos, se conocen como pobres extremos o indigentes. En ese sentido, la pobreza monetaria se entiende desde el término estadístico por escasez de ingresos, no hace alusión a otras situaciones asociadas a las carencias o necesidades.

Es necesario aclarar que la persona en situación de indigencia, no es aquel que vive en las calles, con problemas de adicción, trastornos psicológicos y demás. Estas personas, si bien carecen de suficiencia monetaria y de accesos, los que viven en condición de calle se caracterizan por no poseer apoyos de redes de solidaridad, y están sufriendo situaciones que ameritan cuidados de salud pública. Si bien no se tienen cifras concretas del número de personas en estas condiciones, en algunas ciudades se estima que son aproximadamente el 1% de la población.

Si bien los ingresos per cápita en las ciudades de Colombia han mejorado, aún existen ocho millones de personas con alto riesgo de pobreza monetaria, sumados a los cuatro millones que existen en las zonas rurales, donde el ingreso promedio de un no pobre es de $240.035 pesos, y los que son pobres ganan al menos $139.792 pesos diarios, $93.738 pesos menos de lo que gana en promedio una persona pobre en las ciudades y centros urbanos en Colombia; Teniendo en cuenta la pobreza extrema aun existen tres millones más de personas, que tienen que subsistir en las ciudades al menos con $98.407 pesos y en el campo con $79.837 pesos. Es decir que cerca de dieciséis millones de personas, aproximadamente el 30% de los colombianos, no tienen los ingresos suficientes para alimentarse bien, y en el último año sólo hubo una reducción del 6,6%.

Por otro lado la desigualdad, entendida como un fenómeno asociado a las disparidades en la distribución de ingresos y accesos a bienes y servicios, es un fenómeno persistente y que se ha incrementado especialmente en zonas urbanas. La desigualdad no está relacionado con la pobreza extrema de un país, sobre todo si el mayor porcentaje de los habitantes son pobres; pero en países de renta media como Colombia, se evidencia que un gran porcentaje de la población no ha alcanzado condiciones de calidad de vida.

La desigualdad se mide a través del coeficiente de GINI, que es un valor entre cero y uno, siendo cero cuando la distribución del ingreso es perfecta, y a medida que se acerca a uno se entiende como perfecta desigualdad. A 2014, el coeficiente es de 0,538 a nivel nacional, presentando una leve reducción con respecto a 2013. Sin embargo dos aspectos son preocupantes.

En primer lugar en las zonas rurales el incremento de la desigualdad que paso de 0,44 a 0,46; teniendo en cuenta factores como el 94% del territorio es rural y el 32% de la población vive ahí, se puede asociar a factores como la alta concentración de la tierra y los problemas de accesos que sufren las personas del campo. En segundo lugar Colombia sigue siendo de los países con mayores índices de desigualdad a nivel Latinoamericano después de Bolivia y por encima de Honduras y Brasil. En Latinoamérica el coeficiente de desigualdad es de 0,50, convirtiéndola en una de las regiones de mayor inequidad después de los países Surafricanos donde el GINI alcanza el 0,63 según el Banco Mundial.

A parte del enfoque de ingresos, existen mediciones sobre necesidades como el de pobreza multidimensional, en el cual se evalúan las privaciones que posee un hogar a partir de aspectos como las condiciones educativas del entorno familiar, condiciones de la niñez y juventud, características del trabajo, afiliación y seguridad en salud, y accesos a los servicios públicos y condiciones de vivienda. Según el último informe del DANE, 21.4% de los colombianos se ubican en situación de pobreza multidimensional, 2,9% menos que el año anterior. Es decir que según estos datos cerca de un millón doscientas mil personas mejoraron sus condiciones vitales.

Desde esta perspectiva, diez millones de personas carecen de accesos y oportunidades, lo que representa una situación aún más compleja, en el sentido de que el riesgo es mayor, entendiendo que de las quince variables que se miden en pobreza multidimensional, (Ver informe DANE), solo se han generado reducciones significativas en pocos indicadores. En las zonas rurales es donde se han presentado incrementos en las barreras de acceso a servicios de salud, bajos logros educativos, trabajo infantil, rezagos escolares, accesos a fuentes de agua potable y desempleo de larga duración.

A nivel regional, el Caribe colombiano sigue siendo la región de mayor pobreza e inequidad al igual que la Pacifica sin incluir el Valle del Cauca. Aunque el porcentaje es menor en los últimos cuatro años, el Caribe posee el 10% de la población Colombiana, de la cual hoy el 34,6% tiene problema en los accesos básicos, prueba de ello son los indicadores de desnutrición que poseen departamentos como el de la Guajira, que son superiores a los del Choco. A nivel urbano Quibdó, Riohacha, Florencia, Sincelejo y Montería son las cinco ciudades de Colombia con mayores índices de pobreza monetaria, multidimensional y de desigualdad, de las cuales tres de ellas pertenecen a la región Caribe.

Sin lugar a dudas la situación de pobreza en el campo y en las regiones se ha profundizado, lo que incrementado las brechas a nivel nacional. Las cifras indican que existen menos pobres, pero no se evidencia una realmente una movilidad social en términos de ingreso que garanticen mejores niveles de vida a pesar del crecimiento moderado que ha tenido la economía colombiana en los últimos años. Pese al optimismo gubernamental, aún existen aspectos que deben estar en el ojo de los que hacen política pública.

Salir de situación de pobreza, como lo indican las noticias e informes, no se refiere a que los colombianos que no están en esta condición, están en una situación óptima ubicándolos en clase media, o con mejores accesos. Monetariamente aún se corren riesgos debido a que la mayoría de las políticas en Colombia son más asistencialistas que de cambios estructurales. La informalidad es una constante en este país, que se mantiene cerca al 50% de la población ocupada, y un alto porcentaje de las familias están acostumbradas al rebusque. Por otro lado, aun falta avanzar en políticas que garanticen derechos básicos que mejoren la calidad de vida de los colombianos, como educación, salud vivienda digna y nutrición infantil, sobre todo en centros rurales y dispersos.


© Blogs Uninorte, 2015


 

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