Los escenarios de futuro que van a afectar a Bogotá – I Parte

Por: Francisco Manrique


Hoy se viene realizando un ejercicio de escenarios para Bogotá, promovido por la Cámara de Comercio y la Alcaldía, con el apoyo del Centro de Gestion y Liderazgo, cuyos resultados se divulgarán mas adelante cuando así lo considere el grupo promotor. Sin embargo, mientras esto sucede, me parece pertinente ir ambientando la importancia de este ejercicio y los resultados que se tengan mas adelante.

En un ejercicio de escenarios, es muy importante entender varios temas que son necesarios para el éxito del mismo. Por ejemplo, que los escenarios sean novedosos porque aportan nuevas perspectivas, que sean relevantes para abordar el tema de preocupación que se busca abordar, que sean sustanciosos para que permitan mejorar el entendimiento del mañana, y que sean pocos para que ayuden a iluminar los puntos ciegos, que no son fáciles de percibir.

Pero también, es muy importante entender, que buscan mostrar lo que puede suceder en un plazo normalmente proyectado a diez años o más, y no lo que uno quisiera que sucediera en el futuro. Tampoco es un ejercicio para definir la visión de una organización, de una comunidad, o una ciudad, aunque si es un material muy valioso para lograrlo, así como para establecer estrategias hacia adelante. El foco del ejercicio está en los factores externos que están fuera del control del cliente, en este caso Bogotá.

Uno de los temas más importantes para escribir una historia del futuro, como lo es un escenario, es el poder incorporar las tendencias que hoy se perciben hacia adelante. Algunas de ellas, aparecerán en todos los escenarios, como puede ser el caso de la variable demográfica que puede ser predeterminable. Hay otras tendencias cuya evolución es impredecible, pero que si llegaran a suceder, tendrían gran impacto en el escenario propuesto.

Con el fin de ilustrar al lector sobre algunas de estas tendencias que hoy se ven y que tendrán un impacto cada vez mayor en ciudades como Bogotá, voy a compartir el resultado de una pequeña investigacion que he hecho al respecto, obtenida de diferentes fuentes, como el Economist, McKinsey, y un trabajo realizado del impacto de las tendencias mundiales para la ciudad de Barcelona, con motivo de la validación de su visión 2020.

Tomando como referencia estas fuentes, las siguientes tendencias tendrían un gran impacto en el desarrollo de una ciudad como Bogotá. Veamos

1- La conformación acelerada de grandes centros urbanos y el crecimiento de nuevas aglomeraciones, especialmente en Asia y África. De acuerdo con las proyecciones, en el 2025 se esperan 136 nuevas ciudades. En ese año habrán 29 ciudades con más de 10 millones de habitantes, casi el doble de lo que había al iniciar el siglo XXI !!!. En este escenario de crecimiento, los corredores urbanos, que se desarrollan alrededor de líneas de transporte, serán los conectores que vincularan polos de desarrollo económico. Este tipo de aglomeraciones urbanas serán claves para el desarrollo socioeconómico mundial.

En este escenario de grandes mega urbes, sus conexiones internas e internacionales, serán críticas para la movilización de talento, ideas, información y oportunidades, temas vitales para el crecimiento. El tamaño, la densidad y la distancia con otras urbes, serán cada vez unos factores críticos como resultado de esta tendencia.

El impacto de la huella ambiental de estas grandes urbes, hace que el tema regional sea vital para su desarrollo por los retos ecológicos, el uso del suelo y la gobernabilidad de estos territorios. El planeamiento bien hecho tendrá cada vez mas importancia, para evitar que los procesos de crecimiento se salgan de las manos, así como la calidad de la gestión pública con una participación activa y creciente de otros actores de la sociedad.

Otra característica que será creciente, es el de la dispersión urbana, tendencia que ya se puede ver en la region de la Sabana de Bogotá. La construcción de extensas zonas residenciales de baja densidad, generan problemas de conectividad y de todo tipo de servicios, benefician principalmente a los estratos medio altos de la población, pero aceleran el fenómeno de la segregación social.

Como en otros ejemplos alrededor del mundo, esta tendencia está motivada por la necesidad de buscar una mejor calidad de vida, así signifique un sacrificio de tiempo en el transporte, porque la mega urbe muestra señales de deterioro crecientes que afectan directamente al ciudadano. Pero en el caso de Bogotá, este fenómeno no es exclusivo de las clases más pudientes. De hecho, la falta de suelo urbano, ha disparado los precios de la vivienda, lo cual ha impulsado a los promotores a buscar zonas en la region, para ofrecer soluciones mas económicas. No se vislumbra un cambio mientras mantengamos las reglas de desarrollo que impiden la habilitación de nuevos suelos, a precios razonables.

Pero también, habrán ciudades que no pudieron acomodarse, y perderán población reduciendo su tamaño e importancia, como es el caso de Detroit, Belfast y Glasgow. Esta es otra tendencia que ya se ve claramente y que afectará muchas ciudades en el mundo.

