Las ideologías en la educación – Parte I

Por: Francisco Manrique.

Estuve en estos días en una presentación corta de un experto israelí sobre educación. En esta oportunidad el mencionaba que hay tres Meta-Ideologías que definían caminos distintos para los procesos educativos.

La primera es la socialización que busca adaptar al estudiante a la sociedad generando en él comportamientos útiles. La segunda es la aculturización que busca moldear el carácter del estudiante, a la luz de los valores de la cultura imperante. La tercera es la individualización que busca promover la autonomía y la autenticidad en el estudiante.

El planteamiento del expositor es que el sistema educativo debe de definir cuál es la ideología prevalente, para orientar las políticas y las acciones que deben enmarcar la educación de los niños y los jóvenes en el país. En su concepto esta decisión no se ha tomado en Colombia.

Veamos en detalle las consecuencias de cada una de estas alternativas.

La socialización busca que el estudiante sea capaz de adaptarse a una sociedad cada vez más compleja. En este entorno, es necesario desarrollar un mínimo de comportamientos que son indispensables para convivir con sus semejantes. Esto implica aprender a colaborar con otros a pesar de sus diferencias, en un mundo cada vez más ínterconectado y diverso. En estas condiciones, los conflictos son inevitables, pero una educación orientada a la socialización, debe preparar al estudiante para manejarlos sin recurrir a la violencia, la descalificación o la fuerza.

Hoy vemos en la realidad colombiana, evidencias claras de la violencia cotidiana, y de la incontinencia verbal descalificadora y soez, por parte de nuestros políticos y funcionarios públicos. Estas evidencias apuntan a que, nuestro sistema educativo, no está haciendo su tarea de formar ciudadanos capaces de dirimir sus diferencias ,sin recurrir a estos métodos para acabar con el otro.

Pero tampoco, estamos formando personas que demuestren comportamientos colaborativos ni incluyentes. Esta triste realidad está en el corazón del proceso de paz, donde el problema no es solamente las FARC, sino de los comportamientos intolerantes, que en buena medida ha reproducido la educación en Colombia.

El problema que surge de esta realidad es doble. Primero, por los altísimos costos que ha producido la violencia en nuestro país y la descomposición ética de nuestra sociedad. Jalamos el gatillo ante cualquier diferencia. Esta dinámica se manifiesta en las noticias aberrantes, donde el uso de la violencia es el pan de cada día, pero también lo es, la indiferencia cada vez más asquienta de la gente ante esta realidad.

Hay una segunda implicación muy grave para nuestra sociedad. En la economía del conocimiento, es cada vez más importante que hayan unos comportamientos asociativos, basados en una cultura de confianza, donde hay respeto por unas normas mínimas de convivencia, dentro de una marco legal acatado por todos. Este es el contexto que demuestran las sociedades y las economías más avanzadas del mundo. Al buscar entrar Colombia a la OCED, los comportamientos descritos que deben demostrar los ciudadanos son fundamentales. Por ende, es clave el papel que juega del sistema educativo en su formación. Los hechos demuestran que no esta haciendo bien la tarea .

Por todo lo anterior, no es sorprendente que esta ideología recibiera la más baja votación, en la reunión donde había un grupo mayoritario de educadores y de personas relacionadas con el tema. Las consecuencias saltan a la vista: la realidad colombiana es un reflejo de la pobrísima valoración que le damos a tener ciudadanos capaces de convivir productivamente en sociedad manejando sin violencia sus diferencias.

Ahora veamos la ideología de la aculturización. Su propósito es moldear el carácter del estudiante de acuerdo a los valores de la cultura imperante.

En la actualidad, podemos observar que la cultura que se ha venido entronizando en Colombia es la del atajo, la desconfianza en las instituciones, la descalificación del otro, el desprecio por la vida, el irrespeto por las normas y la impunidad. No hay una sanción social, ni se paga un alto costo cuando esto sucede. Lo que me lleva a hacer la siguiente pregunta: ¿Qué responsabilidad le cabe al sistema educativo nuestro en esta descomposición social tan grande?

Aquí quiero recordar un aparte de mi blog publicado en noviembre, sobre la Ética y la Corrupción, por su pertinencia en relación a la formación del carácter y lo que esto implica en términos prácticos al utilizar la aculturización en el sistema educativo.

“Decía la Dra Adela Cortina, experta en temas de ética, que este es un tipo de saber que busca: “orientar la acción humana en un sentido racional, es decir, pretende que obremos racionalmente”. Por lo tanto, es algo muy práctico dirigido a la acción, que nos invita a discernir lo que debemos de hacer, para orientar nuestra conducta. Esto implica el deliberar antes de tomar buenas decisiones, lo que significa elegir bien y actuar consecuentemente. Con el tiempo y la práctica, esto ayuda a forjar el carácter de una persona. De ahí su importancia”.

 


Leer Las ideologías en la educación – Parte II – domingo 24 de mayo, 2015


 

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