Migrantes hondureños recobran fuerzas antes de seguir caravana que enfurece al Presidente Trump

Por: Jennifer Gonzalez Covarrubias y Edgar Carlderón.

Tecún Umán, Guatemala

La caravana de migrantes se tomó un respiro este martes en Huixtla, una empobrecida comunidad del sur de México, para descansar y hacerse chequeos médicos, antes de reanudar su largo camino a Estados Unidos, a pesar de las furiosas advertencias del presidente Donald Trump.

Después de atravesar a pie casi 800 km en diez días, los más vulnerabes se sometieron a controles médicos, entre ellos varias mujeres embarazadas.

“A veces me duele mucho, a veces creo que ya va nacer, pero creo que solo necesitaba descansar”, comenta Teresa Pérez, de 19 años y embarazada de 31 semanas, en un puesto médico improvisado en el único parque de Huixtla, Chiapas, un estado fronterizo con Guatemala.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos expresó su preocupación por la situación de los migrantes y dijo que ve con inquietud los pronunciamientos de las autoridades estadounidenses, que califican la caravana “como una amenaza a la soberanía y a la seguridad nacional, afirmando que este movimiento de migrantes y solicitantes de asilo incluye a muchos criminales”.


Honduras migrantes

Photo by PEDRO PARDO / AFP


Trump ha menospreciado el desempeño de la policía y el ejército de México para detener a los migrantes y amenazó con cerrar totalmente la frontera sur de su país para impedir que ingresen.

El magnate ha elevado su retórica anti-inmigratoria de cara a las elecciones de medio mandato en Estados Unidos el 6 de noviembre.

Este martes, el canciller mexicano Luis Videgaray sostuvo una conversación telefónica con el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, “sobre los esfuerzos que realiza el gobierno de México para atender la caravana”, con la “prioridad” de proteger los derechos humanos de los migrantes, indica un breve comunicado de la cancillería.

Madres de migrantes desaparecidos

Durante su descanso en Huixtla, los hondureños aprovecharon para nadar o dormitar alrededor del río, antes de enfrentar los 3.000 km que les faltan para llegar a la frontera con Estados Unidos.

Para muchos de ellos, este es el primer día de reposo desde que salieron el 13 de octubre de Honduras, empujados por la rampante inflación y los asesinatos y secuestros perpetrados por pandilleros.

“La verdad es que el cuerpo ya se siente cansado, agotado, y andábamos sucios”, dice Daniel Fernández, un joven albañil moreno de 25 años que viaja con dos amigos.

Cientos de migrantes han claudicado en el camino y han pedido volver a Honduras, mientras el gobierno de ese país aseguró el lunes que dos miembros de la caravana murieron.

Otros 2.700 hondureños -entre ellos numerosos menores- entraron legalmente a México solicitando refugio y se encuentran retenidos en instalaciones migratorias, según un comunicado de la secretaría de Gobernación.

En paralelo, este martes llegó por la frontera con Guatemala un grupo de mujeres centroamericanas que buscan a sus hijos y hermanos desaparecidos en México durante su trayecto clandestino hacia Estados Unidos, minado de sicarios y autoridades corruptas que los extorsionan.

Esta caravana de mujeres, que viene a México desde hace 14 años, también hará parada en Huixtla y luego recorrerá 12 estados hasta el 7 de noviembre, visitando albergues y centros de retención para migrantes para buscar a sus familiares o pistas que las lleven a encontrarlos.

A pesar de las dificultades, la caravana femenina ha logrado reunir a 270 familias desde que se inició.

Motivaciones políticas

Fuentes oficiales estadounidenses revelaron este martes que el número de familias que cruzan ilegalmente la frontera entre México y Estados Unidos subió en septiembre a niveles récords y calificaron la situación de “crisis”.

El servicio de Patrulla Fronteriza de Estados Unidos aprehendió a 16.658 personas que entraron al país como familias, unas 900 más que en agosto y 12.000 más que en el mismo mes del año pasado.

El vicepresidente estadounidense, Mike Pence, dijo que el presidente de Honduras le informó que la caravana fue organizada por grupos izquierdistas “financiados por Venezuela”.

Fueron “enviados al Norte para desafiar nuestra soberanía y nuestra frontera”, dijo Pence en un evento organizado por el diario The Washington Post.

El gobierno hondureño acusó a la oposición política de convocar la caravana para provocar “ingobernabilidad” en el país.

En tanto, el presidente Juan Orlando Hernández anunció un plan de unos 27 millones de dólares para ofrecer empleo a los migrantes de la caravana si regresan a su país, que incluye bonos, viviendas, proyectos agrícolas, trabajo en obras comunitarias, créditos para microempresas y becas de estudio.

Trump advirtió el lunes que comenzará a cortar la ayuda económica que otorga a Guatemala, Honduras y El Salvador, al estimar que fueron incapaces de impedir que la caravana de migrantes partiera desde Centroamérica.


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