Nicolás, un mono recuperado del alcohol y símbolo del tráfico animal en Chile

Un mono permanece recluido en el Centro de Rehabilitación de Primates de Peñaflor, 30 km de Santiago, Chile, septiembre 21, 2015. AFP PHOTO / MARTIN BERNETTI

Un mono permanece recluido en el Centro de Rehabilitación de Primates de Peñaflor, 30 km de Santiago, Chile, septiembre 21, 2015. AFP PHOTO / MARTIN BERNETTI


Después de padecer abstinencia, Nicolás, un mono capuchino, logró superar una adicción al alcohol impuesta con crueldad por sus antiguos dueños y ahora está protegido en un Centro de Primates de Santiago, donde junto a él un centenar de primates víctimas del tráfico recuperaron su dignidad.

Antigua mascota de comerciantes de Santiago, sin sus colmillos y obligado a fumar y beber, arribó como un adicto hace más de una década al Centro de Rehabilitación de Primates de Peñaflor, en las afueras de Santiago. “A los dueños les gustaba darle alcohol, porque les gustaba la reacción que tenía al tomar. Se ponía más agresivo y entonces eso les causaba risa”, cuenta Nicole Rivera Helbig, veterinaria responsable del centro, mientras acaricia a Nicolás, que parece incomodarse con la presencia de la cámara de la AFP.

Después de ser rescatado por la policía, Nicolás -un primate del tipo Cebus apella- recibió un tratamiento similar al que son sometidos los humanos con adicciones. Pasó por todas las etapas de la rehabilitación y, tras soportar la abstinencia y ser tratado con antidepresivos, logró recuperarse.

Pero su caso no es aislado.  El alcohol, junto al “cigarrillo y la droga, son lo más común que le dan a los monos, porque lo ven como un juego”, señaló la especialista. En el centro hay además un mono que fue adiestrado para extraer sin levantar sospechas alhajas a desprevenidos y una primate anciana que soportó en un laboratorio experimentos hormonales.

En medio de una exuberante vegetación, que intenta emular el hábitat natural de la mayoría de las especies que alberga, el centro acoge hoy a unos 150 primates, de variadas especies como los monos araña (Ateles geoffroyi), que sobresalen por sus miembros largos y extremadamente ágiles, hasta los diminutos primates ardillas (Saimiri sciureus), con su esponjoso pelaje y pequeño tamaño.

Todos llevan sobre su cuerpo las marcas de amarras, diversas mutilaciones y otras señas de su pasado de horror.

El centro fue creado por Elba Muñoz, una amante de los animales que junto a su familia hizo de su afición una forma de vida. “Aquí los monos aprenden que son monos. Porque cuando están en una casa no son monos, no pueden desarrollar las conductas típicas de la especie. Así que no son monos, y tampoco son niños, entonces son nada”, comenta Elba a la AFP.

Muñoz cuenta con orgullo como el centro abrió sus puertas en 1994 luego de que un mono llegara a su casa como mascota y le abriera los ojos sobre la tortura que viven estos animales exóticos al ser capturados.

Ahora cada mañana, un concierto de chillidos y movimientos desenfrenados de los monos la reciben a ella y al resto de los trabajadores del centro, que reparten entre decenas de jaulas frutas y verduras minuciosamente clasificadas.

La moda ya pasó:

Tras años en que tener un mono era considerado un símbolo de estatus, hoy tener primates ya no es tendencia en Chile, aunque el negocio de traficar especies exóticas sigue siendo uno de los más lucrativos del mundo.

El comercio de monos “se fue a la baja, no obstante, continúa habiendo una cifra negra” y se detectan “primates por tenencia en forma esporádica, uno, dos, lo más tres al año”, dijo Carlos Muñoz, subcomisario de la Brigada Investigadora de Delitos contra el Medioambiente y Patrimonio Cultural en la región Metropolitana de Chile.

La ley chilena prevé de uno a 60 días de cárcel y abultadas multas a los culpables de tráfico de especies, con penas mayores en caso de reincidencia, pero eso no es suficiente para frenar -en especial en las zonas fronterizas- el ingreso de animales exóticos desde Argentina, Brasil, Perú y Bolivia.

Si a principios de los 90 los primates eran las estrellas, hoy los reptiles son los preferidos por miles de personas que desestiman los riesgos de tenerlos como mascotas. “Sin duda los cinco últimos años el top de tráfico apunta hacia los reptiles. El mercado de los reptiles es tremendo en Chile”, alertó el funcionario de la Policía chilena.

Iguanas, lagartijas y boas constrictor son el objeto de deseo de chilenos que cambiaron la clásica foto con perros y gatos por selfis con algunas de estas especies. Antes de los reptiles, las aves con exuberantes y coloridos plumajes como tucanes y guacamayos eran los reyes del mercado local.

Todas estas especies conllevan un peligro para sus dueños.

“Los animales transmiten enfermedades que son importantes en el hombre, en el caso de los primates son capaces de transmitir tuberculosis o rabia por las mordeduras, los reptiles son capaces de transmitir enfermedades como la salmonella”, alertó Muñoz, además de poner en riesgo al contagio de patologías entre especies. AFP


 

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