Los retos de cambio para las universidades – Parte II

Por: Francisco Manrique.

Los retos de cambio para las universidades – Parte I


Hasta no hace mucho, las universidades jugaban el papel de “proveedores de entrenamiento académico” para unas élites privilegiadas. Hoy, y hacia adelante, su papel debe ser el de “entrenar a la gente” para que sean relevantes en la fuerza laboral de un país. Evidentemente, cada vez más se escuchan los reclamos desde las empresas, sobre la calidad de la formación de los estudiantes que salen de las aulas universitarias. Hay un consenso, de que los egresados, no salen preparados para enfrentar las nuevas realidades nacionales ni globales. Es necesario hacer posteriormente un gran esfuerzo, para suplir las deficiencias que dejan las universidades.

El punto anterior ha quedado una vez más evidenciado en el informe del Concejo Privado de Competitividad de este año, presentado hace dos semanas, en el cual el 47% de los empleadores reportan dificultades para encontrar talento humano acorde a las necesidades actuales.

Según lo explicaba el conferencista: “hemos perdido el guión. ¿Cuántos de los graduados están preparados para ingresar de manera efectiva en la fuerza laboral? Hemos exagerado el medir el éxito por el número de ingresados y de graduados. No estamos preocupados por la calidad porque los subsidios que recibimos se pueden disminuir”. En el criterio del conferencista, las universidades no están respondiendo a la altura de los retos de la economía del conocimiento. Sus currículos y métodos no están alineados con los desafíos nacionales y globales. Ante esta realidad, la universidad debe ser mucho más emprendedora en el desempeño de su rol en la sociedad actual.

Para lograr este cambio en la mentalidad universitaria emprendedora, el Profesor Deresh Ramjugernath, propone seis elementos: liderazgo y gobernanza, capacidad de incentivos, vincular el emprendimiento en la enseñanza y el aprendizaje, asociación con los actores relevantes, y la internacionalización.

El liderazgo y la gobernanza se logran, cuando los conceptos de emprendimiento e innovación dejan de ser buenos discursos, y se convierten en temas centrales de la agenda universitaria a todos los niveles, lo que permite que se vivan a su interior. Para lograrlo, se debe de contar con un portafolio de proyectos que convoquen a todas las áreas y carreras a su alrededor. En ese contexto, la universidad también debe de ejercer el liderazgo para promover una agenda común en estos temas con el sector público y empresarial .

En relación a los incentivos, la investigación está motivada por el número de publicaciones indexadas en revistas internacionales. Deben de cambiarse los estímulos para que haya una mentalidad más emprendedora e innovadora. Ahora bien, nunca se debe de perder de vista que esto implica inversión y una visión de mediano y largo plazo para poder cosechar los resultados. En el proceso, se debe romper la cultura de silos uniendo diferentes disciplinas, para que, quienes salen de la Universidad, tengan la flexibilidad de moverse en cualquier contexto.

La Universidad de MIT hace tiempos entendió que el emprendimiento no puede enseñarse por personas que no lo han practicado. A investigadores, que han sido exitosos convirtiendo sus ideas, fruto de la investigación en nuevas empresas, les autorizan seguir vinculados a la universidad, y los apoyan en los nuevos emprendimientos. También, promueven la colaboración entre diferentes disciplinas y proyectos de investigación. El mensaje es muy poderoso por el ejemplo que dan.

Pero igualmente el espíritu emprendedor debe de permear la organización universitaria, incentivando la toma de riesgo, la resiliencia, la persistencia, la pasión por lo que se hace. Son valores que tradicionalmente no se encuentran en la cultura conservadora de las universidades. Esto se debe de traducir en aproximaciones innovadoras y nuevos emprendimientos para cambiar los métodos de enseñanza en un mundo donde la tecnología tiene un gran impacto. Es el reconocimiento al cambio en la forma en que hoy los estudiantes aprenden. Pero también, porque se entiende que el ambiente y la cultura que se respira al interior de la universidad, debe ser coherente con la formación que se quiere transmitir.

Bajo las premisas anteriores, la universidad debe buscar establecer las relaciones, y las alianzas necesarias con actores externos, que le permita acelerar los cambios en la organización y en su mentalidad, usando la colaboración y el intercambio de conocimiento. Es una decisión, que busca combatir la cultura tradicional de torre de marfil, y que impera por lo general en los centros universitarios.

Finalmente, una agenda de innovación y emprendimiento, se puede acelerar abriendo la universidad al mundo, propiciando la movilidad de estudiantes, académicos e investigadores.

El último mensaje que dejó el profesor Ramjugernath: “las universidades deben de evolucionar de la enseñanza , el aprendizaje, y la investigación, para ser impulsoras de la innovación y el emprendimiento. De esta manera las instituciones de educación superior estarían ayudando a los desafíos socioeconómicos de su comunidad”.


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