Los retos para elegir al próximo alcalde de Bogotá

Por: Francisco Manrique.

En una semana más serán las elecciones locales en todo el país. El cubrimiento de los medios en las diferentes partes del país ha evidenciado una vez más, que mientras no tengamos una población más educada, esta será presa de la manipulación y compra de votos al por mayor. De esta manera se perpetúa un proceso de descomposición del proceso democrático, que explica el tremendo desprestigio de los políticos en el país.

De todas las elecciones, la de Bogotá es tal vez la más crítica por varias razones. Como ha sido tradicional, la contienda por la Alcaldía es un trampolín para la Presidencia de Colombia. Y en esta oportunidad no va a ser la excepción. La imposibilidad de lograr un acuerdo entre Pardo y Peñalosa, es la salva con la cual el Partido de la U, el Partido Liberal, y el Cambio Radical, abren el tablero de juego político para el 2018.

Para el Polo Democrático esta elección es crítica, ya que está en juego el dominio que han mantenido por 12 años, de la plaza electoral más importante del país. Esto explica el apoyo tardío de Petro a Clara López, a pesar de las supuestas diferencias insalvables que le hizo renunciar al Polo hace cuatro años, para ganar la elección de Alcalde.

Varios de los principales escuderos de Petro renunciaron hace pocas semanas para apoyar la campaña. La maquinaria burocrática del Distrito, junto con otros recursos, se ha puesto en marcha para evitar perder estas elecciones, que son vitales para la izquierda en el tablero político nacional.

Me han informado que varios periodistas están investigando esta intromisión ilegal de Petro en el proceso electoral. La Silla Vacía, semana.com, El Tiempo y María Isabel Rueda así lo hicieron la semana pasada(ver: Funcionarios de Alcaldía de Bogotá estarían haciendo campaña política). Dado su estilo, no sería de extrañar que violara una vez más las reglas de juego, para garantizar el apoyo posterior de sus ex compañeros de partido, a quienes les pasará la cuenta de cobro para sus aspiraciones en las elecciones en el 2018.

Pero hay otra razón más de fondo para dimensionar el impacto de la elección del Alcalde de Bogotá. No lo es para algunos políticos, para quienes la ciudad es apenas un trampolín para lucrarse, o para sus ambiciones personales. Pero si lo es para quienes hoy padecemos esta ciudad.

Hoy vemos claramente los resultados del desmadre y la incompetencia que hemos padecido durante doce años, donde la izquierda desperdició su gran oportunidad. Durante estos años, han dejado como legado, el saqueó más descarado de los recursos de la ciudad, e innumerables problemas por falta de una buena gestión, en áreas vitales como la movilidad y la seguridad. La magnitud de lo anterior, lamentablemente desdibujó algunos logros importantes en el campo social.

En este panorama tan crítico para Bogotá, lo que está en juego es el cambio de trayectoria que ha tenido la ciudad durante estos largos doce años, y que se han sentido como una eternidad. Especialmente, si se tiene en cuenta los cambios que se han dado en el mundo, y que imponen un manejo mucho más profesional, de una urbe tan compleja, como es la nuestra. Mientras Bogotá retrocedía, ciudades como Medellin, Barranquilla, Bucaramanga lograron avances muy importantes.

Individualmente, cada uno de los candidatos más opcionados, son personas con trayectorias y experiencia importante. Tienen cosas favorables pero también limitaciones que hay que considerar.

Rafael Pardo ha sido dos veces ministro, y ha estado vinculado con el mundo de la política desde hace más de dos décadas. Se le considera como un hombre serio, tal vez muy serio, y sin ningún cuestionamiento de su conducta durante sus años en la vida pública. Sin embargo, en privado, quienes lo conocen, dicen que tiene un sentido del humor muy fino. También, que le gusta estudiar a fondo los temas que tiene que enfrentar.

En su página web, el candidato plantea firmeza, serenidad y gerencia, como bases para su propuesta para la ciudad. Evidentemente para manejar el legado que deja Petro, estas respuestas a los reclamos de la gente, son muy importantes más no suficientes. Bogotá necesita un cambio de modelo, y por lo tanto, una visión del mismo y un liderazgo muy importante desde la figura de autoridad que es el alcalde de la ciudad.

La pregunta que algunas personas albergan, es si tiene la capacidad de liderar el cambio de rumbo de la ciudad, tomar las decisiones duras que son necesarias, y lograrlo sin quedar amarrado por los compromisos políticos, con los partidos que lo apoyan. Para un cambio de rumbo tan fuerte como el que necesita Bogotá, la capacidad de liderazgo es fundamental.

