El Libertador en Santa Marta

(A propósito del 185 aniversario del fallecimiento de Simón Bolívar)

Por: Carlos Guevara Mann.

Hay en el hermoso Parque “Bolívar”, de Santa Marta, una magnífica estatua ecuestre del héroe máximo de la independencia sudamericana. Obsequiada por Venezuela en 1953, está dedicada al “Libertador de cinco repúblicas” (Colombia, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela) y fundador de Bolivia.

Simón Bolívar no liberó a Panamá. En 1821, el istmo deshizo por sus propios medios los vínculos que durante tres siglos lo mantuvieron atado a España, desde que el conquistador sevillano Rodrigo de Bastidas avistó el litoral panameño en 1501. Años más tarde, en 1525, el mismo Bastidas fundó Santa Marta.

Por voluntad propia, Panamá se unió a la república creada por Bolívar, hoy conocida como “Gran Colombia” (para diferenciarla de la actual República de Colombia). Esa entidad política comprendía los territorios españoles de la Capitanía General de Venezuela, la Presidencia de Quito y el Nuevo Reino de Granada.

La Gran Colombia existió hasta 1830—el año en que el Libertador expiró en Santa Marta—tras la separación de Venezuela, Ecuador y Panamá. El istmo se unió a la República de Nueva Granada (Colombia) en marzo de 1831, pero en tres ocasiones posteriores volvió a separarse, última y definitivamente en 1903.

Aun cuando los ejércitos bolivarianos no participaron en la liberación del istmo, Panamá reconoce a Bolívar como propulsor del gobierno republicano, sistema político que reemplazó al despotismo español una vez se aseguró la independencia. Cuando algunos patriotas aspiraban a establecer monarquías autóctonas, el Libertador se opuso con vehemencia.

Insistió en la adopción del sistema republicano incluso cuando se le ofreció el trono directamente. “Aceptar una corona”, dijo, “sería manchar mi gloria; más bien prefiero el precioso título de primer ciudadano de Colombia”. Es paradójico que, luego de su muerte, más de un autoproclamado “bolivariano” haya atentado contra el gobierno republicano para establecer autocracias que no se concilian con la propuesta republicana del Libertador.

Tras renunciar a la presidencia y abandonar Bogotá en mayo de 1830, los últimos días de Bolívar transcurrieron en la costa caribeña de Colombia. En Sabanilla, simpática playa cercana a Barranquilla donde están los campos de golf del Country Club, un pequeño monolito de hormigón, pintado con los colores de la bandera colombiana, conmemora el paso del Libertador, el 28 de noviembre de 1830. En esa fecha se embarcó hacia Santa Marta, adonde llegó el 1 de diciembre.

Desde entonces hasta su fallecimiento, en la hacienda de San Pedro Alejandrino, situada en las afueras de la ciudad, estuvo al cuidado del médico francés Alexandre Prosper Révérend, quien hizo lo que pudo por aliviar la implacable tuberculosis del Libertador. Así consta en el pormenorizado diario que el Dr. Révérend publicó en París, en 1866.

El 17 de diciembre—185 años atrás—Bolívar expiró en su modesta habitación de la Quinta de San Pedro Alejandrino. “Mis últimos votos”, dijo en su proclama final, “son por la felicidad de la patria”, esa patria que forjó en pos del ideal republicano que sostuvo desde los inicios de su gesta libertadora.

(versión modificada de la publicación en Revista Elite, diciembre de 2015)

Imagen página de Inicio: Quinta de San Pedro Alejandrino, tomada de www.museobolivariano.org


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