El arte dramático, un recurso útil en la terapia psicológica

Por: María Margarita Mendoza.

En comunidades vulnerables de Barranquilla se implementa un modelo de dramaterapia para reparar emocionalmente a mujeres que fueron víctimas del desplazamiento forzado. 


Logo UnNorte Universidad del NorteA través de la implementación de un modelo de intervención psicológica que utiliza el arte dramático como herramienta de trabajo, mujeres víctimas del desplazamiento que habitan zonas vulnerables de Barranquilla aprenden a expresar sus emociones de una forma segura, mejoran su autoestima y discuten de forma abierta sus intereses y necesidades.

El proyecto es desarrollado por la estadounidense Jessica Davine, quien tiene una maestría en Dramaterapia de la Universidad Estatal de Kansas, en Estados Unidos, y cuenta con el apoyo de Jorge Palacio, profesor del programa de Psicología de Uninorte.

La dramaterapia es una técnica de intervención psicológica que se basa en utilizar el arte dramático y actividades lúdicas para conseguir efectos terapéuticos en las personas. Se busca que los pacientes tratados puedan expresar más fácilmente sus experiencias traumáticas, para aprender a sobrellevarlas.



“Al igual que las terapias proyectivas que se utilizan en psicología, la dramaterapia permite que las personas se desahoguen y hagan lo que se conoce como una catarsis de su problemas”, explicó Palacio. Agregó que en el contexto colombiano la dramaterapia y sus metodologías no han sido muy exploradas, por lo que el país cuenta con pocos profesionales en este campo.

El trabajo con Davine resultará de gran provecho para generar experiencias de aprendizaje de dicha técnica entre los estudiantes del programa de Psicología. “Esta técnica es una novedad para nosotros, y es una oportunidad de tener nuevas herramientas de intervención con poblaciones vulnerables. A los estudiantes de pregrado interesados en conocer mejor este tipo de técnica los invitamos para que se vincularan con la logística del proyecto”, señaló Palacio.

Nuevas formas para expresarse

En enero de este año, Davine arribó a Barranquilla con la idea de poner en práctica sesiones de dramaterapia para contribuir al equilibrio emocional de las mujeres víctimas del desplazamiento forzado; un tema en el que había tenido experiencia debido a su trabajo previo con mujeres refugiadas e inmigrantes de los Estados Unidos.

Para su trabajo, ella se adentró en varias comunidades, como el barrio Villas de San Pablo, El Bosque y la cárcel El Buen Pastor, donde determinó el contexto y la realidad de estas mujeres. En estos lugares desarrolló varias sesiones de dramaterapia para ayudarlas a manifestar los sentimientos que les generó el desplazamiento, sin tener que decirlo con palabras, sino mediante escenas o a través de la expresión corporal.

“Muchas veces las poblaciones que viven tanto drama no quieren hablar de eso; en cambio cuando están actuando hay una distancia entre su vida real y la expresión que están manifestando, entonces encuentran allí un lugar seguro, y un espacio donde pueden expresarse. Esto es un tema importante en la dramaterapia”, destacó la experta.

La experiencia en Las Gardenias

Con el apoyo logístico del departamento de Psicología de la universidad, esta dramaterapista pudo llevar sus innovadoras metodologías hasta Las Gardenias, urbanización ubicada en el suroccidente de la ciudad, que entre sus habitantes cuenta con un gran número de personas desplazadas, o que anteriormente habitaban en zonas vulnerables del país.

En ese barrio conformó un grupo de 11 mujeres, con edades que van desde los 20 hasta los 74 años, todas con distintas historias personales que incluyen el desplazamiento como el mayor evento traumático de sus vidas; pero que a su vez tienen otros miedos, resentimientos y problemáticas, como relaciones abusivas o de violencia intrafamiliar.

Davine explicó que después de intervenciones semanales de dos horas, las participantes se mostraron más abiertas a hablar, no solo del desplazamiento sino también de todo aquello que querían o necesitaban para sus vidas actuales. En estas sesiones de dramaterapia crearon pequeñas obras teatrales en las que actuaban para ellas mismas, explorando los sentimientos que les había generado dejar sus lugares de origen a través de expresiones corporales.

“En el ambiente de la intervención ellas conocieron que se puede hablar de cómo las cosas se sienten y expresar lo que nos falta y lo que queremos, y así empezaron a mejorar su autoestima y vieron que ahora sí pueden hacer un cambio en sus vidas y luchar por lo que quieren”, dijo Davine.

El progreso emocional de estas mujeres fue constatado semanalmente, a través de conversaciones breves y cuestionarios antes y después de la sesión, para confirmar cómo ellas se sienten con su vida.

Gracias de estas evaluaciones, Davine ha podido encontrar que el cambio más significativo que ellas han tenido gracias al teatro terapéutico, es que ya no quieren seguir viviendo bajo el rótulo de desplazadas o víctimas del conflicto. Quieren ser vistas como mujeres y ciudadanas fuertes e independientes, que buscan empoderarse de sus vidas para tener mejores oportunidades para sus familias y la comunidad.

“Si queremos que los que han sido víctimas del conflicto puedan sanar sus heridas y sean acogidos en la sociedad, tenemos que proporcionarles un lugar de confianza y seguridad para su curación psicológica”, recalcó la experta.


Nota publicada en UnNorte, publicación de la Universidad del Norte, reproducida en PCNPost con autorización


 

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