No hay cama pa´tanta gente

Por: Carlos Javier Velásquez.

Cuando uno cree que ya no es posible caer más bajo, seguimos cayendo. Los siguientes cuatro son actos de la misma, y ya habitual, película de terror del país:

Primer Acto: Abelardo Tercero Andrade Meriño, Juez 22 Civil Municipal del Circuito Judicial de Barranquilla, nefastamente célebre por haber concedido una acción de Habeas Corpus al, también funesto, Ex Gobernador de la Guajira, Juan Francisco Gómez, mejor conocido como Kiko Gómez, imputado en varias causas penales por homicidio, corrupción y otros delitos. La acción otorgada, según reportan las pruebas y el procedimiento, se realizó bajo circunstancias, a lo sumo, extrañas.

El Juez Andrade lleva, pues hasta hoy no ha sido separado de su cargo, la friolera de 22 años impartiendo justicia y, tiene, casi el mismo número de procesos abiertos por mal ejercicio de su labor.

La pregunta entonces es: ¿qué ha hecho el Consejo Superior de la Judicatura para disciplinar a su funcionario?. Por eso es que este Consejo debe desaparecer.

Segundo Acto: Como ya sabemos, en este país se legisla y juzga al vaivén de los medios de comunicación. Día a día van apareciendo normas y fallos hertzianos y, ahora, satelitales; las entidades del Estado han adquirido alto interés en que su labor sea mediática y pueda ser vista por el público, ávido y expectante de gestiones ejemplarizantes, casi heroicas.

Como no podía ser de otra manera, el operativo montado por el CTI de la Fiscalía para capturar al Juez Andrade, en pleno Centro Cívico de Barranquilla, fue un espectáculo de mal gusto, bochornoso y ridículo: entre gritos, empujones, gesticulaciones, arengas y abucheos. Por supuesto, captó la atención de los medios locales y nacionales.

Tercera pieza: En pleno operativo surgió, de repente, la figura de la Representante del Sindicato mayoritario de la justicia, Asonal Judicial, quién pedía cuentas de lo que estaba sucediendo; al mejor estilo de las series policiacas norteamericanas, formulaba preguntas sobre quién o quienes estaban a cargo del operativo y los móviles del mismo.

Más adelante, en declaraciones a la radio local, la representante, cuyo nombre no quiero recordar, con una pobre dicción, que desdice de una funcionaria judicial; un alto desconocimiento de las normas aplicables; abusando de argumentos redundantes y vacíos; declaró sin ambages, que a ella: “nadie le había notificado el operativo, ni tampoco mostrado una orden para realizarlo”, por lo que, “no podía ser llevado a cabo”.

Habrase visto. Yo me pregunto: ¿quién en es esta mujer para afirmar que es necesario que el CTI le notifique el operativo y/o esgrima ante su despacho u oficina, donde sea que esté, una orden judicial para proceder?. Yo creo que a esta señora la deberían denunciar por obstrucción y por algún tipo penal de usurpación al ejercicio de las funciones propias de las autoridades competentes.

Cuarto Acto: Videos muestran al Juez 22 saliendo, muy tieso y muy majo, y, por sus propios medios, del Centro Cívico con rumbo desconocido. Horas más tarde lo capturarían en una casa del Barrio Las Delicias, de Barranquilla.

Allegados al Juez declararon que tenía toda la intención de entregarse, mientras que otros, señalaron haber manifestado su intención de huir. Al final su abogado dijo que se había refugiado en el domicilio donde fue capturado, con la intención de preparar los argumentos que esgrimiría ante el aparatoso operativo realizado por el CTI.

Como se sabe, en este país ha hecho carrera el incumplimiento de la Ley y de las órdenes de los jueces, incluyendo a los mismos jueces. El que, con razón o sin ella, esté en contra de las decisiones de las autoridades, piensa en burlar su aplicación, incluso, huyendo. Casos recientes hay por doquier.

Pero es que además, todo aquel que tiene dinero, influencias, ha desempeñado cargo de dirección o autoridad, o de elección popular etc.; una vez capturado, no va a la cárcel, sino al hospital. La mayoría sufre dolencias intempestivas que deben ser tratadas de manera inmediata, sin dilación.

Por Dios, ¿hasta dónde vamos a llegar?, ¿es posible caer más bajo?. Colombia vive una realidad circense; no sé por qué nos empecinamos en traer al Cirque du Soleil al país, si el que vivimos a diario rebasa cualquier número de ilusionismo.

Razón tiene el Ministro de Justicia cuando dice que no existe justificación para construir más cárceles, ya que, pese al hacinamiento en algunas, si se analizan los datos generales, todavía hay suficientes cupos. Pues claro, como los delincuentes con medios no van a las cárceles, sino a las clínicas, mientras en las primeras hay cupo, en las segundas va a llegar el momento en que no haya cama, pa´ tanta gente.


© Blogs Uninorte, 2015


 

 

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