Mentalidad, cultura y liderazgo: la infraestructura invisible de un país.

Por: Francisco Manrique.

El Gobierno Santos, aspira a dejar dentro de cuatro años, un proceso muy avanzado para modernizar la infraestructura vial del país con las concesiones de cuarta generación. Con este esfuerzo, se pretende cerrar la brecha inmensa que nos separa de otros países similares en tamaño al nuestro, y nos hace ver con envidia de la mala, las flamantes vías que Correa ha construido en tiempo récord en el Ecuador. Sería bueno preguntarse porque allá si se pudo, y aquí las únicas noticias que tenemos todos los días, son los escándalos en los contratos de obras públicas. Corrupción e ineficiencia, parecería hasta ahora, ser la marca del zorro que define las grandes obras en Colombia.

Ahora bien, la infraestructura física de un país es fundamental para su progreso, pero no es suficiente. Yo quiero argumentar que, la mentalidad, la cultura y el liderazgo, son los componentes de la otra infraestructura, que una sociedad necesita en el siglo XXI para progresar y competir. Esta afirmación permite explicar la creciente importancia de las competencias “suaves” en los procesos de formación, tanto a nivel escolar como profesional.

Por mentalidad me refiero a la manera de pensar y actuar de un individuo y de una colectividad. A partir de esta definición, concuerdo con el artículo de Adolfo Duran, del 20 de diciembre del 2014 en el Tiempo, cuando afirma que: “una de las condiciones para ser pobre, además de la falta de educación, iniciativa y oportunidades, es pensar como pobre; la pobreza es una condición social, pero también un estado mental”.

El problema de la mentalidad es que define como nos vemos en el mundo. De alguna manera, con ella abrimos posibilidades, o generamos las barreras mentales, que nos impiden tener una interpretación mas abierta a la realidad y a sus oportunidades. Nuestro imaginario individual y colectivo, establece límites para poder alcanzar nuestro máximo potencial, o expande el universo de alternativas y permite dar rienda suelta a nuestra capacidad creadora.

El cambio de mentalidad es fundamental, porque es muy fácil de volver a los viejos paradigmas, donde la historia se convierte en el ancla que no deja avanzar. Un buen ejemplo es lo que está sucediendo en Rusia, donde Putin ha vuelto al ADN de la época comunista, pero bajo un disfraz diferente. Esto muestra lo difícil que es cambiar la mentalidad de una nación, y como esta define su futuro.

La mentalidad está afectada por las creencias y los supuestos invisibles que vamos construyendo a lo largo de nuestra existencia. Estos poderosos elementos se convierten en los filtros a través de los cuales interpretamos la realidad. El problema está en que, al no ser visibles, no son discutibles, y por lo tanto, no los sometemos periódicamente a una validación. De hecho, nos sentimos vulnerables y desnudos, cuando alguien se atreve a cuestionarlos, y muchas veces reaccionamos violentamente, porque lo consideramos un ataque a la intimidad personal.

Sin embargo, no hay cosa más útil que hacer el ejercicio de dejar que otros ojos cuestionen nuestros supuestos y creencias, para no equivocarnos en las decisiones que tomamos. El hecho de que estos actúen como unos anteojos a través de los cuales interpretamos la realidad, muchas veces nos impiden ver y entender que hay otros mundos con los cuales tenemos que lidiar. Nos convertimos en ciegos de nuestro actuar, e incapaces de corregir el rumbo, y tomamos muchas decisiones equivocadas.

El tema del “coaching”, tan de boga en esta época, no es otra cosa que el contar con el apoyo de otra persona, que nos presta sus ojos, para ver la realidad con una visión diferente. Traigo este tema a colación, por la experiencia de haber pasado por el proceso de certificación como Coach Ontológico hace cuatro años. Durante este proceso, aprendí una lección muy importante, relacionada con la posibilidad del cambio de la mentalidad de una persona.