Clara López, a nivel personal no genera mayor resistencia y logra rápidamente cercanía con su interlocutor. Es una mujer inteligente, cuyo apellido está amarrado a la historia de las élites políticas que han manejado a Colombia, por muchas décadas. Ha estado vinculada a la política desde muy joven. Sin embargo, como Secretaria de Gobierno, fue parte muy importante de la administración del ex alcalde Moreno, quien robó con su hermano los recursos de la ciudad. Es un hecho en su hoja de vida política, que no es nada fácil de borrar. Ella lo reconoce en la entrevista que le hicieran en Semana en estos días.

Es evidente que Moreno contó con el contubernio de su partido, quien lo defendió casi hasta el final, a pesar de las evidencias en su contra. Para muchos de sus críticos, es muy difícil de entender que este saqueo hubiera pasado desapercibido para López durante tanto tiempo, dado el cargo tan cercano que ocupó. Pero además, sucedió a Moreno en los últimos seis meses de su periodo como Alcalde, después de que ya había una denuncia formal en su contra por ladrón. Durante su permanecía en este puesto, que se recuerde, no se le escuchó una condena enérgica y creíble por lo que pasó.

Hoy en su campaña, a López la rodean muchos de los mismos miembros del Polo, que fueron parte activa de la administración que saqueó a Bogotá. En estas condiciones, la principal crítica en contra suya es la gente que la rodea, que le impediría romper con ese pasado tan oscuro, cuando el Polo mandaba en la ciudad. Este tema tan crítico, no lo ha enfrentado en sus intervenciones públicas, lo que refuerza la prevención de que su elección podría ser una reedición de las pasadas administraciones de un partido que postró a Bogotá.

Enrique Peñalosa fue el alcalde que durante sus tres años transformó a Bogotá. Después de su retiro, ha buscado ser elegido tres veces más sin lograrlo. Es una persona que ha viajado por el mundo como asesor en temas urbanos y ha estudiado la ciudad por muchos años. Sin embargo, según algunos de sus amigos que lo admiran, también le critican mucho su proverbial terquedad. En esta ocasión se lanzó sin el aval de un partido, pero más adelante logró el respaldo de Cambio Radical y parte del Partido Conservador

Cuando Peñalosa llegó a la Alcaldía en 1998, había recibido la ciudad de su antecesor en unas condiciones financieras y de gestión muy positivas. Además, la crisis económica de ese año, le permitió contar con el apoyo de las mejores firmas y personas que le ayudaron a desarrollar su visión de ciudad, en esa época. Hoy han pasado 17 años y las condiciones son otras. La pregunta que se hacen algunas personas que lo conocen es, si dada la situación actual de la ciudad, Peñalosa podrá lograr el giro que está necesita.

De todos los candidatos, Peñalosa ha demostrado ser un visionario cuando propuso las obras que transformaron a Bogotá en su momento. Ahora propone voltear la cara de la ciudad hacia el río Bogotá. Esa es una propuesta importante. Pero a mí me queda un vacío personal. ¿Cuál es su visión para nuestra ciudad en términos de su desarrollo y el papel principal que debe jugar la Ciencia, la Tecnología y la Innovación. Es el único candidato con quien no pude hablar de estos temas tan importantes.

Francisco Santos, viene de haber sido el Vice Presidente durante los ocho años de Uribe. Quienes lo conocen lo definen como una persona fácil de tratar. Dejó el periodismo por la política, y en el curso de su labor como compañero de fórmula del Presidente, lo acompañó con lealtad.

Ahora que Santos se lanzó para buscar la Alcaldía, de nuevo esa lealtad hacia Uribe lo pone en una posición similar a la de Zuluaga, cuando se lanzó a buscar la Presidencia contra Juan Manuel Santos. Hay la creencia de que se estaría eligiendo a Uribe como alcalde en la sombra de Bogotá. Y también, si en caso de lograr ser elegido, sus posiciones, para algunos frenteras, para otros irresponsables, no polarizarían a un más a la ciudad, como lo hizo Petro en su momento. Desafortunadamente, esa es la imagen que ha construido el Centro Democrático, partido que lo apoya.

Como se ve, la decisión que tienen los que van a votar en dos semanas para elegir a quién va a tener la responsabilidad de enderezar a Bogotá, tiene varias opciones que son muy diferentes. Lo único que no lo es, es que quien llegue al Palacio de Lievano, tendrá las manos llenas. Y para mí el mayor reto será, lograr un equilibrio entre resolver los problemas inmediatos, y los que se necesitan enfrentar para cimentar un futuro sostenible, para una mega urbe que en muy pocos años será nuestra ciudad.


Imagen: Palacio Líévano, Alcaldía de Bogotá, diciembre de 2009. Foto: Pedro Felipe. CC BY-SA 3.0.


 

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