Es importante anotar que el crecimiento acelerado de las ciudades, sin tener garantizado fuentes de oportunidad de trabajo de valor agregado, estará generando urbes con problemas monumentales de informalidad y cordones de miseria, como sucede en la actualidad en el África. Esto es contrario a lo que sucede en la China, donde el crecimiento ha venido acompañado de numerosas oportunidades de trabajo.

Pero hacia adelante, las ciudades de menos de un millón de habitantes, jugarán un papel cada vez más relevante. El 60% de la población mundial vive en ellas. Su tamaño les permite mucha flexibilidad para planear su crecimiento ordenado, así como adaptarse a los cambios del entorno. Es interesante ver como se han venido generando redes de cooperación entre ciudades de este tamaño, particularmente en Europa, como es el caso de Nordic Cities Network, o Eurotowns. Es la manera de defenderse del impacto de las grandes urbes.

Una tendencia muy importante es el reconocimiento de estas ciudades medianas y pequeñas  en el funcionamiento de las regiones metropolitanas, para ayudar al ordenamiento del territorio y como corredores urbanos.

Otra tendencia importante es que tener un buen diseño y planeamiento urbano, no es suficiente si no viene de la mano de un planeamiento económico y de desarrollo territorial adecuados.La complejidad de las grandes urbes así lo impone y el descuidar esta realidad tiene unos costos futuros muy grandes. Cuidar el territorio, como un activo no renovable, es otra tendencia que acompaña lo anterior.

En un próximo blog continuaré con este tema, vital para tener en cuenta en las discusiones que se deben de dar en los próximos meses sobre el futuro de Bogotá y su región.

Y hablando de futuro, capítulo aparte merece el tema del Metro de Bogotá. Me impresionó  mucho leer la argumentación sustentada que escribió Enrique Peñalosa hace unos días en El Tiempo, (ver http://www.eltiempo.com/bogota/enrique-penalosa-habla-sobre-la-movilidad-y-el-metro-de-bogota/14681287 ), así como la entrevista que le hicieran el Gerente del Sistema Metro de Medellin el pasado domingo.

Estas dos voces solitarias, con argumentos de fondo que no he visto desvirtuar, no ven viable la propuesta presentada por Petro, en medio de un coro de gente que sin sonrojarse, dice que debemos invertir más de US 9000 millones para construir 29 Km para movilizar menos de un millón de personas, equivalentes al 5% del movimiento diario de la ciudad !!!.

Como lo demuestra el ex alcalde, la propuesta de Petro inicialmente tendría un presupuesto de US 300 mill/km, mientras que con TM costaría US 20 mill para movilizar un numero similar de pasajeros al de un metro, pero con un costo 15 veces menos !!!. Las alternativas propuestas por Peñalosa de un Metro elevado y por superficie, nos puede acercar a una solución mas viable e integrada con la red completa de TM .

Nadie quiere escuchar sobre otros temas fundamentales, como son los sobre costos que una obra de esta naturaleza tendría , considerando los pésimos suelos de la ciudad y la lamentable capacidad de control y gestión, que ha demostrado la Administracion de Bogotá en la última década.  En el caso de Medellín, el sobre costo fue más del doble de los presupuestado, y la consecuencia es que la ciudad tiene sus rentas pignoradas a la Nación, por más de 80 años.

Tampoco es tema de preocupación, la necesidad  de contar con los recursos para  subsidiar el pasaje y cuyo impacto en las finanzas públicas, no ha sido presentado.

Igualmente, se está vendiendo la idea  que los 29 km propuestos resuelven el problema de la movilidad. Como lo demuestra Peñalosa, esto no es así en las grandes urbes que cuentan con sistemas completos de Metro. En nuestro caso, la primera línea propuesta  es una gota en términos de un sistema que debería tener, por lo menos cuatro veces más kms para lograr un impacto significativo en la movilidad de la ciudad. Es decir, si nos atenemos a los costos presentados, estamos hablando de US 45.000 millones lo que costaría tener el sistema completo, que Bogotá necesita. Al paso que vamos, ni mis bisnietos lo van a ver.

Para no hablar que, embarcarnos en esta obra del Metro, nos alejaría  de contar con los recursos urgentes para hacer lo básico: reparar la desastrosa malla vial que es una vergüenza y un peligro para quienes la padecemos todos los días y el dinero para completar las dos terceras partes del sistema de Transmilenio, que las administraciones de los últimos diez años, paralizaron de manera irresponsable.

Hablando de escenarios, el de la movilidad de la ciudad pinta cada día mas negro sin una solución estructural, integral y viable financieramente, hacia el futuro. Amanecerá y veremos seria el nombre que yo le daría a este escenario que lamentablemente ya es una realidad.

Ver segunda parte: Las tendencias de futuro y su impacto en Bogotá – II Parte

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