La vocación corrupta de la política colombiana

Por: Edwin Caicedo Ucros.

El país se ha visto siempre sumido en hechos de cooptación, clientelismo, sobornos y cohecho, por lo que expertos coinciden es que es necesario hacer frente a esta problemática con ayuda de la sociedad civil, el sector público y privado.


Logo UnNorte Universidad del NorteDesde el proceso 8000 Colombia ha conocido diversos escándalos de corrupción que le han costado billones de pesos al erario público. Colombia pierde al año aproximadamente 50 billones de pesos, según declaraciones del contralor general de la República, Edgardo Maya Villazón. Dinero suficiente para pagar las mesadas de todos los pensionados del país durante dos años.

Por otro lado, según el índice de transparencia de las entidades públicas (ITEP) 2014, realizado por la Corporación Transparencia por Colombia, las contralorías, entidades encargadas de la vigilancia y control del gasto público, son más propensas a la corrupción que las mismas instituciones que deben vigilar. El documento detalla que solo dos contralorías departamentales (Meta y Huila) de las 32 evaluadas tienen riesgo moderado a ser corruptas.


Odebrecht corrupción

AFP PHOTO / NELSON ALMEIDA


El profesor e investigador del departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de Uninorte, Ángel Tuirán, asegura que la corrupción en el país viene dada históricamente. Este señala tres tipos de clientelismo que se han presentado con el paso del tiempo, desde la llegada de los españoles hasta las campañas políticas de hoy día.

Por un lado, el clientelismo tradicional, existente desde antes de la configuración de los partidos políticos; por otro lado, el clientelismo moderno, que está entre la etapa del Frente Nacional y unos años después, cuando conservadores y liberales se repartían el poder y los recursos del país; y finalmente, un clientelismo de mercado, que se empieza a dar luego del 91, cuando la descentralización de los poderes llevó a que las grandes empresas pagaran campañas políticas y posicionaran gobernantes, para luego cobrar a través de millonarios proyectos de obras públicas.

Tuirán advierte que se necesita una “higiene de la política nacional”. El proceso coyuntural que atraviesa actualmente el país obliga a que los escándalos de corrupción no mengüen ni salpiquen el proceso de paz, proyecto que Colombia no debe olvidar.

“Si bien la corrupción sigue siendo quizá la más grande problemática que ha tenido Colombia y Latinoamérica, no se puede crear paz en los territorios cuando existen desigualdades sociales tan abismales que se perpetúan gracias a hechos como estos”, dice.

La corrupción se hizo norma

En un informe emitido por la organización Transparencia Internacional en 2016, se detalla que el Índice de Percepción en Corrupción en el país no ha variado casi nada desde 1995, fecha en la cual se realizó el primer estudio. Con una puntuación de 37 sobre 100 en el año 2016 —donde 0 es muy corrupto y 100 ausencia de corrupción— el país permanece con un bajo puntaje en materia de afectación en la gestión pública.

La organización no gubernamental también entrega un conjunto de recomendaciones, donde especifica que es imperativo realizar investigaciones profundas y sancionar efectivamente para lograr una disminución en la corrupción, y permitir así un mayor crecimiento y desarrollo económico del territorio.

Señalan que no basta solo con hacer ajustes a la normatividad anticorrupción, sino que es obligatorio implementar reformas sistémicas que permitan contrarrestar el desequilibrio entre poder y riqueza.

Al respecto, Tuirán afirma que en principio, lo primordial sería que “dichas reformas incluyan la divulgación, a través de registros públicos, de quiénes son los titulares de las sociedades” que financian a los políticos corruptos. Además de que se sancione a quienes facilitan el traspaso de dineros de forma ilegal.

Estamos muy lejos de alcanzar la resolución de problemas como el clientelismo y la cooptación. Sin embargo, la bandera de los presidenciables es actualmente la consecución de un estado libre de corruptos. Por lo que el investigador y doctor en derecho público, insiste en la obligatoriedad del debate de estos temas sin dejar de lado la paz. Y aclara que debe existir una unión entre todos los sectores, donde la educación y la sociedad civil juegan un papel fundamental en la búsqueda de una sociedad más transparente.

Herencia maldita

Por su parte, el doctor en ciencias políticas y profesor de Uninorte, Carlos Guzmán, sostiene que la corrupción es tan antigua como la historia misma. Según él, el hombre ha corrompido desde siempre las diferentes instituciones —aun sin tener percepción de ello—, buscando su beneficio.

Guzmán señala que entre los factores que podrían explicar la corrupción y el clientelismo político están los altos costos de las campañas electorales, la debilidad financiera de los partidos políticos, el régimen mixto de financiación de campañas —donde a pesar de que se establecen límites estos no son respetados—, la forma de contratación pública y la ineficiencia del aparato de justicia.

También concuerda en que venimos de una herencia corrupta, que se puede mirar históricamente con mayor presencia en la época del Frente Nacional, cuando los partidos equitativa y paritariamente se dividían el gobierno y los recursos que provenían del pueblo.

“No es un problema coyuntural, es un problema estructural que está en las r a í c e s m i s m a s de nuestro sistema político y social. Un problema de esta naturaleza no puede ser resuelto en cuatro años. Es un trabajo continuo en el que no solamente las instituciones políticas sino que también el conjunto de la ciudadanía debe esforzarse en transformar una práctica que ha sido una de las mayores enfermedades del país”.

El politólogo señala que es necesaria “una cruzada por la probidad” que permita hacer transparente el ejercicio de la política, el ejercicio de la administración pública y el manejo de los recursos. “Hoy deberíamos intentar acciones desde los gobiernos locales, distritales, departamentales y nacionales, en una gran cruzada por salvar el sistema político colombiano”.


Nota publicada en UnNorte, publicación de la Universidad del Norte, reproducida en PCNPost con autorización


 

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