Todos traemos una historia que influye en la manera como nos paramos en el vida y actuamos e interpretamos nuestra realidad. Sin embargo, la historia que trae la gente en su vida no es inmutable, se puede modificar. A partir de la “declaración de un quiebre”, que el Coach busca generar, se utiliza un evento significativo que le permite a la persona salir de su zona de transparencia, y lo obliga a contemplar nuevas posibilidades hacia adelante. En este proceso, el papel del Coach es el de ayudar a esta persona a construir una nueva historia y lograr un cambio de mentalidad. Un ejemplo: alguien, que se veía como víctima de una mala relación, puede salirse de esa historia, y atreverse a contar una nueva, utilizando un lenguaje diferente, que le facilita poder actuar en esa dirección. Hay que recordar que el lenguaje es acción y de ahí su importancia.

Teniendo en cuenta lo anterior, es más fácil entender el porqué necesitamos construir en Colombia una nueva narrativa, para superar más de seis décadas de violencia y muerte, que han marcado el imaginario de tres generaciones. Hay que superar la historia, donde el uso de la violencia se ha utilizado como instrumento político, que es precisamente lo que se está negociándose en la Habana, con las FARC.

En una nueva narrativa de futuro para Colombia, es necesario abordar nuestra mentalidad violenta, y “declararla como nuestro quiebre nacional”. La construcción de una nueva historia requiere un cambio de mentalidad individual y colectiva donde la violencia no sea el actor principal. En este sentido, yo argumentaría que la sociedad colombiana, necesita un proceso de Coaching para sostener lo que surja mas adelante de la Habana.

Una característica de nuestra mentalidad en Colombia es que no pensamos en grande. El diseño de nuestras ciudades es un reflejo de esta realidad. Obras como el Metro en Bogotá, llevamos sesenta años discutiéndolo, y se nos convierten en un reto faraónico que nos cuesta mucho trabajo abordar. Tomando este ejemplo como referencia, le hago caer en cuenta al lector lo siguiente. En todas las noticias sobre este proyecto de escasos 29 km, y que apenas resuelve el 5% de los viajes del transporte masivo que necesita la ciudad, ha estado ausente la visión grande para entender que la verdadera solución debe de tener un tamaño por lo menos cuatro veces más grande, si queremos resolver de verdad el problema. ¿Ha escuchado usted a alguien que levante la mano y cuestione esta falencia?.

Ahora, cuando una comunidad comparte una serie de supuestos y de creencias, que definen el como piensan y como actúan, estamos hablando de la cultura que esta tiene, que a su vez, establece los comportamientos y los hábitos que son aceptados, o rechazados, dentro de la misma. “El bobo se come al vivo”, “el mundo es de los vivos”, “la plata es para gastarla”, “ojos que no ven, corazón que no siente”, ” no dar papaya”, son expresiones lingüísticas que reflejan la cultura del atajo, que ha permitido el desarrollo a su vez, de una cultura mafiosa y donde la corrupción se acepta sin cuestionar.

Un elemento fundamental de la cultura son los valores que se practican en la sociedad. Por ejemplo, si en una sociedad se ve a un emprendedor exitoso como un héroe, este modelo de rol se vuelve el faro de referencia para otros que quieren seguir su ejemplo. Pero si se descalifica el éxito que se logra, como resultado del trabajo duro, la creatividad, la perseverancia y capacidad de arriesgar jugando dentro de las reglas de juego establecidas por la sociedad, y se enaltece los logros de un Pablo Escobar, lo que tenemos es una sociedad donde todo vale para enriquecerse.

Este modelo de rol explica la cultura sicarial que se ve en Antioquia y el Valle, principalmente y que permanece después de la desaparición de los grandes capos de la mafia. En este proceso, los medios de comunicación, particularmente los productores de telenovelas, han jugado un papel desastroso, con seriales que para rematar, se han vendido en el extranjero, reforzando la imagen de mafioso y narcos que hemos tenido que cargar los colombianos en el exterior. Y para justificar este proceder, los medios argumentan: “esta es nuestra historia”, como si tuviéramos que cargar con ella como un piano de cola hasta el final de nuestra existencia.

La cultura, entendida de esta manera, define el como nos relacionamos con el mundo y con gentes de otras culturas. Por esta razón, hay un vínculo muy estrecho con el concepto de mentalidad. De alguna manera, también se puede afirmar que nuestra cultura define la forma como vemos nuestra realidad.

Las historias son mecanismos de transmisión cultural desde que el hombre y la mujer están sobre la tierra. De hecho, la tradición oral, ha sido el mecanismo más utilizado para transmitir los valores y las tradiciones, independientemente de la raza o la religión. Por esta razón es tan importante entender el papel que juega la narrativa en la construcción y mantenimiento de un imaginario colectivo. Y al igual que lo mencionaba en el tema de la mentalidad, si se construyen nuevas historias, que generen nuevos imaginarios, es posible que surjan nuevos valores e imaginarios en una sociedad.

Un ejemplo de que es posible el cambio cultural, lo vivimos en Bogotá con Mockus al rededor de una nueva historia de la pedagogía ciudadana. Utilizando el lenguaje de los mimos y las pirinolas, capturó la imaginación y logró modificar el comportamiento de la gente en una urbe que tenía más de seis millones de habitantes, en escasos tres años. Medellin es otro caso, donde a partir de la construcción de la narrativa de la ciudad más innovadora, se está generando un movimiento alrededor de unos nuevos héroes, buscando un cambio de imaginario donde el modelo de rol era Pablo Escobar. Para bien del país, ojalá lo logren para que se canalice la capacidad emprendedora del paisa, hacia la construcción y no la destrucción y la violencia.

Ahora, para sostener en el tiempo estos procesos de cambio de mentalidad y cultura, se necesita el liderazgo colectivo, donde haya personas que movilicen a los demás en esa dirección. Se requieren políticos que comprendan estos fenómenos sociales y se atrevan a desafiar constructivamente los valores establecidos y a contar nuevas historias de futuro que inspiren y enganchen la imaginación de la gente. Sobre los temas de liderazgo he escrito varios blogs en el pasado, por lo que invito al lector que le interesa el tema, a leerlos y los conecte con lo expuesto en este blog.

Todo lo expuesto hasta aquí es fundamental entenderlo para lograr que el proceso de cambio que se va a derribar de lo que está sucediendo en la Habana, sea sostenible en el largo plazo. Quienes tienen la responsabilidad de liderar el proceso desde el sector público, comenzando por el Presidente Santos, deben de hacer mucho más visibles los retos que esto implica, cosa que hasta la fecha, ha brillado por su ausencia. Esto explica el porqué,mal interior del mismo Gobierno y las Fuerzas Armadas, hay una gran desalineación, incomprensión, e inclusive oposición a la política de paz con la cual se dividió al país y se eligió a Santos.

Iniciativas como las que hemos planteado de Innovacion y Educacion puestas al servicio del Desarrollo y La Paz (ver blog sobre el tema), deberían de poderse multiplicar hacia adelante, porque buscan ayudar a sembrar las semillas de una nueva mentalidad y cultura en las generaciones jóvenes en Colombia. Si fallamos en esto, la posibilidad de reproducir los desastres del pasado es demasiado alta, como sucedió en Centro America después de firmada la paz en El Salvador y Guatemala.

Una reflexión final. Para sacar partido de la tecnologías que nos ofrece el siglo XXI, se necesita educar a la gente, y esto es un paso que no se puede saltar. Pero también, se requiere una cultura que valore las ciencias, la ingeniería, las matemáticas, y se cultive una mentalidad emprendedora que acepte el riesgo y el derecho a fallar. Este es el caso de la India, donde comenzaron a invertir en su gente hace años, lo que les permite tener hoy contar con una base muy sólida de ingenieros. Corea, Taiwán y la China son otros ejemplos para analizar y emular.

PD: me llama mucho la atención que mi blog anterior : “La tragedia de Argentina” haya sido validado por los hechos de esta semana: la muerte del Fiscal que denunció a la Presidenta Fernandez por hacer un acuerdo con Irán para tapar su rol en el peor atentado de la historia de ese país hace unos años. Argentina es un excelente ejemplo del problema de haber desarrollado una mentalidad, una cultura y un liderazgo, que le castró las posibilidades de seguir siendo el país de referencia en AL como lo fuera hace un siglo.

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